Fukushima ya es Chernóbil
No es la mejor noticia con la que Japón podía despedir la memoria de un mes para el olvido pero así las cosas, y con otro fuerte terremoto de 7,1 grados Richter para no perder de vista la magnitud de la catástrofe, sólo quedaba el anuncio de que el accidente de Fukushima ya iguala al de Chernóbil. Y mientras los japoneses luchan por detener la radioactividad, el Gobierno de Naoto Kan y la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa se rendían a la evidencia que merece un desastre nuclear como el acaecido: una magnitud de 7 en una escala sobre 7. El máximo.
25 años después de Chernóbil, el impacto de Fukushima en la economía japonesa y en su entorno medioambiental (especialmente el marino) pone en serio peligro la industria pesquera y algo tan tradicional, sustancial e inherente a la dieta y las exportaciones japonesas como es el sushi y derivados.
Las autoridades niponas, no obstante, han querido marcar diferencias asegurando que la emisión de yodo radioactivo que emana de Fukushima-1 es un 10% del total de la emisión de Chernóbil. Por tanto, éste ya no es un accidente “sin impacto significativo” como se decía en un primer momento, porque hasta este mismo lunes TEPCO, la empresa responsable de la gestión de la central seguía con el vertido de agua radioactiva al mar.
Finalmente, la evidencia y la presión internacional han conducido a Japón a elevar directamente de 5 a 7 el nivel de gravedad en la escala internacional INES. Y, aunque el nivel de emisión es menor pues los trabajadores permanecen en el interior de la central, la cantidad de radiación se ha elevado en las zona situadas en las proximidades de Fukushima-1. Más allá de 60 kilómetros a la redonda las mediciones son de un milisievert, que es el límite anual; entre uno y ciente se han medido en el radio de 20 kilómetros a la central y menos de 50 más allá de ese perímetro.
En este orden de cosas, se amplió el límite de seguridad dados los riesgos que conlleva tal cantidad de radioactividad por “insignificante” que parezcan frente a Chernóbil, máxime cuando de nuevo un terremoto de 7,1 grados Richter sacudió el archipiélago japonés dejando la planta sin suministro eléctrico a primera hora de la tarde durante aproximadamente 40 minutos.
Este mismo seísmo se sintió en Tokio con una intensidad algo menos y seguido de varias réplicas, que oscilaron entre los 6,7 y casi los 7 grados Richter. Pero, no fue lo único que sacudió ayer las calles de la capital nipona. Porque allí se sucedieron manifestaciones antinucleares, en las que centenares de ciudadanos pidieron el cambio de modelo energético y el cierre de las centrales nucleares, un giro que ha tenido lugar a consecuencia del gran terremoto, el cuarto mayor de la historia sismológica y el más grave en el país del sol naciente.
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