Que el periodismo se ha convertido en una profesión precaria no es ninguna noticia. La imagen romántica del investigador viajero, mezcla de Indiana Jones y Lawrence de Arabia que aún sigue presente en la conciencia colectiva, es un triste (y falso) recuerdo holliwoodiense. El periodismo es hoy una disciplina en la que la inmediatez extrema prima sobre la calidad y el número de clicks está por encima de la veracidad. Y es además una profesión en la que la propiedad se ha concentrado en muy pocas manos, pertenecientes a oligarcas cuyos intereses tienen muy poco que ver con la ética profesional. Por eso se han vaciado las redacciones, hoy raquíticas, y por eso hoy el sector es cada vez más dependiente de las notas de prensa y las noticias de agencia.
Quienes estamos en un gabinete de comunicación de una empresa, una institucion o un partido, somos necesariamente una voz interesada. Pero se nos supone un mínimo de veracidad. Todos sabemos que en muchos medios, especialmente en los digitales, no se va a contrastar lo que decimos en una nota de prensa. Que no hay tiempo, ni gente y que van a confiar en que lo que decimos es parcial, sí, pero no mentira. Que no nos vamos a inventar los hechos. Principalmente, porque al final si mientes y te pillan, puede que ya no se fíen nunca más de ti como fuente, y eso nunca es bueno para alguien que se dedique a la comunicación.
Que Vox es un partido de extrema derecha al que no le gusta nada la libertad de expresión, es otra afirmación que tampoco es ninguna noticia. Ellos mismos se vanaglorian de haber vetado de sus ruedas de prensa a los medios de comunicación que han publicado información negativa para el partido. Medios tan dispares ideológicamente como El Español, El Mundo, Público o Cadena SER. Precisamente esta actitud ha hecho que la Asamblea Regional haya aprobado una moción de apoyo a la libertad de prensa y de expresión. Vox ha respondido con una enmienda en la que básicamente negaban la existencia de la libertad de prensa y se arrogaban la capacidad de seguir vetando al medio de comunicación que consideren. Finalizaban la enmienda con una frase en la que instaban a retirar las subvenciones a todo partido u organización cuya ideología no sea reconocida pacíficamente por la totalidad de la sociedad, en respuesta a que en la moción original se solicitaba la retirada de subvenciones públicas a aquellos partidos que no respeten la constitucional libertad comunicació
Ignorando toda conexión con la realidad, tras el debate en el pleno, Vox ha enviado una nota de prensa en la que aseguraba que solo ellos habían votado contra las subvenciones a los partidos y que el resto de formaciones habían votado en contra. Omiten que no es eso lo que se estaba votando, sino que se votaba precisamente contra su actitud antidemocrática. Omiten también que no se trataba de una moción sometida a votación, sino de una frase al final de una enmienda a la moción presentada por el PSOE y apoyada por Podemos. Omiten que el Partido Popular ha aprobado la moción, suprimiendo eso sí cualquier referencia a tomar medidas contra quien atenta contra la libertad de prensa. Omiten la realidad y venden a los periodistas el relato interesado de una mentira.
El pasado miércoles ya vi una noticia publicada (y posteriormente retirada una vez que han comprobado su inexactitud) recogiendo solo lo que Vox asegura falsamente en su nota de prensa. Al día siguiente probablemente aparezca tal cual en periódicos impresos o cadenas de radio. Y especialmente en Internet. En estos tiempos que corren en los que se mezcla de manera explosiva la precariedad del periodista, la concentración empresarial y las ansias por el click, la democracia y la libertad están en peligro. Vox miente, y hay que atreverse a contarlo, a denunciar cómo actúan y a defender la ética y las buenas condiciones laborales de los profesionales de la comunicación. Solo así tendremos una democracia de calidad. De lo contrario, tras el veto vendrá la censura. Y ya nada será noticia.