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Ulisés Illán, escritor: “El CAP Ciudad de Murcia llegó como una bocanada de aire fresco en un cuarto cerrado y viciado”

Ulises Illán, autor de 'Gol en el descuento. Doce historias de fútbol popular'

Javier García Clavel

22 de diciembre de 2023 06:01 h

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Ulises Illán ha escrito un libro sobre el fútbol, ese deporte que antes de ser secuestrado por el mercado era de todos y todas, el deporte popular por antonomasia. Gol en el descuento, que es el momento de un partido en que todo puede pasar todavía, recoge doce historias de doce clubes de fútbol europeos y norteamericanos, equipos para los que el enriquecimiento de las directivas no es lo más importante, equipos que nunca ganarán a cualquier precio. Este libro publicado por la recién nacida editorial Saigón es un libro de fútbol, pero también una recopilación de cómo se puede luchar por los derechos sociales y por tu comunidad desde el fútbol.

Empecemos por el principio: ¿qué es el fútbol popular?

En nuestro país el fútbol popular enmarca a un movimiento que se caracteriza por querer recuperar la propiedad de los clubes y volver a democratizarlos, dotándolos de mecanismos para una justa y transparente gobernanza a través de sus socios. No obstante, para mí el fútbol popular abarca mucho más que los clubes populares o trust de socios a la vanguardia del movimiento. Es también aquel fútbol amateur, ocioso, mixto, comunitario o reivindicativo que cuento a través de doce realidades diferentes en el libro.

¿Cuándo el fútbol negocio comenzó a secuestrar el fútbol real?

El fútbol se va pervirtiendo, como todo, mediante intereses creados ajenos a la práctica deportiva subyacentes del sistema económico vigente. Un hito importante fue la obligación de reconvertir los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas a principios de los años 90, es decir, en empresas, alejando al balompié de sus socios y convirtiéndonos en clientes.

Una de las prohibiciones que impone el fútbol negocio en España es la posibilidad de que un jugador, un club o una afición se manifiesten frente a diversas injusticias sociales. ¿Hasta dónde llega esa prohibición? ¿Ocurre en otros países?

Hay normativas federativas que sancionan a los clubes y, por ende, códigos disciplinarios en los clubes que imposibilitan el apoyo de los jugadores a sus comunidades o luchas sociales. Siempre hay excepciones bajo un componente político dominante, como ocurre con el diferente trato a Ucrania y Palestina. Lo ideal sería organizarse. Por ejemplo, en el libro cuento como el Portland Timbers y el Seattle Sounders FC se unieron contra la prohibición de símbolos antifascistas y antirracistas en los estadios norteamericanos, tumbando la normativa.

El CAP Ciudad de Murcia tuvo problemas por algo similar.

Sí, claro, de forma directa e indirecta al club le ha pasado factura posicionarse en ciertas luchas sociales. Lo más visible fue una sanción económica y apercibimiento de cierre cuando nuestros jugadores celebraron un gol con una bandera que decía: “No al muro, soterramiento ya”.

Las jugadoras de fútbol de España han dado una lección al mundo en este sentido de compromiso con la realidad que les rodea y con su propio trabajo. Por ejemplo, son un ejemplo en la lucha contra el machismo y también en la lucha por unas condiciones de trabajo dignas. ¿Por qué crees que el fútbol masculino se mantiene en silencio, semana tras semana?

Más que el fútbol masculino, diría que el fútbol profesional masculino. Creo que se suman dos factores importantes, el primero de clase y condición: al fin y al cabo son hombres y ricos, por tanto pertenecen a una élite económica y social que comulga comúnmente con unas ideas conservadoras y reaccionarias a cualquier tipo de progreso para no poner en peligro sus privilegios. El segundo, el antes comentado: hablar no sale gratis. Es un problema más allá de nuestras fronteras. En uno de los capítulos dedicado a un club de Varsovia, se relata los menosprecios públicos del presidente de la federación polaca al fútbol femenino y la respuesta de este club.

Tu libro tiene un aire a libro de viajes, y en cada capítulo se cuenta la historia del lugar donde nace el equipo protagonista, lo que nos ayuda a entender de dónde vienen los problemas que los clubes afrontan con su acción social. ¿De qué viaje, real o figurado, guardas un recuerdo especial?

Es complicado, creo que elegiría el barrio gijonés de Ceares, Manchester o incluso Nicosia, la capital chipriota. Para mi es imposible disociar lugares y personas. Quizá por lazos personales me quede con estos en vez de Florencia, Berlín, el Bronx, Detroit, Tel Aviv, Marsella, Varsovia o Salamanca. Es muy curioso ver el feedback que me llega, cada lector se enamora de un club y lugar diferente, para mí es una gozada que esto ocurra. Dos de las últimas personas que me han escrito coinciden en aplaudir el capítulo del C. S. Lebowski, un club reapropiado por su afición, la cual cansada del fútbol negocio acude a animarles por ser el último equipo de la última categoría.

Volviendo al Ciudad, uno de los capítulos los dedicas a este equipo que conoces muy bien. Su nacimiento puede servir para explicar bien qué es el fútbol y qué es el fútbol negocio.

En Murcia, desde luego, creo que el CAP Ciudad de Murcia es un punto de inflexión en el fútbol regional. Llegó como una bocanada de aire fresco en un cuarto cerrado y viciado, y demostró que se puede crear alternativa a esta realidad futbolística tan mezquina y bruta. Quizá no esté pasando por sus mejores momentos en cuanto a apoyo social; personalmente creo que la época de los ascensos, tanto masculinos como femeninos, hacía más sencillo llenar las gradas (aunque seguimos recibiendo el premio a la mejor afición temporada tras temporada). La tercera división es una categoría dura donde se ganan menos partidos. Por mirar el vaso medio lleno, esto ha afianzado a la verdadera masa social, dueña del club, destacando la calidad y no la cantidad de la misma en un José Barnés que siempre es una fiesta.

¿Cuál es el futuro del fútbol popular si el objetivo no es ganar títulos? ¿Y cuál crees que es el futuro del fútbol negocio?

No creo que el objetivo no sea ganar títulos. El Union Berlin, protagonista de uno de los doce capítulos, es un club de socios que ha jugado esta temporada la UEFA Champions League. Es un ejemplo de que se puede ganar, pero no a cualquier precio, aquí estaría la clave. El Union sigue siendo el único club alemán que no ha vendido el nombre de su estadio a una empresa puesto que su propiedad, gestión y administración está en manos de la comunidad que conforma su afición. El fútbol negocio, por su parte, empeñado hasta en cambiar los escudos de los equipos, seguirá siendo el fútbol dominante, como en la música lo es el pop comercial, un producto cuidado para las masas aborregadas. Al otro lado, el fútbol popular tiene su razón de ser y nicho de mercado en el underground, aunque de vez en cuando se deja ver en un mainstream cansado de tanto plástico y con ganas de relatos tan subversivos como los que he plasmado en Gol en el descuento. Doce historias de fútbol popular.

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