Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Todo en orden
Pongo la radio y se dan la razón unos a otros. Como en toda conversación en la que se opina lo mismo, el coloquio se convierte en una carrera para ver quién se lleva el Premio a la Mayor Burrada. Y se dicen unas cuantas burradas. Por supuesto, están hablando de Cataluña. Pillo un periódico y comparan la situación con la Alemania nazi de los años 30. En otro periódico, el ministro del Interior asegura que en Cataluña ha habido más violencia que en décadas de terrorismo en Euskadi.
En las redes sociales hay factcheckers desmintiendo declaraciones de los políticos pero no se atreven a desmentir a los políticos que afirman que en Cataluña la actuación policial ha sido pulcra y proporcional. Hay decenas de vídeos circulando por internet que demuestran lo contrario sin necesidad de una ardua investigación pero, al parecer, no es suficiente para invocar al demiurgo de las fake news. Como lo fue con Euskadi, con Cataluña se forjarán exitosas carreras periodísticas en Madrid. La equidistancia o el disenso en la Corte siempre fue sinónimo de ostracismo profesional. Como en las Cortes de provincias, por otra parte.
Mientras tanto, la impunidad de la brutalidad policial cumple un nuevo capítulo en Tarajal. Sobre este asunto los medios no se hacen demasiadas preguntas. La muerte en el mar de inmigrantes hostigados por la Guardia Civil no alimenta los shares de televisión. Tampoco tiene rentabilidad política. Y, además, pone en cuestión todas esas cosas preciosas que decimos sobre esta democracia que nos hemos dado entre todos. Así que a otra cosa.
Estas últimas semanas también nos han explicado que hacer huelgas es un sacrilegio. Primero, dicen, es por el fondo. No valen las reivindicaciones de las banderas. Hay cosas más importantes. Pero cuando la bronca es por las condiciones laborales -como la huelga del metal de Bizkaia o la de las trabajadoras de la escuela concertada en Euskadi- la conclusión es la misma: no hagan huelga, no se movilicen, y si lo hacen, váyanse a la punta del Everest, donde no molesten.
En el Constitucional han decidido esta semana que no hay problema en que te despidan por haber caído enfermo y no poder ir al trabajo. Siguiendo el argumento tan de moda de que lo legal es lo único democrático -y que obviamente, las sentencias judiciales hay que acatarlas y respetarlas-, resulta que lo democrático y legal, a lo que te invita la Constitución, es a ir a trabajar con fiebre o una hernia discal del demonio para evitar que te echen a la calle. No parece que haya habido demasiado revuelo. Todo en orden.
Esta semana apenas han durado unas horas las noticias sobre las comisiones abusivas e ilegales que ha cobrado durante años Kutxabank, un banco que en el oasis vasco nos dicen que es diferente, que no es como los demás. A un vicepresidente de ese banco lo acaban de nombrar presidente de Euskaltel. Todo en orden otra vez.
Y podría ser peor, podría empezar hoy mismo una nueva campaña electoral. Una campaña en la que te piden el voto y, a la vez, trampean para que decidas quedarte en casa. Otra campaña tomada por los asesores de marketing y comunicación política, con candidatos con camisas arremangadas y sin corbata. Otra campaña en la que, como en el anuncio de BMW, en vez de explicarte las bondades del coche, te ponen musiquita bonita y un brazo asomando por la ventana. Las emociones sobre la razón, el signo de estos tiempos en los que la superficialidad siempre juega a favor del poder. Todo en orden.
Sobre este blog
Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.