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Los toros del PP dividen a Las Ventas: “Esta corrida es para que Ayuso rasque votos”

De izquierda a derecha, Reyes, Fernando, Rafa y Marta, jóvenes taurinos

Víctor Honorato

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Francisco Tejerina, de 18 años, estaba contento solo a medias el domingo por la tarde, mientras esperaba para entrar en la plaza de toros de Las Ventas. Cerrado desde octubre de 2019, el coso reabrió el 2 de mayo por empeño del PP y la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, que desoyó las recomendaciones del Ministerio de Sanidad para prevenir contagios de COVID-19. “Mejor esto que nada, pero no se han esforzado en todo el año”, se quejaba Tejerina, vestido de americana, como un pincel, al igual que su amigo Rafa Camino, como él aficionado desde niño, e igualmente crítico. “Es una corrida electoral para que rasque votos el 4M”, lamentaba el segundo, un poco disgustado por el resultado estético de la maniobra. “Yo soy de Ayuso, me sabe mal hasta por ella”, lamentó.

Que la plaza se abriese el 2 de mayo para cerrarse otra vez a continuación les olía chamusquina a estos jóvenes, aunque el PP tampoco pretendió ocultar que esta era una buena oportunidad propagandística y montó dos tenderetes informativos en el exterior, con bastante afluencia ciudadana. “Vuelven los toros a Las Ventas. ¡Gracias Ayuso!”, rezaban los pasquines, impresos con el antetítulo “Libertad” sobre fondo de la candidata practicando con un capote, que los voluntarios populares repartieron estratégicamente junto a la boca del metro y delante de la puerta principal. “Es apabullante, estamos teniendo una aceptación tremenda”, celebraba uno. 

José María Blázquez e hijo reconocían, a escasos metros del puesto popular, que, después de tanto tiempo, se hacía “un poquito raro” volver a Las Ventas. “A mí no me parece mal que se mezcle”, opinaba el hombre, con mascarilla de tela con bandera española (complemento de moda extendidísimo entre el respetable) sobre la presencia de los voluntarios del partido. “Ya tocaba después de año y pico”, celebraba Alfonso, que venía con Maite y Cristina, esposa e hija, respectivamente. El hombre se mostró esperanzado de que también vuelva el fútbol “y la ciudad se mantenga y parezca normal”. Cristina apuntaba que la corrida goyesca del 2 de mayo es tradicional y está bien celebrarla.

Como el país sigue inmerso en una pandemia, la feria se celebró con medidas de seguridad para reducir el riesgo de contagio, y con solo 6.000 localidades disponibles, la cuarta parte del aforo. Las entradas se agotaron en menos de dos horas cuando se pusieron a la venta esta semana, con lo que la presencia de aficionados intentando conseguir un boleto en la reventa fue sensible. En ello estaba Quirico Vázquez, veterano taurino, antiguo banderillero, que se jactaba de colarse en la plaza trepando por los huecos cuando era joven. A media hora del comienzo, tiró la toalla. “La veré por la tele”, dijo, si bien tampoco tenía muchas esperanzas de que el espectáculo fuese de gran calidad. “Es una novillada, pero el caso es que haya toros”, reflexionó, tras quejarse de que las entradas se vendiesen exclusivamente por internet, y no en la taquilla.

En el exterior se reunieron durante unos minutos cinco militantes de Pacma con camisetas del partido, que habían pedido celebrar su acto de final de campaña aquí. La junta electoral optó, sin embargo, por cedérselo a Vox, que a última hora prefirió desplazar su mitin a la Plaza de Colón. “Estamos aquí de forma simbólica para criticar la injusticia”, apuntó ante los medios la candidata del partido animalista, Laura Duarte.

Para entrar al recinto se aplicaron las medidas habituales en los espectáculos con público desde que se han vuelto a autorizar, si bien es cierto que Las Ventas está al aire libre: toma de temperatura con termómetro digital a la entrada y bote de hidrogel en el acceso a los tendidos, con sus respectivos acomodadores señalando que era obligatorio aplicárselo, y vigilando que nadie se bajase la mascarilla a mitad de feria. También se dejó metro y medio de distancia entre parejas de espectadores, indicado con pegatinas sobre los asientos.

Todo el mundo cumplió y solo hubo alguna muestra de desaprobación cuando la megafonía anunció, al arranque de la corrida, que el uso de la mascarilla era obligatorio y estaba prohibido fumar en todo el recinto; apenas unos silbidos, rápidamente sofocados por los aplausos de la mayoría del público. Después, vivas a España, unánimemente secundados, que se sucedieron regularmente a lo largo de la tarde, incluyendo alguna variación más autoconsciente, como “viva España taurina”. Hubo también un “viva el alcalde”, que suscitó más murmullos que aplausos, seguido de un “viva Ayuso”, con resultado similar. El rey y la legión también fueron celebrados. Respecto a la corrida en sí, no deparó sorpresas y solo los toreros salieron por su propio pie. 

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