El trasfondo del acuerdo de Chivite con EH Bildu: un posible salvavidas para la legislatura en Navarra
El viernes el Gobierno de Navarra (PSN, Geroa Bai y Podemos) firmaba con Eh Bildu un acuerdo por el que la formación abertzale se compromete a no presentar una enmienda a la totalidad al proyecto de presupuestos del 2020 del Ejecutivo foral y a facilitar la aprobación de las cuentas en el Parlamento votando en contra de cualquier enmienda a la totalidad que se pueda presentar –Navarra Suma ya ha anunciado que lo hará– y votando a favor o absteniéndose en la votación final. Un acuerdo que, observándolo con detalle, puede ir mucho más allá de los presupuestos de este año, ya que entre los puntos del acuerdo hay políticas de desarrollo a lo largo de la legislatura. Es decir, el acuerdo con EH Bildu puede significar un compromiso más a largo plazo en algunas materias que puede suponer un salvavidas para Chivite, que gobierna en minoría, para el resto de la legislatura.
El acuerdo, que se ha dado a conocer este viernes después de que el lunes ambas partes anunciaran un preacuerdo, recoge un incremento del techo de gasto propuesto inicialmente por el Ejecutivo de 16.745.000 euros que hace que la cifra total ascienda a los 4.573 millones de euros. Casi 17 millones de aumento repartidos en 11 enmiendas parciales que serán incluidas en la redacción final del proyecto de presupuestos que será votado en el Parlamento de Navarra el 27 de febrero.
Como ha remarcado el portavoz de EH Bildu Adolfo Araiz, “el Gobierno tenía que decidir si mirar hacia la izquierda o la derecha y ha elegido la izquierda”, y ha terminado por pactar con la formación abertzale una serie de políticas encaminadas “a mejorar y garantizar los servicios públicos”. Medidas como la “apuesta por los servicios públicos y su gestión directa por la Administración Foral con el compromiso de no privatizar servicios sanitarios”, la adelantada por este periódico de elaborar un estudio para implantar un complemento a las pensiones más bajas de los navarros a través de la Renta Garantizada, la ampliación de la plantilla de la Policía Foral para “garantizar la prestación de los servicios derivados de las transferencias de tráfico y seguridad vial” o el compromiso para impulsar un salario mínimo de 1.200 euros en Navarra.
Algunos de estos compromisos políticos alcanzados por el Gobierno liderado por la socialista María Chivite van más allá de los presupuestos de este curso: son pactos a medio-largo plazo, pactos más bien de legislatura. El propio Adolfo Araiz valoraba que “crea un clima de relación para explorar a lo largo de la legislatura”, en la que va a haber “muchas decisiones y leyes en las que será necesario inclinar el sentido de la orientación política hacia la derecha o hacia la izquierda”.
El Gobierno de Chivite está en minoría y para sacar adelante el resto de los presupuestos de la legislatura y otras leyes necesitará del apoyo de una de las dos fuerzas que están en la oposición: EH Bildu o Navarra Suma. Con este acuerdo, puede marcarse un camino a seguir en los tres años y medio que le quedan de mandato. Y es que EH Bildu era la preferencia también para los socios de gobierno del PSN –Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezquerra desde fuera–. De hecho, la formación liderada por Marisa de Simón ya había anunciado su voto negativo en caso de que el Ejecutivo llegara a un acuerdo en las cuentas con Navarra Suma. Los socios de gobierno prefieren a EH Bildu, con quien ya compartieron mandato en la anterior legislatura del cuatripartito.
Lo histórico de este acuerdo es que EH Bildu haya llegado a un acuerdo para aprobar las cuentas de un Gobierno liderado por los socialistas, algo que no había sucedido jamás, y no solo en Navarra sino tampoco en Euskadi. Un esfuerzo por ambas partes, ya que María Chivite repitió hasta la saciedad durante la campaña y el tiempo de negociaciones para la formación de Gobierno que no pactaría la investidura con los abertzales. Levantó así un veto que ahora ha decidido dejar de lado para poder sacar adelante sus primeros presupuestos. Un paso más hacia la completa 'normalización' de EH Bildu.
Para poder llegar al entendimiento, EH Bildu ha renunciado, al menos por el momento, a cuestiones identitarias como la petición histórica de que la ikurriña sea declarada bandera oficial y pueda ondear en el balcón en aquellos ayuntamientos en los que haya mayoría nacionalistas. A sabiendas de que este tipo de materias iban a generar distanciamiento con el PSN, han decidido aparcarlas y centrarse en políticas de izquierdas hacia la mejora de los servicios públicos en busca de un acercamiento que se ha formalizado.
Ahora falta por ver si EH Bildu termina de afianzarse como socio preferente del Gobierno para los diferentes pactos de legislatura aprovechando también el distanciamiento cada vez mayor del Ejecutivo con Navarra Suma, que parece cada vez más lejos de las pretensiones del Gobierno y que en los últimos meses ha optado por hacer una oposición dura y de confrontación constante con el Ejecutivo.
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