Los residuos plásticos importados desde países ricos envenenan la cadena alimentaria en Indonesia
La exportación de residuos plásticos al sudeste asiático está directamente relacionada con los niveles alarmantes de toxinas en la cadena alimentaria de Indonesia. Un estudio reciente ha encontrado altas dosis de dioxinas y bifenilos policlorados, componentes conocidos por sus perjudiciales efectos para la salud, en los huevos de gallinas cercanas a los montones de plásticos que se acumulan en el país.
En las cercanías de una fábrica que quema plásticos para producir combustible, el nivel de dioxinas de los huevos analizados era similar al de los huevos recogidos cerca de Bien Hoa, considerado como uno de los lugares más contaminados con estas toxinas del planeta por el bombardeo con Agente Naranja durante la guerra de Vietnam.
Editado por investigadores de la asociación mundial de salud ambiental IPEN, junto a la Asociación Arnika y a varias organizaciones locales indonesias, este es el primer informe que demuestra la contaminación con altos niveles de sustancias químicas peligrosas en la cadena alimentaria del sudeste asiático como consecuencia de la importación y mala gestión de los residuos plásticos.
Según el estudio, titulado Los residuos plásticos contaminan la cadena alimentaria de Indonesia, comer un solo huevo de una gallina de corral que viva cerca de la fábrica de tofu de Tropodo supera en setenta veces la ingesta diaria de dioxinas cloradas que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria considera tolerable para un adulto.
Los investigadores recolectaron y analizaron huevos de gallina de las comunidades de Bangun y de Tropodo en Java Oriental, inundadas con residuos plásticos importados desde que China cerró sus puertas a estos desechos en 2018.
Entre 2017 y 2018, se ha duplicado el volumen de importaciones de plásticos en Indonesia. Un informe de Greenpeace del pasado abril concluye que la mayoría de las importaciones de desechos de Indonesia provenían de Alemania, Australia, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos.
En algunas zonas del país del sudeste asiático, los residentes queman las pilas de desechos plásticos para despejar las calles y liberar las áreas alrededor de las casas. En Tropodo, los residuos plásticos se utilizan para generar la energía de las fábricas de tofu.
Los huevos recolectados en las comunidades tienen sustancias químicas prohibidas y altamente peligrosas. Además de dioxinas, hay retardantes de llama y ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS), un “químico eterno” y tóxico.
Muchos estudios vinculan esas sustancias químicas con una gran variedad de impactos sobre la salud. La exposición a las dioxinas está relacionada con enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y endometriosis. Los químicos retardantes de llama, las parafinas cloradas de cadena corta y los éteres difenílicos polibromados alteran la función endocrina y afectan negativamente a la salud reproductiva. El PFOS daña al sistema reproductivo y al inmunológico. Según documentos internos de los fabricantes de PFOS, tenían conocimiento de su toxicidad desde hace décadas, pero siguieron produciéndolo.
“El norte debe dejar de tratar al sur como su basurero”
“Los residuos plásticos son un grave problema de contaminación química tóxica”, recuerda Yuyun Ismawati, cofundadora de la organización indonesia Nexus3, implicada en el informe. “Nuestros resultados deberían hacer sonar la alarma en todas las comunidades que tratan de hacer frente al tsunami de los residuos plásticos; el norte tiene que dejar de tratar al sur global como si fuera su basurero”.
Para Lee Bell, uno de los autores del informe, “estos duros resultados ilustran el peligro que los plásticos representan para la salud humana y deberían hacer que los responsables políticos prohíban la quema de residuos plásticos, aborden la contaminación medioambiental y controlen rigurosamente las importaciones”.
“En el estudio queda claro que la contaminación plástica pone en peligro la salud humana y medioambiental, no solo por el alud de basuras de plástico perfectamente visible, sino por los contaminantes químicos invisibles que hay dentro de los plásticos y por los que se generan al quemarlos”, añade.
“Este estudio deja al descubierto cómo los desechos plásticos llevan los productos químicos tóxicos hasta la cadena alimentaria”, sostiene Jindrich Petrlik, de la Asociación Arnika y otro de los autores del informe. “Para un futuro libre de tóxicos, reducir la producción de plástico y la toxicidad de los materiales plásticos es realmente la única opción”.
Traducción de Francisco de Zárate