Enésima vuelta de tuerca
Cuando se está de que no, es que no. El fútbol va de rachas. Sergio Rodríguez convivió con la positiva para recuperar la ilusión en el tramo final de la temporada pasada. Es más, firmó el mejor arranque histórico. Sin embargo, los riojanos han acumulado en dos semanas cuatro derrotas. Demasiadas. Cada uno ha sido un capítulo diferente de un libro en el que es necesario que lleguen las alegrías, no todo van a ser tristezas y sollozos. El último que se ha escrito se vivió en tierras asturianas. Un 2-1 increíble, algo que no es nuevo para esta Unión Deportiva Logroñés -que se mire lo vivido en el Sant Francesc en Copa del Rey-.
Los logroñeses hicieron méritos durante muchos minutos, los primeros, principalmente, de cada una de las partes para sumar los tres puntos, para ver la luz y salir del bache en el que se encuentra inmerso. Lo que tampoco es nuevo es que la UDL se está acostumbrando a convivir con la efectividad del oponente y que cada vez que ha ido por debajo en el marcador ha terminado perdiendo. Para hacérselo mirar, también. Si contra el Caudal hubo parte de la grada que no estuvo contenta con el hecho de que no hubiera, salvo en los instantes finales, un arreón en el que se embotellara a los asturianos, del choque ante el Lealtad cabría decir algo parecido, puesto que pese al espectacular dominio de los visitantes desde que se firmaran el empate, a la hora de encuentro, Tejero sólo tuvo que intervenir para detener una falta de Espina.
Y eso que Sergio Rodríguez apostó por las novedades en Les Caleyes. Alineación diferente y dos dibujos, uno para atacar y otro para defender. Ramiro aparecía como central zurdo, también César Remón por delante de la defensa y Rayco para jugar por detrás de Espina y Marcos André, otro de los que volvía al once, en ataque. En defensa, Espina, Rayco y Marcos André eran la primera línea de presión de derecha a izquierda, siendo el tridente compuesto por Arnedo, César Remón y Salvador la segunda línea. Por su parte, en ataque, Rayco partía por del centro y gozaba de libertad de movimientos; Marcos André ejercía más como referente, a su vez Espina aparecía por dentro y por el costado izquierdo.
FALLO DE MARCOS ANDRÉ
Todo en aras de ser más brillantes, más lúcidos. Defectos que hacían previsible el juego ofensivo de los logroñeses. De partida, los blanquirrojos -en Villaviciosa de azul- sorprendieron y acapararon el control del juego. Tanto que antes de que se cumpliera el primer minuto, Espina se inventó una gran pase para dejar a Marcos André con todo a favor en el punto de penalti. Pero el brasileño no sincronizó su cuerpo con el bote del balón y mandó la pelota fuera del campo. Imperdonable. A la UDL no le pareció afectar ese error porque encadenó buenos minutos y oportunidades para que Tejero ganara todo el protagonismo ante el acoso de los riojanos.
Espina tuvo el gol, pero su tiro cruzado, desde la izquierda, se fue poste. Ramiro, también en partida doble, probó fortuna y en ambas Tejero respondió con creces a un tiro desde la frontal y a un remate de cabeza a un saque de esquina. Fueron prácticamente 25 minutos en los que el Lealtad sufrió mucho, en los que la UDL mereció colocarse por delante. Pero una acción aislada dio algo de aire a los de Roberto Aguirre -vio el choque desde la grada porque estaba sancionado-. Robert recogió un balón en la banda izquierda, citó a Miguel Santos y logró dar un pase de la muerte al que Borja Íñiguez no llegó. Una contra que animó a los asturianos y desconcertó a los riojanos.
Aunque el dominio seguía siendo de los visitantes, Tejero no tenía trabajo y la medular local empezaba a sentirse más liberada, ahora podían pensar, controlar, avanzar y pasar. Es decir, que la UDL había bajado su intensidad en la presión. El Lealtad buscaba su sitio. Lo encontró cuando Robert -el jugador que daba pausa a los suyos- tras recorrerse todo el campo en diagonal sin que nadie le cortara el paso cedió para Rodri y éste dejó para Mauri que la puso al segundo palo desde su costado zurdo. Nacho López, libre de marca, enganchaba una volea y superaba a Miguel, con caño incluido.
Esto es el fútbol, un tiro entre los tres palos y máxima efectividad. La UDL no se desanimó y continuó pisando campo ajeno. Así pudo venir el equilibrio en el marcador, cuando un centro desde la derecha acabó en el larguero y despejado por Carbonell sobre la línea de gol. La presencia de Marcos André provocó que Álex Blanco metiera la pierna y el esférico iba hacia su portería para golpear en la madera. Con la sensación de haber de que el resultado no estaba siendo justo a los méritos de unos y otros, los logroñeses entraban a vestuarios.
La segunda parte se convirtió en un monólogo de la UDL. Llegadas por el costado diestro constantes, muchos balones al área y remates. Prácticamente todo lo que se podía hacer, y bien, para remontar el partido. Rayco hacía daño entre líneas tanto culminando como asistió al perfil derecho. Salvador aumentaba su presencia para botar varias saques de esquina, mientras que Arnedo se topaba con el poste justo antes de que Marcos André con un buen cabezazo cruzado superara a Tejero. Una cuestión que parecía misión imposible, sobre todo porque Carbonell se había convertido en un segundo portero al evitar, previamente, que la pelota traspasara la línea en un tiro de Salvador.
Con las tablas, apareció en escena Muneta por Miguel Santos, reubicando a Arnedo como lateral. Sustitución en aras de seguir insistiendo con el dominio del cuero. Sin embargo, coincidió con un par de llegadas, tras varias contras y un par de acciones a balón parado, que dieron algo de vida a un Lealtad que se asoma ante Miguel. Incluso pudo romper con los intentos riojanos, pero Mendi no alcanzó un buen balón puesto al corazón del área y Robert no se creyó que pudiera anticiparse al capitán blanquirrojo tras un centro envenenado después de impactar en Paredes.
PENALTI EN CONTRA
Debía recuperar la UDL las intenciones y tanto Ñoño como Iván Aguilar irrumpían en el juego con la idea de refrescar las ideas en la faceta ofensiva. Sin embargo, todo se truncó cuando Miguel escogió mal. Falló en la salida, permitió que el balón quedar suelto, Fassani se anticipó y el meta llegó tarde. Penalti que transformó Álex Blanco. Faltaban diez minutos para el final y la UDL tenía que recuperarse del mazazo sufrido.
No lo hizo. Ni se acercó a Tejero. Los cambios no surtieron efecto. Ninguno. Muneta no mejoró el trabajo desempeñado en la zona ancha por Arnedo -otra vez por encima de la media del equipo-, el cual en el lateral no percutió como lo había hecho con anterioridad Miguel Santos. Ñoño e Iván Aguilar pasaron desapercibidos. Por si fuera poco, César Remón, en su primera titularidad en liga, iba a dejar a los suyos con diez en el tiempo añadido después de ver la segunda cartulina amarilla.
Queda claro que la UDL necesita una victoria como el comer. También recuperar su mejor versión, de lo contrario como viene pasando en los últimos cuatro partidos el cuadro riojano se vuelve más vulnerable. Da igual ser mejor, merecer más si se falla en las dos áreas. Esto es Segunda B y aquí nadie se acuerda de cómo han ido sucediéndose los capítulos. Se busca un final feliz y apto para todo el público esté satisfecho. Posibilidades hay, ahora queda cuajarlas y demostrarlo de verdad.
FICHA TÉCNICA
Lealtad: Tejero; Keko, Carbonell, Álex Blanco, Mauri; Agus Porto, Mendi; Nacho López, Rodri, Robert (Fassani, min. 78); y Borja Íñiguez (Medori, min. 64).
UD Logroñés: Miguel; Miguel Santos (Muneta, min. 61), Caneda, Ramiro, Paredes; César Remón; Arnedo, Rayco (Iván Aguilar, min. 78), Salvador; Marcos André y Espina (Ñoño, min. 72).
Goles: 0-1, min. 36: Nacho López. 1-1, min. 59: Marcos André. 2-1, min. 80: Álex Blanco, de penalti.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Colegio Gallego). Expulsó al visitante César Remón (mins. 26 y 90). Amonestó al local Fassani (min. 84) y a los visitantes Paredes (min. 49) y Ramiro (min. 82).
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