Asteguieta, otra prueba para la convivencia vecinal en Vitoria
Vitoria encara un problema de convivencia a raíz de la fuerte oposición vecinal a la llegada de la familia gitana Manzanares-Cortés al pueblo de Asteguieta, ubicado dentro del municipio y en el que el Gobierno vasco ha adjudicado una vivienda protegida a este clan conocido como Los Pichis. El pasado año ya hubo un gran polémica y protestas cuando esta familia 'okupó' una casa en otra localidad de la periferia vitoriana, Abetxuko. Este domingo por la noche, un millar de personas han cubierto los 3,5 kilómetros que separan Abetxuko de la céntrica plaza de la Virgen Blanca al grito de “Pichis kanpora” ('Pichis fuera') y “No a la delincuencia”. Unas horas antes, a mediodía, otra veintena de personas encabezadas por Fede García (SOS Racismo) también se han concentrado para denunciar que se impida a esta familia el ejercicio de su derecho a disponer de una vivienda digna.
La portavoz de Asteguieta ha explicado al término de la manifestación contra la llegada de los Manzanares-Cortés a un barrio que se ha llenado de pancartas en los últimos días que “es una familia tremendamente problemática”. Ha hablado de su largo historial de “antecedentes” que incluyen, según ha insistido, “amenazas de muerte y agresiones”. Ha apostillado que han continuado con esta actitud durante su estancia en un centro municipal en este ínterin desde su salida de Abetxuko hasta la adjudicación definitiva de la nueva vivienda. Arengados por una minuciosa organización provista de megáfomos y 'walkie-talkies',, los presentes han aplaudido estas palabras y han coreado proclamas como “Asteguieta ganará” o “El pueblo unido jamás será vencido”.
La manifestación ha cubierto en alrededor de una hora la línea recta que separa Abetxuko, un pueblo que pasó a barrio obrero con la llegada de inmigrantes a la floreciente industria vitoriana, del centro de la capital. Nueve tractores y una excavadora han acompañado a la comitiva -también tres patrullas de la Policía Local y dos de la Ertzaintza-, en la que se veían numerosos escudos de Álava y banderas de Brasil o Venezuela, así como ikurriñas. “No somos racistas”, se leía en el cartel casero que portaba una mujer. La portavoz también ha repetido este mensaje y ha dicho que en su barrio conviven personas de numerosas nacionalidades y también miembros “del pueblo gitano”. Durante todo el recorrido los presentes han hecho sonar sus silbatos con el objetivo de que toda Vitoria conociera sus reivindicaciones: “Hoy somos nosotros, mañana puede ser cualquiera”.
Los manifestantes han criticado la inacción del alcalde Gorka Urtaran (PNV). El anonimato que procuraba la masa y la poca iluminación han hecho que florecieran algunos insultos contra el teniente de alcalde y concejal responsable del área social, Peio López de Munain (PSE-EE). El Gobierno vasco y la Diputación también se han llevado un puñado de críticas. Nada se ha mencionado acerca del ataque que sufrió la pasada semana la vivienda pública asignada a la familia Manzanares-Cortés. Tanto el Departamento de Vivienda como el Ayuntamiento condenaron los hechos y apelaron a la “convivencia”.
Mucho menos concurrida y ruidosa ha sido la movilización celebrada por la mañana en el mismo lugar, en la Virgen Blanca. Una veintena de personas han querido dar la “bienvenida” a los Manzanares-Cortés y han denunciado la “xenofobia” instalada en parte de la ciudad. “Ni son clanes ni son sectas clandestinas de criminalidad organizada: son personas, son seres humanos, vascos en situación de exclusión social efectiva que desean ejercer en su propio país sus derechos y obligaciones con normalidad”, ha señalado Fede García, que ha criticado las “arcadias vecinales vascas”.
El de Asteguieta en un nuevo capítulo en la cíclica historia de movilizaciones en Vitoria contra clanes gitanos. Hace un año, tras la polémica en Abetxuko, la asociación Gao Lacho Drom pedía una “oportunidad” para los Manzanares-Cortés.