Emilio Sáenz, el directivo que llevó a Volkswagen Navarra a máximos de productividad y que se marcha con los elogios de los trabajadores
Este miércoles la plantilla de Volkswagen Navarra, conformada por algo más de 5.000 empleados, recibía con “gran sorpresa” la noticia de que el presidente de la planta de Landaben, situada en Pamplona, dejaba sus funciones de manera inmediata tras más de una década en el cargo y en un momento clave: a las puertas de la aprobación del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del sector de la automoción hacia el vehículo eléctrico. Se marcha tras haber logrado que en la fábrica de Navarra se vayan a producir de manera simultánea tres modelos de coche diferentes por primera vez en su historia y lograr que la factoría que más emplea en la comunidad foral sea una de las punteras de la marca alemana en todo el mundo.
Los que lo conocen de haber trabajado durante años con él lo definen como “un trabajador cercano que ha dado lo mejor de sí por el bien de todos los empleados” de la fábrica y poco amigo de los halagos, que siempre ha atribuido al conjunto de los empleados de la factoría, pese a que todos coinciden en que su llegada a la dirección de Volkswagen Navarra ha conllevado la consolidación de la planta como una de las referentes de la marca alemana a nivel mundial alcanzando máximos históricos de productividad.
Tampoco le faltan los halagos desde la parte institucional. Fuentes del Gobierno de Navarra destacan de él que siempre ha defendido la presencia de Volkswagen en Navarra, la principal industria de la comunidad foral, y que ha trabajado mucho de la mano del Ejecutivo para el crecimiento de la planta, a la que ha logrado llevar hasta tres modelos de coche diferentes.
Ingeniero por la Universidad de Zaragoza y máster en dirección de empresas por el IESE de Barcelona, comenzó su trayectoria en Volkswagen hace más de 30 años. Primero como ingeniero “en todos los estadios de la fábrica” y luego, a partir de 2007, tras unos años en Portugal al frente de la fábrica de Pamplona en una primera etapa que duraría hasta 2011.
“Cuando llegó en 2007 esto era un hervidero”, relata Alfredo Morales, presidente del Comité de Empresa de Volkswagen Navarra en declaraciones a elDiario.es. “De 2002 a 2007 fueron años muy complejos, había mucha confrontación entre los sindicatos y la dirección y Emilio con su llegada trajo una forma distinta de trabajar, contando con el Comité y la plantilla, lo que cambió el panorama social y el clima laboral”, apunta.
Tras haber calmado las aguas con la parte social, haber logrado lanzar el nuevo modelo del Polo en 2009 y llevar a cifras récor de producción, la dirección de Wolfsburg (sede central de Volkswagen en Alemania) le encomendó en 2011 el reto de dirigir sus dos plantas en Argentina en Pacheco y Córdoba. Cargo que ostentó hasta 2014, cuando regresó a Navarra.
A su vuelta Sáenz consolidó a Volkswagen como la principal industria de Navarra y logró recuperar la segunda línea de montaje con el modelo T-Cross. Desde entonces Landaben se ha asentado como una de las fábricas punteras de la marca alemana en el mundo, produciendo durante las 24 horas del día con tres turnos de trabajo y más de 5.000 empleados un vehículo cada 55 segundos. Casi 1.500 coches al día que han permitido a Volkswagen Navarra cerrar el 2020 con más de 242.000 vehículos producidos, a pesar del parón provocado por la crisis de la COVID-19.
En este último año marcado por la pandemia, Emilio ha logrado que la planta de Navarra vaya a producir a partir de septiembre su tercer modelo de forma simultánea, el Taigo, un hito nunca antes visto en los más de 50 años de historia de la fábrica y que harán que aumenten todavía más las cifras de producción de una planta que ya es de las más competitivas del país.
Además, ha conseguido hacer frente a la crisis de la COVID-19 pactando con el Comité un ERTE para los empleados, que poco a poco han ido volviendo a sus puestos de trabajo hasta recuperar los tres turnos de producción. En estos últimos meses durante varios días ha tenido que cerrar la fábrica, de nuevo tras acordarlo con los sindicatos, por la falta de semiconductores, que ha afectado a más fábricas de vehículos en todo el mundo.
Tras más de 30 años ligado a Volkswagen, Emilio Saénz deja la presidencia de Volkswagen Navarra no sin antes haber dejado fijado el próximo gran desafío que afrontará la planta de Landaben. En la última de sus escasas apariciones públicas, en un foro de Industria celebrado en Pamplona, Sáenz anunció que “entre 2025 y 2026” la fábrica de Navarra pasará a un modelo mixto de fabricación de vehículos de combustión y eléctricos, adelantándose así a los planes iniciales que fijaban esa conversión para el año 2030. “Con humildad, respeto y más juntos que nunca tenemos que trabajar de la mano con el Gobierno central, el de Navarra y la parte social para lograr que el vehículo eléctrico de Volkswagen se haga en Navarra”, señaló.
En el plano más personal, Sáenz ha sido un trabajador “cercano” - “al que podías ir a contarle tus problemas”- y un presidente “diferente”, apunta Morales. “Todos los días que estaba en la fábrica le veías en el taller, le gustaba pasear y estar en contacto directo con los empleados, algo que no había visto hasta entonces. Era distinto a los demás”. Un sentimiento compartido por los demás trabajadores de los sindicatos, que han querido despedirle con una carta en la que resaltan su “trabajo incansable y una lucha por defender el trabajo de esta plantilla”. “Nos salió del corazón. Al igual que a un compañero cuando se jubila le hacemos un homenaje, con Emilio no salió hacer lo mismo, porque se lo merece”.
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