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La UE cierra sus fronteras a extracomunitarios durante 30 días en una decisión histórica

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la cumbre por videoconferencia con los líderes de la UE, el 17 de marzo de 2020.

Andrés Gil

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Cierre parcial de fronteras de la Unión Europea a los nacionales de terceros países durante 30 días. Sólo podrán entrar en el espacio comunitario quienes demuestren que hay motivos “esenciales” o “circunstancias excepcionales”. Así lo han decidido este martes los líderes de la UE reunidos en una cumbre de urgencia por videoconferencia.

Es una decisión inédita en la Unión Europea.

La decisión de los jefes de Estado y de Gobierno llega después de que varios Estados miembros, una decena, entre ellos España, hayan decidido imponer cierres parciales de sus fronteras interiores.

La medida responde a las directrices de la Comisión Europea, presentada ante los ministros de Interior de la UE, reunidos este lunes por videoconferencia, y pretende reforzar los controles de las fronteras exteriores de la UE para garantizar cierto grado de libertad de movimientos de bienes y personas, uno de los pilares de la Unión Europea.

Pero Bruselas no ha conseguido que el cierre de las fronteras exteriores apaciguara el candado de las interiores, como han hecho países como Alemania, Francia, España, Portugal y Austria, entre otros. Mientras la UE se cierra por fuera, golpea por dentro uno de sus pilares: la unidad interior.

Los jefes de Gobierno también han acordado volver a reunirse la próxima semana por videoconferencia.

En virtud de las directrices de la Comisión Europea, “los Estados miembros tienen la posibilidad de denegar la entrada a nacionales de terceros países no residentes cuando presenten síntomas relevantes o hayan estado particularmente expuestos al riesgo de infección y se consideren una amenaza para la salud pública. Pueden aplicarse medidas alternativas a la denegación de entrada, como el aislamiento o la cuarentena, cuando se considere que son más efectivas. Cualquier decisión sobre la denegación de entrada debe ser proporcionada y no discriminatoria. Una medida se considera proporcionada con la condición de que se haya tomado después de consultar a las autoridades sanitarias y de que haya sido considerada adecuada y necesaria para alcanzar el objetivo de salud pública”. La prohibición para las entradas en Schengen se prevé para 30 días, de momento.

Las directrices de la Comisión Europea sobre medidas de gestión de fronteras interiores, por otro lado, 19 persiguen “proteger la salud de los ciudadanos, garantizar el tratamiento adecuado de las personas que tienen que viajar y garantizar que los bienes y servicios esenciales permanezcan disponibles”.

Así, las personas identificadas en riesgo de propagar el virus en una frontera interior, debe “tener acceso a la atención médica adecuada, ya sea en el país de llegada o en el país de partida, y esto debe coordinarse entre los dos”, dice la comunicación de la Comisión Europea: “La diferencia entre los controles de salud normales y los controles fronterizos es la posibilidad de negar la entrada a personas individuales. A las personas enfermas no se les debe negar la entrada, sino que se les debe dar acceso a la atención médica”.

Bruselas asume que “los Estados miembros pueden reintroducir los controles fronterizos internos por razones de política pública [como ha hecho España], pero deben organizarse para evitar la aparición de aglomeraciones (por ejemplo, colas), que corren el riesgo de aumentar la propagación del virus. Los Estados miembros deben coordinarse para llevar a cabo controles de salud solo en un lado de la frontera”.

“Todos los controles fronterizos deben aplicarse de manera proporcional y con la debida atención a la salud de las personas. Los Estados miembros siempre deben admitir a sus propios ciudadanos y residentes, y deben facilitar el tránsito de otros ciudadanos y residentes de la UE que regresan a sus hogares. Sin embargo, pueden tomar medidas, como exigir un periodo de autoaislamiento, si imponen los mismos requisitos a sus propios nacionales”, explica la Comisión Europea, que afirma: “Los Estados miembros deben facilitar el cruce de los trabajadores fronterizos, en particular, pero no solo los que trabajan en el sector de la salud y la alimentación, y otros servicios esenciales (por ejemplo, cuidado de niños, cuidado de ancianos, personal crítico para servicios públicos)”.

“La libre circulación de bienes es crucial para mantener la disponibilidad de bienes”, insiste la Comisión Europea: “Esto es particularmente crucial para los bienes esenciales, como los suministros de alimentos, incluido el ganado, los equipos y suministros médicos y de protección vitales. En términos más generales, las medidas de control no deberían causar una interrupción grave de las cadenas de suministro, los servicios esenciales de interés general y de las economías nacionales y la economía de la UE en su conjunto. Los Estados miembros deben designar carriles prioritarios para el transporte de mercancías (por ejemplo, a través de 'carriles verdes')”.

“En el mismo sentido”, dice el Ejecutivo comunitario, “el movimiento seguro para los trabajadores del transporte, incluidos los conductores de camiones y trenes, los pilotos y la tripulación aérea es un factor clave para garantizar el movimiento adecuado de mercancías y personal esencial. No se deben imponer certificaciones adicionales a las mercancías que circulan legalmente en el mercado único de la UE. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, no hay evidencia de que los alimentos sean una fuente o una fuente de transmisión de covid-19”.

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