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Aprovechando la celebración del Mundial de Rusia lanzamos este blog para contar las historias más curiosas o desconocidas de los mundiales: política, literatura, algún test de conocimientos, economía y algo de fútbol.

El perro que recuperó la Copa del Mundo

El perro que recuperó la Copa del Mundo

Óscar Abou-Kassem / Paco López

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El trofeo de la Copa del Mundo ha tenido dos vidas y dos formas. La primera, que duró hasta 1970, era un alegoría de Niké, la diosa griega de la victoria, sujetando una copa octogonal. Se llamaba trofeo Jules Rimet en honor al presidente de la FIFA de 1921 a 1954 e impulsor del torneo. Estaba compuesto por plata y chapado en oro con una base de lapislázuli y un peso total de 3,8 kilos. El galardón fue entregado a Brasil en 1970 de forma definitiva tras lograr el tercer campeonato, tal y como estipulaban las normas. Desde 1974 se entrega el “trofeo de la Copa Mundial de la FIFA” que representa a dos figuras humanas sujetando un globo terráqueo. 

El primer trofeo vivió varias peripecias antes y después de acabar en manos de los brasileños de forma definitiva. En 1966 Inglaterra se prepara orgullosa para albergar el Mundial. El fútbol volvía a casa y en los meses previos al torneo se realizó una exposición publica del trofeo en Londres.

La Federación de Fútbol Inglesa había cedido la copa para exhibirla en una exposición de sellos en el Hall Central de Westminster, con el “estricto acuerdo por escrito de que se exhibiría en una vitrina de cristal”. También insistieron en que se colocara un guardia al lado, noche y día.

El domingo 20 de marzo y con la exposición cerrada al público la copa Jules Rimet desapareció. Los guardias hacían revisiones cada hora pero entre las 11 y las 12 del mediodía se produjo el robo. Curiosamente los ladrones se llevaron el trofeo pero dejaron algunos sellos con un valor muy superior al de la copa.

Se inició entonces una campaña para recuperar el trofeo y se prometió una recompensa generosa para quien lo trajera sano y salvo. La Federación inglesa llegó a recibir una carta en la que se le exigía el pago de 15.000 libras para recuperar el trofeo y una serie de instrucciones a seguir. La Policía detuvo a los autores de la misiva que resultaron ser unos farsantes que no tenían la copa. 

Y así fue como una semana después de su desaparición el trofeo fue encontrado de la manera menos esperada. David Corbett, un estibador que trabajaba en el Tamesis, estaba paseando a su perro Pickles por un jardín en South Norwood, al sur de Londres, cuando el animal se enfrascó con un arbusto. Había encontrado algo envuelto en hojas de periódico. 

El dueño del perro lo relató a la prensa con detalle: “Miré hacia abajo y vi el paquete. Lo recogí, era muy pesado. Le arranqué un extremo; una base. Le arranqué el otro extremo: ¡una figura de oro! Todavía no me di cuenta de lo que era. Volví a la base del trofeo y le di la vuelta. Ponía ‘Brasil 1962’, y de repente me di cuenta de lo que era”. Corbett entró corriendo para mostrársela a su esposa Jean, y luego se la llevó a la Policía. Se aseguró de decirles a los policías, que no salían de su asombro, que todo el mérito era de Pickles. Los agentes nunca encontraron a los autores del robo.

Perro y dueño fueron recompensados. Corbett recibió 6.000 libras de la época (unos 180.000 euros actuales). Para ponerlo en contexto los jugadores ingleses que ganaron ese Mundial se llevaron 1.360 libras por cabeza. 

Pickles se convirtió en una estrella. Un fabricante de comida para perros le garantizó suministro para el resto de su vida. Recibió todo tipo de agasajos incluida una medalla el mérito. Incluso llegó a protagonizar una película. Pero su carrera como celebridad acabó tristemente pronto. Al año siguiente su correa se enganchó con una rama mientras perseguía a un gato y se ahogó. Fue enterrado con honores en el jardín de su dueño y su correa se conserva en el Museo del Fútbol de Manchester. 

El mismo trofeo volvió a ser robado en 1983 de la sede de la Federación Brasileña de Fútbol. La policía brasileña, incapaz de recuperar el trofeo, acabó deteniendo a cuatro personas a las que acusó de haber fundido el trofeo. 

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