Los brasileños que viven en España, ante la victoria de Bolsonaro: “Amigos gays ya me han preguntado cómo venir”
“Nunca he tenido una vergüenza tan grande”. Es la respuesta de Flavio Carvalho al ser preguntado por la victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones brasileñas. “No soy una persona que tenga ansiedad por volver por la inseguridad y la violencia”, responde este brasileño sobre un posible regreso a Brasil aunque, lamenta, “ahora me reafirmo aún más”.
Se trata de uno de los 20.000 brasileños residentes en España que el pasado domingo estaban llamados a votar a distancia. “No me veo volviendo con mis hijos para convivir allí”, admite pero, en cambio, subraya: “Nunca he tenido tantas ganas de retornar para ayudar”.
“Dos amigos gays ya han preguntado para saber cómo venir a España”, relata otra originaria de Brasil y residente en España, María Dantas, que recuerda que “ya mataron a un amigo, Mestre Moa, en la primera vuelta: un bolsonarista le pegó 12 cuchillazos en la espalda”.
Sobre el día a día, apunta que la llegada del nuevo presidente le “va a limitar muchísimo”: “Ya hemos tenido información de que se va a cambiar las embajadas y consulados con gente a dedo, pro Bolsonaro, algo que no ocurría antes, era gente independiente”.
María recalca que su entorno en Brasil “es de minorías”, por lo que en cualquier momento puede “ocurrir alguna desgracia”: “Habrá muertes, agresiones e intimidaciones, pero tenemos que estar unidos y en la calle”. “Lo bueno de todo esto es que mucha gente se ha despertado”, enfatiza.
“Cuando intentas tranquilizar a familiares y amigos desde fuera de Brasil, es muy fácil hablar y eso me duele mucho”, espeta Flavio sobre el resultado electoral, aunque destaca que “no hay mal que para bien no venga: tengo esperanza de que la izquierda se recomponga, haga una fuerte autocrítica y se haga una izquierda como la de las primeras elecciones de Lula”.
“Tiene que acabar la violencia: espero que Bolsonaro haga algo”
Jair Bolsonaro también ganó entre los brasileños residentes en España. El candidato ultraderechista cosechó un 54,92% de los votos de las dos circunscripciones habilitadas: Madrid y Barcelona. No obstante, solo participó la cuarta parte de los censados: 2816 personas se decantaron por el líder del Partido Social Liberal (PSL).
Una de esas votantes fue Gina Recoder, ama de casa de 53 años. “Estoy contenta porque tenía que haber un cambio. Estaban los mismos en el poder y Brasil iba cada vez a peor, con más violencia”, cuenta en conversación telefónica con eldiario.es.
Esta brasileña, que llegó a Barcelona hace 25 años, donde ha fijado su residencia tras formar una familia, matiza sobre el ganador de los comicios: “Es el voto de la desesperación. No es que me guste Bolsonaro como persona, pero prefiero cualquier cosa antes de los que estaban”.
“El Partido de los Trabajadores llevaba mucho en el poder, y creo que eso está mal para una democracia”, comenta Ana Claudia Paschoal, de 32 años, sobre el partido de Lula da Silva. Pese a ello, ha apoyado la campaña del PT desde España, aunque no pudo votar por no cumplir los plazos del voto desde el extranjero: “Prefería mantener al PT que tener un fascista en el poder”. “Hablamos con gente que iba a votar nulo o en blanco, y les intentamos convencer de que era importante, pero es complicado y lo entiendo”, explica Ana Claudia.
Gina también apunta que esta postura está muy extendida en Brasil que, ante un nuevo gobierno del PT, “prefiere dar una oportunidad a Bolsonaro”: “Si no, Brasil seguiría igual con el mismo partido, porque violencia ya hay ahora”. Sobre sus vínculos con familiares y amigos que residen en el país, apunta que “están contentos” y cuestiona “la información que llega al exterior desde Brasil, que siempre pinta a Lula como maravilloso”. “Si está en prisión, es por algo”, añade.
No obstante, enfatiza que no visita Brasil “ni de vacaciones porque me da miedo ir con mis hijos por la violencia en las calles”. “Lo principal es que terminen con la violencia: quiero poder volver a ir a Brasil con mis hijos y espero que Bolsanaro haga algo”, zanja.
“Vuelvo una vez al año para ver a la familia, casi siempre en carnaval, pero es la primera vez que me planteo si voy o no”, dice Ana Claudia que, destaca, se quedó impactada por “la reacción de muchas personas con Bolsonaro”: “Tengo muchos amigos allí y me sirvió para valorar de otra forma nuestras relaciones: muchos dejaron salir prejuicios machistas, homófobos y racistas”. “No quiero dejar de ir, pero de momento estoy en el aire”, comenta.
Ella lleva desde 2010 en España, donde llegó por un intercambio de estudiantes. Se reconoce como feminista y explica que tiene un grupo de música tradicional brasileña con otras tres chicas. “Es un proyecto de música de Brasil, el forró, en el que también se baila. Es un género dominado por hombres, hay muy pocos grupos de chicas”, cuenta a este periódico: “Mi mundo está alrededor de todo lo que Bolsonaro va en contra”.
“No tiene otra política que no sea armar y matar”
“Debemos prepararnos para saber acoger a un tipo de gente que está muy asustada, como las personas con una orientación sexual distinta, que están en riesgo de sufrir una persecución”, lamenta Flavio Carvalho, de 46 años, que destaca la excepcionalidad de los comicios: “Los brasileños que estamos fuera nunca hemos visto tanta gente preocupada por lo que pasaba allí”.
Aunque es sociólogo de formación, Flavio trabaja como administrativo y profesor de idiomas. Llegó a Barcelona en 2005, con una postura “muy crítica” con las políticas de Lula da Silva, pero ha tenido que apaciguar su posición: “Creo que el PT no ha hecho mucho y, en cierto punto, agradaba a las élites económicas del país, pero ser neutro en una segunda vuelta me parecía colaborar con la justificación de la dictadura”. “Para mí, es un fascista: no tiene otra política que no sea armar y matar”, comenta sobre el presidente electo.
María Dantas es jurista y activista social, y reside en Barcelona desde hace casi 24 años, donde llegó para estudiar un doctorado. Reconoce haber sido una fiel votante de Lula y el PT, en gran parte debido a su origen humilde: “Mi familia se benefició de los programas de justicia social de Lula”.
¿Cómo recibió la noticia? “Fatal, es horrible para la gente más necesitada, afrodescendientes, mujeres y la clase trabajadora en general”, lamenta en declaraciones a este periódico: “La gente ha votado anticorrupción, pero es una falacia viendo el historial de Bolsonaro y el de los suyos. Hay que hacer un frente de resistencia y el PT tiene que volver a las calles, el partido quedó enjaulado en los despachos”. Aunque ella votó en la primera vuelta de las elecciones por Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad, luego se decantó por Fernando Haddad, el candidato del PT.
Sobre las llamadas 'fake news', que han jugado un papel crucial en las elecciones brasileñas, apunta que “hay muy poca cultura política en Brasil”, por lo que “una buena parte del electorado desgraciadamente vive de redes sociales y no profundiza”.
“En esta campaña no podías trabajar sobre una base real, todo era ficticio, y eso generaba unas noticias que no se sabía de dónde salían”, explica Flavio, que ha trabajado en grupos de campaña para desmontar este tipo de desinformación: “Llegaban ciertas cosas que decías: solo puede ser un robot”.
“Me llegó una noticia de un medio desconocido. El titular decía que era una ”noticia bomba“, que acababan de descubrir lo que prepara el PT si ganaba las elecciones: poner este biberón con la tetina en forma de pene en las guarderías”, cuenta María a modo de ejemplo: “Al abrirlo, no había nada, pero en redes sociales vimos que se había compartido miles y miles de veces”.
Ana Claudia también lo ve de forma similar: “Si un país está mal visto, eso también me afecta en mi vida personal”. Aunque entiende que “la gente está harta” y necesite un “cambio urgente”, asevera: “Hay que cambiarlo todo y, lamentablemente, la única opción ha sido Bolsonaro”.