A comienzos del siglo XXxI hemos avanzado mucho tecnológicamente, hemos llegado a la luna -si es que fue cierto-, pero en lo que se refiere a las relaciones sociales seguimos en la Edad Media. El ser humano es muy rico y complejo en relación a emociones y sentimientos, pero esta escindido entre el ser y el tener, entre la necesidad y el deseo. Se confunde amar a una persona con tener una posesión, como el que tiene un objeto adquirido con mucho deseo. Y lo más triste del asunto, es que cada vez es más frecuente los casos de maltrato entre los más jóvenes.
Esto deja en evidencia la educación que les estamos dando a nuestros jóvenes. Los responsables de estos maltratos y muertes, somos todos, Desde los padres que educan a sus hijos de manera irresponsable hasta los vecinos, amigos y conocidos que oímos y vemos cosas fuera de lugar y mantenemos silencio, pensando que nosotros no tenemos que meternos en los asuntos ajenos. Pero “cuando el rio suena agua lleva”, no lo dudes nunca.
Hay casos de mujeres maltratadoras y asesinas, no lo niego, pero la mayoría de casos son los hombres los maltratadores y asesinos. Y las victimas no son sólo las parejas sino también los niños. No me cabe en la cabeza la cantidad de niños que hay en manos de padres maltratadores por la sentencia de un juez.
La profesión de juez es muy complicada, pero pienso que en ocasiones no investigan lo suficiente o ejercen de una manera muy negligente, porque hay muchas, demasiadas victimas que podían no haberlo sido. Todos, absolutamente todos somos culpables de esta lacra social que no desaparece con el paso del tiempo, sino que está creciendo y ampliando las edades de los maltratadores.
Los padres que viven juntos y no son un ejemplo de conducta para sus hijos son responsables de la mala educación que están recibiendo, porque los hijos aprenden más con el ejemplo que con la palabra. Si ellos ven todos los días faltas de respeto, insultos, trato vejatorio, lo normalizarán y para ellos será lo usual y corriente en un matrimonio. Los celos para los jóvenes no son algo negativo sino una prueba de amor.
Hemos de empezar a mejorar nuestras relaciones y la educación que les damos a nuestros hijos, por el bien de todos y porque queremos que el día de mañana sean personas felices y sanas. Llevemos a nuestros hijos a academias de baile, judo o inglés, pero también dediquémosles tiempo y seamos un ejemplo de conducta, porque de nada me sirve saber mucho, sino sé llevarme bien con el resto del mundo y no tengo adquiridas algunas habilidades sociales básicas.
Y el resto de la sociedad hemos de ser más responsables en nuestra profesión, porque las consecuencias de nuestros errores pueden ser muy graves. Cuando oigamos o veamos algo que nos parece fuera de lo normal actuemos con responsabilidad.
Hay personas que sí que son responsables con la educación de sus hijos y en sus profesiones, y doy las gracias a todos ellos por ser como son, y les animo a que sigan así, porque a pesar de las dificultades y adversidades actúan en consecuencia y responsablemente. Pero hago un llamamiento a la reflexión sobre la violencia de género que todos los días se hace presente en los medios de comunicación y en la sociedad.
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