La izquierda da la sorpresa en Guatemala y se mete en la segunda vuelta de las presidenciales
La ex primera dama Sandra Torres Casanova, del partido conservador Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), se sitúa en primer lugar en los comicios presidenciales de Guatemala, con más del 15% de los votos y más del 90% de los votos escrutados.
“Estoy muy agradecida, primero con Dios y luego con la gente que siempre nos ha respaldado y apoyado”, ha dicho Torres en una rueda de prensa en un hotel de la Ciudad de Guatemala. La candidata ha reconocido el gran número de votos nulos (más del 17%) y ha dicho que es un indicador de la falta de confianza de la ciudadanía en el proceso electoral.
La ex primera dama (2008-2012) ha sido la única que ha logrado superar al candidato de izquierda Bernardo Arévalo de León, el segundo más votado con poco más del 12% de los sufragios. Torres Casanova alcanza de esta forma la segunda vuelta de unos comicios presidenciales por tercera vez.
Mientras, Arévalo de León ha sido la gran sorpresa de esta cita con las urnas: el candidato de la agrupación Semilla, nacida de las manifestaciones contra la corrupción que vivió Guatemala en 2015, se situaba en el séptimo u octavo puesto en las últimas encuestas, pero ha ganado apoyo en las áreas urbanas en el último tramo de la campaña y ha logrado acceder a la segunda vuelta.
Arévalo de León ha mostrado su agradecimiento a los que le han votado en su cuenta de Twitter. El hijo del expresidente Juan José Arévalo Bermejo, que gobernó el país entre 1945 y 1951, ha afirmado que “Guatemala votó diferente”.
Una reñida segunda vuelta
Los dos candidatos están lejos del 50% necesario para hacerse con la Presidencia del país en la primera vuelta celebrada ayer, por lo que se enfrentarán en una segunda vuelta, programada para el próximo 20 de agosto.
“Vamos a ganar, contra quien sea”, ha dicho Torres respecto a esa cita electoral. Por su parte, Arévalo de León ha asegurado: “Nosotros no venimos a ganar las encuestas. Venimos a ganar las elecciones”. Asimismo, ha prometido “sacar al país del pantano” si los votantes le eligen en la segunda vuelta de los comicios.
El abogado Manuel Conde, de la agrupación política Vamos, que llevó al poder al actual presidente, Alejandro Giammattei, se sitúa en el tercer puesto con menos del 8% de los votos.
De los 9,3 millones de guatemaltecos llamados a las urnas, más del 41% no fueron a votar, según los datos de participación. En las anteriores elecciones, en 2019, la abstención fue del 38% en la primera vuelta y del 58% en la segunda.
En las próximas horas el Tribunal Supremo Electoral guatemalteco hará oficiales los resultados para la elección de 160 nuevos diputados al Congreso, 20 legisladores al Parlamento Centroamericano y 340 alcaldías municipales, según informa la Agencia EFE.
Clima electoral tenso
Los comicios de este domingo tuvieron lugar en medio de un clima tenso, desde el comienzo de la campaña a finales de marzo, y de múltiples acusaciones contra las autoridades. El Tribunal Supremo Electoral rechazó inscribir las candidaturas de Thelma Cabrera y Jordán Rodas, del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), y la de Roberto Arzú García-Granados y David Pineda, del partido Podemos. Ambas eran críticas con el sistema y se proyectaban como fuertes aspirantes en la contienda electoral.
Al mismo tiempo, ese tribunal permitió la inscripción de Zury Ríos Sosa, hija del dictador acusado de genocidio Efraín Ríos Montt, a pesar de que en Guatemala existe una norma que prohíbe la participación de parientes de golpistas en política. La mujer, que partía como una de las favoritas, ha logrado cerca del 7% de los apoyos.
En los últimos años el país ha pasado de perseguir la corrupción a perseguir a los jueces y fiscales que investigaban los casos de corrupción, y abogados, fiscales y jueces han tenido que huir del país, así como informadores.
Este mes de junio, el periodista José Rubén Zamora, detenido en 2022, ha sido condenado a seis años de prisión por lavado de dinero, en lo que grupos de libertad de prensa han denunciado como un intento de Giammattei de silenciar una de las voces más críticas del país.
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