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Actores y actrices en Murcia, frente al abismo laboral y las “devastadoras declaraciones del ministro de Cultura”

Lola Escribano en 'La casa de Bernarda Alba' de Alquibla Teatro/ Rafa Márquez

José Antonio Fuentes

Murcia —

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Visto desde fuera, iconos y grandes producciones al margen, es difícil atisbar la cadena de vulnerabilidades puestas en juego al levantar un proyecto artístico, la complejidad de una producción cinematográfica o teatral. Lo oculto siempre arroja luz sobre lo visible y, el mundo de la interpretación, asegura Manuel de Reyes, presidente de la UARM (Unión de Actores y Actrices de la Región de Murcia), es “un mundo difícil, somos el último eslabón de la cadena. Los actores estamos desprovistos de todo. Tenemos un 92% de paro en el ámbito nacional”.

Reyes, 44 años, es padre de dos hijos y actor profesional desde hace más de veinte. Siempre ha vivido del teatro aunque no exclusivamente de la interpretación. Reconoce llevar toda la vida en crisis y asegura que “esto no es una crisis, es una debacle; la suspensión desde el minuto cero de todo el trabajo del sector. Es una situación que no vamos a poder superar”.

El sector audiovisual, las artes escénicas y la industria del doblaje son las salidas naturales de los profesionales de la interpretación. No obstante, el 80% se dedica al teatro y “sólo unos pocos privilegiados pueden vivir exclusivamente de su labor actoral”, comenta Reyes. Un informe reciente de la Comunidad Valenciana refleja la precariedad del sector diez años después de la anterior crisis: un 91% de los trabajadores de las artes escénicas se ven obligados a complementar sus ingresos con otros empleos.

“Sueños aplazados”

“En enero miraba el año que me esperaba y por primera vez estaba ilusionada, tenía bastantes actuaciones, estrenos y proyectos estupendos que me garantizaban suficiente trabajo”, asegura Elia Estrada, actriz albaceteña de 37 años.

La UARM agrupa a unos 150 actores y actrices profesionales en la Región de Murcia. Una de las más veteranas es Lola Escribano, de 62 años y miembro de la actual directiva. Ha trabajado con reconocidas compañías teatrales en Murcia: Alquibla Teatro, La Ferroviaria y Doble K Teatro, entre otras. Ha participado en series televisivas como ‘Cuéntame’ y ‘La que se avecina’. En este momento, se encuentra confinada en casa junto a sus nietos -su hija y yerno se dedican a actividades esenciales durante el estado de alarma-. En los últimos años confiesa estar más dedicada a la familia ya que la edad en este oficio, no perdona. “Por mi edad no hay trabajo, es muy difícil, te llaman muy poco”, comenta Escribano.

Vive sin miedo a la COVID-19, y aunque toma sus precauciones, sale de casa al supermercado una vez por semana. “Cuando veo lo que cuesta el carro de la compra, pienso: Dios mío, cómo estarán mis compañeros. Conozco a muchos que lo están pasando fatal”, señala Escribano.

En otro extremo generacional está Aurora Briz, joven actriz y creadora escénica cartagenera, última ganadora del Creajoven Artes Escénicas con el espectáculo, ‘Ella’, organizado por el ayuntamiento de Murcia. Durante el confinamiento trata de mantenerse creativa y no pensar mucho en qué vendrá. “Los artistas estamos curtidos en vivir el presente”, afirma. Como todos, se enfrenta a cancelaciones de funciones, talleres, conciertos y otros “sueños aplazados”. No sabe cuándo recibirá los pagos pendientes y no tiene posibilidad de acogerse a ninguna ayuda social ya que factura a través de otra empresa. “Como autónoma en la sombra no hay sostén social para nosotras”, afirma Briz.

“Abismo laboral”

Los actores y actrices profesionales, en su mayor parte, son personal laboral contratado por compañías. Las ayudas, cuando se dan, no repercuten directamente al sector actoral. Además, no pueden acogerse al subsidio por desempleo debido a la alta temporalidad. Sin contratos fijos, hablamos de días contados por obra y servicio en concepto de ensayos o actuaciones y, esto, en el mejor de los casos. Ni ERTEs, vacaciones remuneradas o días de asuntos propios. “En 22 años de profesión jamás he cobrado el paro ni he disfrutado de ningún tipo de ayuda directa destinada a nuestro sector”, asegura Reyes, “el sector de las artes escénicas es mucho más que las compañías. Sin ellas no trabajaríamos, es cierto, pero sin nosotros tampoco podrían hacerlo”.

Más de 30 entidades de toda España vinculadas a las artes escénicas y la música han elaborado un documento conjunto donde se recogen 52 medidas -nueve de ellas atañen directamente a actores- para implementar un plan de choque ante lo que consideran una “emergencia cultural”. En la Región de Murcia, la Consejería de Educación y Cultura trabaja en el Plan CREA, (Crea, Renueva, Expande y Atrae), para apoyar a las industriales culturales y creativas ante el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus. Del alcance real de estas medidas excepcionales que atiendan a la heterogeneidad, inestabilidad e intermitencia específica del sector depende la subsistencia de muchos artistas en Murcia. “Me encantaría que el Gobierno se acordara de la cultura en la misma proporción que ayuda a todo el mundo a sobrellevar la cuarentena con libros, música, series, películas y arte”, asegura Elia Estrada.

El segundo trimestre del año es un momento de gran actividad laboral en el sector escénico. Se generan ahorros con los que sobrellevar periodos de inactividad. “De momento, he perdido 25 días de trabajo -entre bolos, ensayos y un estreno-. El 80% de estas actuaciones no se recuperarán. Esto supone más de un tercio de mi sueldo anual, suponiendo que no se alargue la vuelta a la normalidad”, asegura Nico Andreo, actor murciano de 44 años.

Beatriz Maciá y Nico Andreo son pareja y compañeros de profesión. Esta crisis tiene dos caras para ellos; la dura, de la incertidumbre y aislamiento social y un lado positivo; “tenemos un bebé de 3 meses con el que disfrutamos cada minuto de su crecimiento. Nico tenía mucho trabajo y no hubiera podido estar tan presente. En nuestra profesión, no se puede tomar una baja de paternidad”, comenta Maciá.

Con el fin de mejorar las condiciones de los trabajadores de la cultura, en 2018, un Real Decreto adecuo la normativa a las especialidades del trabajo artístico. Gracias a este nuevo Régimen de artistas que contempla los periodos de inactividad en la profesión, Maciá, pudo solicitar una baja por embarazo de riesgo -debido a la fisicidad de la profesión- los meses previos al parto. Un asunto cotidiano en muchos trabajos es excepcional en el mundo artístico. “Soy la primera persona en Murcia en solicitar esta ayuda y me llevó meses conseguirlo. Las trabas burocráticas relacionadas con la administración y los artistas son surrealistas”, concluye Maciá.

“Nadie sale ileso”

Una debacle, en cualquier sector económico, tiene muchos nombres y apellidos. Detrás de las grandes cifras hay personas desconcertadas y a las que, literalmente, le tiemblan las piernas al pensar en la recuperación económica. La actriz marionetista, Begoña Iriarte, antes de que el confinamiento lo invadiera todo, sabía lo que era un encierro. “Es una situación habitual para nosotras, no trabajar durante un largo periodo de tiempo y salir muy poco de casa para reducir los gastos al máximo. Solemos guardar dinero en previsión del abismo laboral”, comenta Iriarte, coordinadora de cultura de la asociación PAREM (Asociación de Ayuda a las Personas Refugiadas) se encarga de hacer partícipes de la vida cultural de la ciudad a los usuarios. El pasado verano volvió a los campos de refugiados de Grecia con su títere, “el arte abre puertas internas y externas. Y lo más importante, nos iguala”. Asegura que, en estos días, tenemos muchos espejos en los que mirarnos, “sin ir más lejos, muchas de las personas refugiadas que ayudamos en PAREM están dando comida y alojamiento a inmigrantes que viven en la calle”.

La actriz Laura Miralles piensa que nada volverá a ser igual. Como tantas artistas en este país ha contribuido a hacer más llevaderos los días de encierro con clases abiertas de improvisación y videos didácticos subidos a sus redes sociales. “Esta pandemia nos ha arrebatado muchas cosas que dábamos por sentado. Y ante eso, nadie sale ileso”, asegura Miralles.

Como tantos docentes ha cambiado las clases presenciales de interpretación por videollamadas, reinventándose una vez más. Se pregunta, Miralles, cuándo verá de nuevo un teatro lleno, “cuándo podremos sentarnos codo con codo y disfrutar en nuestras butacas de un espectáculo, que se ofrecerá con más amor porque eso significará que hemos sobrevivido”.

Esta pandemia mundial va un paso por delante. La emergencia sanitaria y el estado de alarma no se vio venir. Ahora, todo indica que la vuelta a la 'normalidad' estará condicionada por cuestiones inconcebibles hace apenas unas semanas: distanciamiento social, desescalada y control exhaustivo del virus SARS-CoV-2 con el fin de evitar nuevos brotes de contagios masivos. La consecuencia inmediata para los trabajadores de la cultura es clara, la reapertura de cines y teatros se prolongará mucho más de lo previsto inicialmente, se habla de 2021. En este contexto de gran incertidumbre, la comparecencia del ministro de Deportes y Cultura, Rodríguez Uribes, ha desatado una ola de indignación y comunicados de entidades y profesionales de la cultura en toda España ante la falta de propuestas. Manuel de Reyes confiesa que, actores y actrices, se sienten totalmente abandonados ante las “devastadoras declaraciones del ministro”. De hecho, la Unión de Actores y Actrices ha convocado un 'apagón cultural' en redes sociales durante el 10 y 11 de abril en respuesta a las declaraciones del ministro Uribes.

El teatro ha sobrevivido a pandemias, crisis económicas e incontables debacles sociales en sus más de 2.000 años de existencia. “Estamos convencidos que saldrán un montón de historias cuando todo esto acabe y esperamos tener mucho trabajo”, comentan Maciá y Andreo. “Seguiré aquí cuando pase el temblor, mi corazón pertenece al teatro”, concluye Briz.

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