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Nuevo Fiat Topolino: el ‘ratoncito’ está de vuelta

El Topolino es un cuadriciclo de diseño desenfadado y un punto 'vintage'.

Pedro Urteaga

Las sinergias dentro de los grandes consorcios automovilísticos a veces obran milagros. En el caso de Stellantis, la fórmula rompedora del Citroën Ami tuvo gracias a ellas una primera declinación en el Opel Rocks-e y, ahora, encuentra otra lectura bien diferente en el nuevo Fiat Topolino, donde los aspectos prácticos compiten en relevancia con el inconfundible diseño italiano. 

La marca turinesa se ha decidido a rescatar esta denominación histórica como para destacar una coincidencia de concepto: así como el Topolino original, que se produjo entre 1936 y 1955 y luego dio lugar al Cinquecento, trajo consigo un estilo desenfadado y una movilidad asequible, el nuevo hace lo propio en los tiempos de la electrificación.

En lugar del legendario motor de gasolina de 569 centímetros cúbicos encontramos aquí otro pequeño propulsor eléctrico de poco más de 8 caballos, alimentado por una batería de 5,4 kW gracias a la cual se pueden recorrer unos 75 kilómetros. Técnicamente, estamos ante un cuadriciclo de categoría L6e, con la velocidad máxima limitada a 45 km/h y que puede conducirse desde los 15 años con el solo requisito de poseer la licencia AM, la misma que sirve para llevar ciclomotores.

La decisión de sacar al mercado ahora el Topolino obedece al hecho de que la mayor parte de la oferta de microcoches en España monta motores de combustión, en tanto que el 25% eléctrico de ese mercado se halla dominado por el Ami. Frente al modelo francés, Fiat juega la baza del estilo -atrevido, alegre y con un punto vintage- a cambio de un precio ligeramente superior.

En estos días se pone a la venta la versión cerrada, con puertas, del ratoncito (que es lo que significa topolino en italiano) por 9.890 euros, y en unas semanas llegará la descapotable o Dolce Vita, con el techo de lona enrollable del modelo original y unos cordones de tipo discoteca a ambos lados de la carrocería. La marca espera vender en España y Portugal alrededor de 1.000 unidades de ambas variantes en un año completo una vez que tenga lugar el lanzamiento en el país vecino.

El Plan Moves III, recién prorrogado por el Gobierno hasta diciembre, contempla para cuadriciclos como el presente una ayuda de 1.400 euros o bien de 1.600 si el comprador entrega otro vehículo para achatarrar.

Como sus hermanos de Stellantis, este tiene una longitud de solo 2,5 metros y una anchura de 1,4, así como dos plazas, la del conductor con regulación longitudinal y la otra fija. El radio de giro de 7,2 metros lo hace prácticamente girar sobre sí mismo, lo cual facilita sobremanera las maniobras de aparcamiento. No obstante, a la dirección le falta algo de precisión durante la marcha normal, según hemos apreciado durante una jornada de conducción por el centro de Madrid, y el volante nos parece demasiado grande y poco chic para un vehículo que presume precisamente de coqueto.

Accesorios muy ‘cool’

El interior, de aire espartano, se puede adornar -y mucho- en el Topolino con una serie de accesorios que ha desarrollado la firma especialista en accesorios Mopar. Entre ellos encontramos un altavoz Bluetooth; un ventilador con entrada USB, que se antoja imprescindible dado que el coche no dispone de aire acondicionado; una toalla para cubrir los asientos después de haber ido a la playa o a la piscina; un cable de ducha para asearse después de esas u otras actividades, y el portamaletas inspirado en el del primer Topolino.

Con otro accesorio muy vistoso, el Dolce Vita Box, el volumen de almacenamiento interior asciende a 61 litros. Recordemos que el vehículo carece de maletero como tal, pero dispone de un espacio delante del asiento del acompañante donde cabe un trolley, aunque este no queda sujeto porque no se ha dispuesto ningún utensilio que cumpla esa función.

En el Topolino, todo se pretende disfrutable y sencillo, incluida la recarga eléctrica. No hay que preocuparse aquí de cables especiales, porque basta con uno convencional, como el de cualquier electrodoméstico. Sin embargo, puede no ser tan sencillo encontrar una toma de este tipo en un aparcamiento subterráneo, en cuyo caso hay que recurrir a un adaptador. En todo caso, la recarga completa de la batería lleva unas cuatro horas.

Como cabe esperar, el vehículo carece de pantalla multimedia y ofrece en su lugar un soporte para que el usuario coloque allí su móvil y lo utilice como navegador o lo que estime conveniente.

El proceso de compra es igualmente sencillo y, en principio, rápido. Solo cabe hacerlo por internet y a través de únicamente tres clics, según la marca. De todas maneras, quienes no se sientan cómodos con las gestiones online pueden acudir a un concesionario de Fiat para recibir el asesoramiento que precisen.

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