Biden cuadruplica los aranceles a los eléctricos chinos y el gigante asiático anuncia represalias
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes nuevos aranceles por valor de 18.000 millones de dólares a las importaciones de productos de China, de los cuales los más castigados son los vehículos eléctricos con gravámenes que pasan del 25% al 100%. Las tasas afectan a sectores descritos por la Casa Blanca como “vitales para el futuro económico y la seguridad nacional de Estados Unidos”, como el acero, el aluminio, los semiconductores, los vehículos eléctricos, las baterías, los paneles solares, las grúas de descarga de buques y los productos médicos.
China no ha tardado en reaccionar a la medida. Por medio de su Ministerio de Comercio, ha hecho saber que estas barreras comerciales “afectarán gravemente” a la cooperación entre ambas potencias. De un modo más taxativo, la cartera de Exteriores ha asegurado que “tomará todas las medidas necesarias” porque debe “proteger sus derechos e intereses legítimos”. A su juicio, EEUU “politiza e instrumentaliza cuestiones económicas y comerciales” en lo que considera “una típica manipulación”, según información recogida por la agencia Efe.
La cancillería ha expresado además su “enérgica insatisfacción” y acusa a Washington de vulnerar las normas de la Organización Mundial del Comercio. “En lugar de corregir sus errores, Estados Unidos se empeña en volver a cometerlos”, indica. En consecuencia, le insta a “rectificar inmediatamente su enfoque erróneo y anular las medidas arancelarias impuestas”.
El arancel más contundente de los aprobados por la Administración estadounidense afecta a los vehículos eléctricos, que pasará del 25% al 100% este año. Ese incremento responde al sustancial aumento de las exportaciones de vehículos eléctricos de China a EEUU, que crecieron un 70% entre 2022 y 2023, algo que Washington percibe como una amenaza para el desarrollo del mercado interno de dichos automóviles.
Biden pretende que hasta dos tercios de los nuevos coches vendidos en Estados Unidos sean eléctricos en 2032 y, para ello, ha impulsado diferentes programas que incentiven su producción.
Otra subida arancelaria significativa recae sobre las baterías utilizadas en los vehículos eléctricos, un mercado que China controla en un 80% gracias a su posición dominante en la minería, procesamiento y refinado de minerales críticos.
En concreto, según la Casa Blanca, los gravámenes sobre las baterías de iones de litio pasarán del 7,5% al 25% este año, mientras que el arancel sobre las baterías no destinadas a vehículos eléctricos aumentará en la misma proporción en 2026.
La tasa sobre las piezas de baterías pasará del 7,5% al 25% este año, y la de grafito natural e imanes permanentes, del 0% al 25% en 2026. Por último, el arancel para otros minerales críticos subirá del 0% al 25% en este 2024.
En el área de energía limpia, también aumentará el gravamen sobre los paneles solares, que pasarán este año del 25% al 50%. El mismo incremento se aplicará a los semiconductores, aunque en este caso la subida se realizará en 2025, y tendrá como objetivo impulsar la producción nacional de estos elementos, respaldada por una inversión de 53.000 millones de dólares que aprobó el Congreso en 2022 y que busca evitar los incrementos de precio que se vivieron durante la pandemia en sectores como el automovilístico y el de los electrodomésticos.
¿Hacia una nueva guerra comercial?
Joe Biden ha justificado su iniciativa en el hecho de que China “hace trampas” y promete que, en lo que hace a los vehículos eléctricos del futuro, “se fabricarán en Estados Unidos”. Los aranceles anunciados se extienden también a productos como las grúas de descarga de barcos o a jeringuillas, guantes y otros productos médicos, pero la Casa Blanca quiere distinguir estos gravámenes -dirigidos a sectores en que su Administración ha realizado grandes inversiones- de los “aranceles indiscriminados” que, en su opinión, impuso Donald Trump cuando era presidente.
Durante ese mandato, se gravaron productos chinos valorados en cientos de miles de millones de dólares y Pekín respondió con más aranceles, lo que dio lugar a una guerra comercial que obstaculizó el crecimiento global y generó interrupciones en las cadenas de suministro, de acuerdo con el reporte de la agencia Efe.
En una visita a China, la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, mostró en abril su preocupación sobre el “apoyo directo e indirecto” por parte de China a sectores como el de los vehículos eléctricos y consideró que ese respaldo “está causando un exceso de capacidad industrial china”, algo que niegan las autoridades del país asiático.
El anuncio de Biden se produce en plena campaña para las elecciones del 5 de noviembre y en un momento en el que el presidente ha adoptado un tono cada vez más duro con China a pesar de haber abierto un diálogo con Pekín, en un intento por conquistar a la clase trabajadora de EEUU y alejarla del expresidente Trump, ahora de nuevo candidato republicano. Algunos de los aranceles anunciados por la Casa Blanca entrarían en vigor en 2025 o 2026, por lo que en realidad su aplicación dependerá de quien gane los comicios.