Primeras voces sobre el Pacto Educativo, y la primera en la frente. Dicen los amigos de Ciudadanos que “la cuestión docente, la convivencia escolar y las evaluaciones al sistema educativo, son los temas prioritarios que Ciudadanos pondrá sobre la mesa.”
¿En serio? ¿Esas son las prioridades? ¿Nada de reducir el número de alumnos por aula? ¿Nada de mejorar la distribución de alumnos, de evitar la formación de guetos?, ¿Nada de recuperar todo lo perdido en atención a la diversidad?, ¿Nada de implantar y extender una Formación Profesional de verdad y no ese engaño que nos trajo la LOMCE para mantener, con el menor gasto posible, a los alumnos que no quieren estudiar dentro de un aula a la que simplemente se le cambió el cartel y se la llamó “taller”?
Pues no, “la cuestión docente”, esa es la prioridad. Lo que viene a significar, por si alguien no lo ha traducido todavía: “la culpa la tienen los profesores, los profesores son muy malos”.
¡Anda, Diego, cómo te pasas!, eso no es lo que dice Ciudadanos, cómo se te ocurre.
Vale, sigo leyendo, porque “La cuestión docente” puede significar muchas cosas, tenéis razón, pero lo que pasa es que yo llevo 17 años en “la cuestión docente”, y sé por dónde van los tiros. Sigo leyendo “La cuestión docente es el sistema de acceso a las plazas, la formación continua de maestros y profesores (…) e intentar cambiar el panorama que hay con el capital humano en esta profesión”.
Leed bien “intentar cambiar el panorama”. ¿Qué panorama hay en el profesorado, hoy? Decídmelo, por favor, demócratas liberales de Ciudadanos. Decidme qué significa ese sustantivo, ese panorama. “Vaya panorama tenemos”, eso dice la gente, ante una catástrofe, no sé, por ejemplo, cuando se enteran de que Ciudadanos pacta con el PP mantener cerrado el Rosell y colapsar la Sanidad Pública en Cartagena. Es un ejemplo, de panorama.
¿Y por qué iba Ciudadanos a insultar tan gratuitamente a los profesores?
Primero, porque Ciudadanos son políticos profesionales, es decir, que buscan, a toda costa, la aclamación popular, la adhesión ciudadana más fácil y cómoda. Y sí, lamentablemente, en España, los profesores somos el colectivo más odiado por la mayoría de la población. Cualquier político sabe que la forma más fácil y rápida de ganar votos y simpatías, es insultar a los profesores. Preguntadle a Esperanza Aguirre, por ejemplo.
El odio que los españoles sienten por los profesores tiene su origen, claro, en un desprecio absoluto por la educación de sus hijos. Esto mucha gente no lo sabe, lo cual es muy significativo: hay una ley que obliga a que las bajas de los profesores queden quince días sin cubrir. Cada vez que hay una baja, los alumnos de ese profesor están dos semanas sin clase, por ejemplo, de matemáticas. ¿Alguien ha oído a algún padre quejarse de esa ley? El gran problema, todos lo sabemos, nos lo repiten los medios cada día, nos lo dice hasta Ikea, el gran problema no es estar quince días sin aprender matemáticas, sino los Deberes. Que los mandan los malvados, perversos profesores. Y solo para fastidiar a sus hijos. Qué cabrones, los profesores.
En mi centro, el Departamento de Lengua y Literatura ha pasado de tener diez profesores en 2008 a tener solamente cinco hoy. En solo ocho años somos la mitad de profesores para atender a prácticamente los mismos alumnos. Pero eso no es un problema educativo, claro que no, eso da igual, porque los niños están guardados y no molestan. Que aprendan, o no, es lo de menos. No ha venido ningún padre a mis tutorías a quejarse de eso, de que cada vez están más masificadas las aulas y peor atendidos los alumnos. Sí han venido a quejarse de profesores. Que son muy malos. Y le tienen manía a su angelical retoño. Eso sí.
“El panorama que hay hoy con el capital humano”. Uff, el lenguaje. No les bastaba con panorama, no, tenían que meter también lo de capital humano. ¿Qué es eso? ¿Capital humano? ¿Nos van a devaluar? ¿Invertirán en Bolsa, con nosotros, con ese capital? ¿Se va a basar, el Pacto Educativo, como la LOMCE, solamente en el capital, en la mercantilización de la educación?
Pero sigo, porque, según Ciudadanos, hay un problema con “el sistema de acceso a las plazas”. Que me lo expliquen. El sistema de acceso. Yo he pasado por ese sistema de acceso. He tenido que comentar un texto medieval, establecer la fecha por el estado de evolución del castellano que se mostraba en el texto, establecer el autor y analizar el estilo del mismo. He tenido que comentar un texto contemporáneo atendiendo a su pragmática y retórica. He tenido que estudiar todo el temario de cinco años de carrera, y más, y sacar dos bolas y desarrollar el tema en cuestión. He tenido que exponer un supuesto práctico didáctico. He tenido que sacar otra bola y exponer un tema de legislación educativa. He tenido que competir contra miles de opositores por una decena de plazas. He estado en los dos lados, como opositor y como tribunal. La preparación para aprobar es durísima.
La objetividad es impecable. La ausencia total, la imposibilidad absoluta de enchufes o manipulaciones es ejemplar. ¿Qué les molesta, a Ciudadanos, de ese sistema de acceso? ¿Su alta exigencia? ¿Que no se pueda echar una mano al primo, al cuñado? ¿Les molesta, tal vez, que el profesor que consigue una plaza no le debe ningún favor a nadie, que sabe que se lo ha ganado, y que no tiene que hacer la pelota, ser sumiso, mantener la boca cerrada? Puede que vayan por ahí los tiros. Ya la LOMCE buscaba eso, dejando a los directores de los centros la posibilidad de contratar y de desplazar a profesores, instalando, y eso está ahí, ya, lo vivimos a diario, una dictadura del miedo y el silencio. A lo mejor, lo que quiere Ciudadanos son profesores atemorizados, contratados a dedo, buenos perros de sus amos. Porque, en cuanto a exigencia y objetividad, que nadie se engañe, no hay sistema más duro y más justo que una oposición con un tribunal de profesores elegidos por sorteo.
Tampoco ha dicho nada, nunca, Ciudadanos, por cierto, de que en la educación concertada y privada no haya ningún filtro para ser docente. Un título, y una entrevista. Eso sí es objetividad. En la concertada, que tanto defiende Ciudadanos, nadie conoce casos de enchufes, ¿verdad?
Para terminar, dice Ciudadanos que hay también un problema en “la formación de los profesores”. Es decir, que no estamos formados, que somos tontos, incapaces. Pues yo miro a mi alrededor y veo grandes profesionales. Veo a licenciados que han tenido las mejores notas de sus promociones, que han tenido una gran preparación (de lo contrario, no tienes nada que hacer en una oposición). Veo a doctores, yo mismo soy doctor. Me gustaría que se hiciera una estadística del número de doctores por profesión, cuántos doctores hay en la política, en la banca, en otros campos.
A no ser, claro, que lo que quiera Ciudadanos sea formarnos en “Educación Emocional” o en “Capital educativo cool al estilo Ikea”. Ahí no estamos formados. Claro que no. Porque somos profesores, no animadores de parque de bolas. Por si no se habían enterado.
Pues eso. Que, como siempre, en el Pacto Educativo estarán ellos, los de la foto. Y no estaremos nosotros, los profesores que, pese a nuestros doctorados o licenciaturas, pese a nuestras décadas de experiencia, no sabemos nada de educación. Y debe de ser verdad, que no sabemos nada. Porque yo, con todo lo que he estudiado, podría hacer la Gran Reforma Educativa tal que así. Punto uno: se limita a quince el número máximo de alumnos por aula. Punto dos: una Formación Profesional de verdad. Punto tres: ya está.
Creo que cualquiera que haya dado clase más de un mes, sabe que esa es la única clave. Tiempo y espacio para atender a los alumnos como ellos se merecen. Menos alumnos por profesor. Y nada más, todo lo demás son formas de camuflar un ahorro, formas de decir “no nos queremos gastar un euro en educación, porque, en el fondo, a nadie le importa”. Y por eso las teorías psicopedagógicas extrañas, y las campañas contra los deberes, y los insultos a los profesores: es fácil, es barato, se mantiene a la gente entretenida, parece que trabajamos, los políticos, que nos estamos currando el Gran Pacto.
Los profesores seguiremos solos. Os animo a uniros, a luchar. Es la única manera de combatir el desprecio: lucha, dignidad, orgullo.
*Diego Sánchez Aguilar es Profesor de Enseñanza Secundaria, escritor y miembro de la Asamblea de Docentes de Cartagena y Comarca