En un duro revés para Rusia, los soldados ucranianos han entrado este viernes en la ciudad de Jersón, que llevaba más de ocho meses ocupada por las fuerzas rusas y ha sido el foco de una contraofensiva de Kiev durante semanas en el sur del país. También forma parte de una de las áreas que Moscú dijo anexionarse hace menos de dos meses en un movimiento denunciado por la comunidad internacional.
Durante todo el día han circulado imágenes de vecinos de Jersón saliendo a la calle con banderas ucranianas y celebrando con gritos y cánticos, pocas horas después de que el Ministerio de Defensa de Rusia dijera que sus tropas han terminado de retirarse por el río Dniéper de la orilla occidental, el área donde se ubica esta ciudad clave y capital de la región homónima.
“Hoy es un día histórico. Estamos regresando a Jersón. Nuestros defensores están en los accesos a la ciudad. Pero las unidades especiales ya están en la ciudad”, ha dicho, ya por la noche, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. “Incluso cuando la ciudad aún no está completamente limpia de la presencia del enemigo, los propios habitantes de Jersón ya están eliminando los símbolos rusos de las calles y edificios y cualquier rastro de la estancia de los ocupantes”.
Unas horas después del anuncio de Moscú, la Dirección de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania publicaba un comunicado en Facebook que confirmó que Ucrania estaba tomando el control de Jersón y unidades del Ejército de Kiev estaban entrando en la ciudad. Yuriy Sak, asesor del Ministerio de Defensa, ha explicado a la BBC que Ucrania tiene “casi el control total” de la localidad. Las autoridades ucranianas han advertido de que algunas unidades rusas pueden haberse quedado en Jersón.
En su parte vespertino, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha informado de que sus unidades “ya han llegado a la orilla occidental del Dniéper en algunos lugares”. “Se están tomando medidas para identificar y destruir al enemigo en varios asentamientos”.
Videos publicados en Internet han mostrado a varias personas con el uniforme militar en el centro de Jersón rodeadas por ciudadanos que gritan y celebran su llegada. También han circulado imágenes de banderas ucranianas sobre un monumento en una plaza central de la ciudad y, en una foto verificada por la BBC, se ve una bandera de la Unión Europea. El presidente Zelenski ha compartido una grabación que aparentemente muestra a soldados ucranianos vitoreados por los residentes.
Jersón es la única capital regional de Ucrania que Rusia había logrado capturar durante la guerra. Estaba ubicada, de hecho, en el único territorio que Moscú controlaba al oeste del río Dniéper, que divide en dos el país. La ciudad cayó en manos rusas rápidamente, en los primeros días de la invasión, y también se convirtió pronto en escenario de protestas contra la ocupación. En un intento de estrechar su control, Moscú destituyó a las autoridades locales y colocó a las suyas, y trató de imponer el rublo.
Se considera que la pérdida de Jersón es una derrota importante para Rusia, desde el punto de vista tanto militar como simbólico y político, que se suma a otros reveses para Vladímir Putin en el campo de batalla, incluidos el primer intento fallido de capturar la capital ucraniana y la precipitada retirada de Járkov, al noreste.
Preguntado por los periodistas sobre si la decisión de retirarse era humillante, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha respondido: “No”.
Rusia dice que ha retirado a 30.000 militares
Rusia ordenó públicamente este miércoles el repliegue de sus soldados en esta zona. Este viernes, el Ministerio de Defensa ruso ha dicho que la retirada se ha completado a las 5:00 de la mañana de Moscú y que “no ha quedado ni una sola unidad de equipo militar o armamento” en la margen occidental. “Todos los militares rusos se han redesplegado en la orilla” este, dice el comunicado. “Las unidades y los cuerpos militares de las fuerzas armadas rusas han tomado líneas y posiciones defensivas preparadas de antemano”.
El alcance de la retirada no ha podido ser verificado de momento por medios independientes. Analistas y autoridades occidentales esperaban que Rusia tardara varios días en completarla. En un comunicado posterior, Moscú asegura que en total “se han retirado más de 30.000 militares rusos, unas 5.000 unidades de armamento y material, así como medios materiales”. Serhii Khlan, diputado del Consejo regional de Jersón, ha refutado esta afirmación y ha dicho que “muchos equipos han sido abandonados”.
Una de las grandes preguntas era si podía hacerlo sin sufrir grandes pérdidas de equipo y personal –el ministerio de Defensa ruso asegura que “se han evitado” bajas en personal, armamento y equipamiento–. Varias voces habían sugerido que la estrategia adecuada para los rusos era retirarse de manera ordenada por el río en lugar de correr el riesgo de ser rodeados por la contraofensiva de las tropas ucranianas, en contraste con la caótica retirada en la región oriental de Járkov en septiembre.
Autoridades ucranianas han explicado este viernes que pueden quedar algunos soldados rusos en la ciudad que se han quitado los uniformes militares. “A los soldados rusos, mercenarios y colaboradores que quedaron atrás en Jersón y otras ciudades del sur: la única posibilidad de salvación para ustedes es rendirse al cautiverio ucraniano. Les garantizamos que serán tratados de acuerdo con la ley y las normas internacionales. Y a los soldados rusos que se han puesto ropa de civil y se esconden en algún lugar quiero decirles que no tiene sentido esconderse. Os encontraremos de todos modos. No lo alarguéis. El cautiverio voluntario es la única opción para todos los ocupantes”, ha dicho Zelenski.
El presidente ucraniano ha explicado que la primera tarea que se llevará a cabo tras la llegada de las fuerzas ucranianas será el desminado. “Los ocupantes dejaron muchas minas y explosivos, en particular en bienes vitales”, ha dicho Zelenski. “Nuestros defensores son seguidos inmediatamente por policías, zapadores, rescatistas, trabajadores de la energía... La medicina, las comunicaciones, los servicios sociales están volviendo... La vida está volviendo”.
Según varias informaciones, el puente Antoniv sobre el río Dniéper, el principal cruce cercano a la ciudad (y objeto de ataques ucranianos durante su contraofensiva en el sur), ha quedado destruido. Según Khlan, ha sido volado por los rusos “con las barcazas que estaban debajo de él, e hicieron imposible incluso que los peatones cruzaran el puente”. “Al huir, volaron todo lo que había, todo lo que podía al menos detener de alguna manera el ataque de las fuerzas armadas ucranianas”.
La compañía Maxar ha difundido imágenes de satélite tomadas este viernes que revelan nuevos daños en varios puentes y en la presa de Nueva Kajovka (a unos 70 kilómetros al este de Jersón) tras la retirada rusa.
“Una victoria importante”
Hasta ahora, las autoridades ucranianas se habían mostrado públicamente escépticas y cautelosas sobre la retirada anunciada por Rusia, entre temores de que sus soldados pudieran caer en una trampa y ser atraídos a una costosa batalla en la ciudad –algo de lo que dudan varios analistas militares–. “El enemigo no nos hace regalos, no hace 'gestos de buena voluntad”, dijo Zelenski el miércoles.
No obstante, Kiev ha ido adoptando un tono más triunfal con el paso de las horas. “El 'Segundo Ejército del Mundo' intenta escapar a pie...”, escribió este viernes por la mañana en Telegram el jefe de la oficina presidencial, Andriy Yermak. “En febrero algunos pensaban que el Ejército ucraniano no duraría más de 'tres días'. Por ahora: defendió Kiev, liberó tres regiones, desocupó Járkov y se acercó a Jersón”, tuiteó Mijaíl Podolyak, asesor de Zelenski.
“Rusia está aquí para siempre', decía un cartel en Bilozerka, cerca de Jersón. Pues bien, ¡no es así!”, ha dicho por su parte el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba. “Ucrania está logrando otra victoria importante en este momento y demuestra que, diga lo que diga o haga Rusia, Ucrania ganará”.
El Ejército ucraniano había avanzado varios kilómetros y recuperado varias localidades en las últimas horas. Durante su operación para recuperar el sur ocupado, Ucrania ha golpeado desde el verano las líneas de suministro rusas, como los puentes que las abastecen, en un intento de aislarlas, poniendo bajo presión su capacidad para sostener sus fuerzas en la orilla oeste.
Enclave estratégico
Estratégicamente ubicada al norte de la península de Crimea –que Rusia se anexionó en 2014–, la ciudad portuaria e industrial de Jersón se considera un enclave vital para el control del sur, que es una puerta de entrada al mar Negro. “La pérdida de la orilla occidental de Jersón probablemente impedirá a Rusia lograr su aspiración estratégica de un puente terrestre que llegue a Odesa”, dijo este jueves la inteligencia británica.
Antes de la guerra, vivían allí cerca de 280.000 personas y es relevante desde el punto de vista económico.
En septiembre, Vladímir Putin proclamó la anexión de la región de Jersón –sin aclarar qué partes del territorio ucraniano– a Rusia desafiando el derecho internacional y tras un pseudorreferéndum ampliamente condenado por ilegal y falso. Putin afirmó que los habitantes de Jersón se convertirían en ciudadanos rusos “para siempre”. El portavoz del Kremlin ha dicho este viernes que Moscú sigue considerando la región de Jersón como “parte de Rusia”. Hasta ahora, Putin ha guardado silencio sobre Jersón.
Recuperar la ciudad de Jersón puede proporcionar a Ucrania una posición sólida desde la que expandir su contraofensiva en el sur a otras zonas ocupadas. Sin embargo, desde las nuevas posiciones de sus fuerzas en la orilla oriental, Moscú podría tratar de intensificar la guerra.
Tras la retirada, las fuerzas de Moscú aún controlan una importante franja de la región de Jersón al otro lado del río Dniéper. Michael Kofman, experto en el Ejército ruso, explicó hace unos días que forzar una retirada rusa por el río puede poner los sistemas ucranianos al alcance de algunas líneas de comunicación terrestres de Crimea, pero también otorgará a las fuerzas rusas una gran barrera natural, menos terreno que defender y una mayor densidad de fuerzas en relación al terreno.