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Del “científicamente imposible” al “error humano”: Irán pierde el control de la información sobre el avión derribado

Vigilia celebrada en Teherán por las víctimas del avión derribado.

Javier Biosca Azcoiti

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El miércoles 8 de enero cae un avión de pasajeros en Teherán pocos minutos después del despegue y fallecen las 176 personas a bordo. Durante tres días, las autoridades iraníes mantienen que ha sido un fallo mecánico y que es “científicamente imposible” que uno de sus misiles hubiese derribado el avión. El sábado cambian de versión y acaban reconociendo que han sido ellos. El incidente aéreo ha puesto en evidencia la pérdida de control sobre la información que con tanto empeño ha intentado dominar durante cuatro décadas.

Un vídeo de 39 segundos enviado a la CNN y al New York Times y publicado el jueves 9 de enero ayudó a forzar ese cambio de versión. Este miércoles, la Guardia Revolucionaria de Irán, responsable de aquel lanzamiento, ha anunciado el arresto del autor del vídeo en el marco de la investigación de “las causas y los factores involucrados” en el incidente.

Sin embargo, Nariman Gharib, el periodista iraní radicado en Londres que recibió el vídeo de una fuente en Teherán y que lo envió a los medios, ha negado que su fuente haya sido detenida. “Han arrestado a la persona equivocada en relación al vuelo 752 en Irán. La fuente del vídeo está a salvo y puedo asegurar que la Guardia Revolucionaria está orquestando otra mentira”, ha afirmado Gharib. “Han matado a 176 pasajeros en un vuelo comercial. Esa es la verdadera historia”.

“Estoy pidiendo a Justin Trudeau y al Ministerio de Exteriores de Canadá que se metan en esta situación y pidan a las autoridades que liberen a las personas que tienen erróneamente bajo custodia. Mi fuente, que es un héroe, está a salvo. En cualquier caso, ¿por qué tienen que detener a esta persona?”, ha afirmado.

El domingo, el general Husein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, afirmó en el Parlamento que no fue la presión nacional e internacional la que forzó el cambio de versión, sino que la investigación todavía no había concluido. “Nosotros mismos fuimos la fuente de esta hipótesis de que nuestro misil derribó el avión. Si no lo hubiésemos abordado, nadie se habría dado cuenta”, afirmó.

Sin embargo, entre que empezó a circular la versión de los misiles y que Irán reconoció la autoría, Hesameddin Ashena, uno de los asesores más cercanos del presidente iraní, Hasán Rohaní, publicó en Twitter un mensaje dirigido a los periodistas iraníes en el extranjero: “Aviso. Este es un aviso a los empleados iraníes de medios de comunicación en persa para que no participen en la guerra psicológica con el avión ucraniano y eviten cooperar con la 'iranofobia'”. Minutos después matizó sus palabras: “No se confundan, un aviso nunca es una amenaza. Sean iraníes y defiendan a la gente de su país y a la verdad en esta guerra informativa”.

“Esta amenaza es un recordatorio de la censura que Irán impone a los periodistas en Irán y en el extranjero. Las autoridades deberían dejar de atacar a los medios y permitirles informar libremente sobre asuntos que afectan a la vida de sus ciudadanos”, denunció Sherif Mansour, coordinador de Oriente Medio del Comité de Protección de Periodistas. Reporteros sin Fronteras también condenó el mensaje de Ashena.

Además de los periodistas iraníes en el extranjero, el Gobierno también ha recibido un golpe de periodistas de medios públicos en Irán. “Pido perdón por mentirles en televisión durante 13 años”, afirmó una periodista de la corporación estatal de radio y televisión al anunciar su dimisión. “Nunca volveré a la televisión, perdóneme”, señaló otra compañera. El sindicato de periodistas de Teherán también envió una disculpa pública por defender la versión gubernamental. “Estamos celebrando un funeral por la confianza pública. Los primeros ataúdes son para la compañía de radiotelevisión estatal y todos los medios y páginas web”.

“El Gobierno utiliza diferentes tácticas para silenciar a periodistas y controlar la difusión de información como amenazas, acoso, detención de periodistas, bloqueo de páginas web y redes sociales y, por encima de todo, bloquear el acceso a internet durante días en el país”, denuncia Mansour. “Pero creo que a pesar de todos sus esfuerzos, no han logrado sus objetivos de esconder la verdad sobre las protestas pasivas de noviembre y el accidente del avión. Cada vez va a ser más difícil para el sistema intentar esconder los hechos de forma permanente”, añade.

Ataques a periodistas en el extranjero

Irán ocupa el puesto 170 de 180 en el ranking de Reporteros Sin Fronteras y no es la primera vez que el Gobierno intenta controlar la información. No es la primera vez que el régimen lanza este tipo de mensajes a periodistas iraníes en el extranjero. El embajador de Irán en Reino Unido publicó en noviembre coincidiendo con las protestas por la subida del petróleo una serie de tuits contra estos periodistas, a los que acusó de ser “agentes y mercenarios de servicios extranjeros pagados por los enemigos del país”.

“El pueblo iraní nunca olvidará estos días en que canales de televisión enemigos como la BBC, VOA, Manoto e Irán Internacional, subvencionados por el dinero de Gobiernos extranjeros y el grupo Pahlavi, han puesto a Irán en peligro retratando a los manifestantes, que son asesinos e incendiarios, como disidentes políticos”, afirmó el embajador. En las protestas murieron más de 200 personas.

Farnaz Ghazizadeh, periodista de la BBC, es uno de esos periodistas amenazados. “Mi padre de 73 años ha sido convocado e interrogado por las autoridades iraníes porque mi hermana y yo trabajamos en medios de comunicación fuera de Irán. Nuestras familias están bajo presión sólo porque somos periodistas”, publicó el 23 de noviembre.

La activista y periodista iraní Masih Alinejad también ha denunciado este tipo de amenazas. Alinejad ha denunciado que su hermano, en Irán, fue detenido recientemente por el trabajo que hace ella desde EEUU. También ha denunciado que la Guardia Revolucionaria interrogó a su madre, de 70 años, por el mismo motivo.

Alinejad fue una de las impulsoras del movimiento contra el velo en Irán y se ha dedicado a publicar en redes sociales los vídeos de mujeres sin velo que ellas mismas le envían desde Irán. En un intento fracasado por controlar la información, el presidente del Tribunal Revolucionario de Teherán, Mousa Ghazanfarabadi, anunció en julio de 2019 que las mujeres que enviasen vídeos a Alinejad se enfrentarían a condenas de hasta 10 años de prisión. La activista afirmó a eldiario.es que ese día recibió “más vídeos y mensajes que en todo un año”. “Las mujeres no van a dejarse intimidar”, añadió.

Con las protestas de mediados de noviembre por la subida del precio del petróleo, el régimen bloqueó el acceso total a internet. En esta ocasión, Alinejad también se dedicó a recoger testimonios de víctimas y manifestantes y a publicarlos en las redes sociales. El apagón de noviembre fue una acción sin precedentes. “Irán lleva 10 años intentando llegar a este punto en el que pueden cerrar todas las puertas internacionales a internet mientras partes fundamentales de sus sistemas en la red pudiesen continuar trabajando dentro del país”, señala el activista iraní Nima Fatemi, especializado en seguridad y privacidad en internet.

“Ninguno de los bloqueos anteriores fueron tan largos y profundos como este y eso se debe a que los daños colaterales de tales bloqueos fueron mucho más elevados en el pasado”, explica. “Gracias a la política de EEUU todas las grandes tecnológicas han expulsado a los usuarios iraníes de sus plataformas y las tecnológicas iraníes han sido forzadas a llevar sus servidores a Irán. Eso ha ayudado al régimen a preocuparse menos sobre la web global”, concluye.

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