Vitoria saborea su aperitivo festivo
25 de julio, Día del Blusa y de la Neska. Toca rescatar del altillo las abarcas y afinar los instrumentos de la fanfarria. Vitoria, como cada día de Santiago, ha saboreado su aperitivo predilecto de cara a las inminentes fiestas de La Blanca, que arrancan la próxima semana.
Y es un aperitivo que, como es tradición, tiene mucho sabor a ajo. El mercado del ajo es uno de los grandes atractivos de esta jornada desde primera hora de la mañana. Puestos y puestos consagrados exclusivamente al condimento han colmado Portal del Rey y la cuesta de San Francisco, de donde salían familias con carros de la compra llenos de cabezas. “Pican pero no muerden”, ofrecía un vendedor que no pasaba de los 12 años. “Dos kilitos cinco euros, señora”, replicaba desde enfrente la competencia. Otro joven con gorra de los Yankees que le protegía de un sol inexistente en este tramo del estío vitoriano empleaba reclamos en euskara para colocar el género.
“El ajo bonito no aguanta todo el año”, hacía pedagogía un veterano del mercado, que decía contar con “clientela fija” desde hace 15 'santiagos'. ¿El precio de la ristra? Unos 18 euros, aunque variable en función del puesto y la hora del día. Hasta uno de los policías municipales que vigilaba a la masa no se ha podido resistir y se ha llevado unas cabezas.
En el Día del Blusa y de la Neska Vitoria saca su alma rural. La feria del ganado de la zona universitaria es otro de los atractivos junto a los clásicos 'herri kirolak' o 'txoripanes'. Por tercer año, además, la Virgen Blanca ha acogido la carrera de barricas con notable presencia de público. Sustituyó a la tradicional competición de burros. Casi nadie habla ya de los borricos a pesar de la polémica que suscitaba el asunto hace sólo un par de años. De hecho, las vaquillas son el único reducto ya de animales en fiestas de Vitoria. Sin toros, carrera de burros y animales en el circo, las sueltas de estas reses constituyen la última contradicción de la ciudad que un día fue 'green capital' de Vitoria.
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