Antiguos trabajadores de Save the Children afirman que los archivos Nauru son sólo “la punta del iceberg”
Los espantosos abusos detallados en los más de dos mil archivos Nauru filtrados son sólo “la punta del iceberg”, según han afirmado los extrabajadores de Save the Children que han redactado muchos de ellos.
En una declaración sin precedentes, 26 extrabajadores incluidos directores de casos, trabajadores sociales, especialistas en protección infantil, profesores y trabajadores de tiempo libre para niños, jóvenes y adultos se han unido para hablar públicamente de los abusos que ocurrieron en Nauru y pedir el cierre del centro.
La declaración se ha producido en respuesta a la publicación de los archivos Nauru por parte de The Guardian, en lo que representa la mayor filtración de documentos del sistema australiano de detención de inmigrantes.
Los documentos han expuesto el devastador trauma, las enfermedades mentales y el abuso que se llevó a cabo durante más de dos años, así como las ineficientes respuestas de los funcionarios del centro contratados por el gobierno australiano.
Una exprofesora, Jane Willey, afirmó que los archivos Nauru no revelan la magnitud de lo que los profesionales han experimentado e informado.
“Al leer los documentos publicados, nos damos cuenta de que no ha salido a la luz ni una ínfima parte de lo que hemos informado de forma escrita cada día que trabajamos allí,” aseguró. “Lo que se ve es sólo la punta del iceberg.”
Otra exprofesora, Judith Reen, dijo que era normal que los empleados de Save the Children redactaran informes que luego eran examinados y menospreciados por la empresa de seguridad Wilson.
“Se nos pedía que simplemente escribiéramos los informes y luego confiáramos en que investigara la empresa Wilson, justamente la organización cuyos empleados eran los supuestos abusadores”, advirtió. “La ausencia de supervisión independiente hacía que el sistema de informes fuera inútil y dejaba a los solicitantes de asilo en un mayor riesgo dentro del centro.”
Natasha Blucher, una exdirectora de casos de Save the Children, declaró que ninguno de los firmantes está detrás de la filtración de documentos ni sabe de dónde provino, pero que su salida a la luz les permite hablar públicamente.
“Como autores de muchos de estos informes, os pedimos que entendáis que a pesar del lenguaje técnico y clínico que utilizamos por nuestro trabajo, estos informes registran el gran sufrimiento de muchas familias, niños e individuos y son la prueba irrefutable del daño que se inflige en el centro de detención,” aseguró.
Samantha Betts, una extrabajadora de tiempo libre de niños y jóvenes, ha aportado pruebas para la investigación del Senado y refutó las declaraciones que realizó el ministro Scott Morrison el pasado miércoles.
“Contrario a lo que quiere hacer creer el gobierno australiano, esto no son simples acusaciones”, afirmó. “Estos son informes objetivos de incidentes que hemos presenciado de primera mano, escritos durante el cumplimiento de nuestras tareas profesionales”.
Traducido por Lucía Balducci