Víctima de abusos sexuales en Salesianos: “Hay que detectar a los pederastas cuanto antes”
Hasta la fecha son más de 30 las denuncias de abusos sexuales en el colegio Salesianos de Deusto, en Bilbao. Las primeras -y la mayoría- señalan a José Miguel San Martín, conocido como Don Chemi, aunque ahora se han ampliado a otras tres personas, sacerdotes y uno de ellos exdirector del centro religioso. José Antonio Pérez, que ya supera los 40, fue la primera víctima que se acercó a la Ertzaintza a denunciar el pasado enero. Se atreve a decir que el número de afectados puede llegar hasta los 150, un total de 10 niños por cada año en que Don Chemi trabajó en Salesianos (1975-1990). A pesar de saber que los delitos estarían prescritos, dio con el objetivo de cambiar las cosas: “Hay que detectar a los pederastas cuanto antes para que no se les permita hacer lo que hacen”.
¿Qué le llevó a denunciar después de tantos años?
Yo denuncié por primera vez hace 13 años. Cuando nació mi segundo hijo, ya habían salido los casos estos de Boston y me pareció gente muy valiente. Dije, ¿por qué no? ¿por qué no va a quedar constancia? Ponía ya que había prescrito, pero que la historia lo sepa. Si el tío no acaba en la cárcel me va a joder, pero sé que con la ley actual puede ser. Que no esté tan tranquilo, vamos, que por la calle él vaya agachado y no yo, que el miedo cambie de bando.
¿Tenía intuición de que no era el único?
Con mi hermano mayor y su clase iba a campamentos y se metía con todos en la tienda a tocarles. Entre todos se defendían y ya se iba ¿Qué pasó? Que fue 'mejorando' su técnica.
¿Iba con más pequeños?
Sí. Y los separaba, los dividía. Ya no entraba en tiendas, sino que él montaba su tienda y les llamaba. Fue 'mejorando'. Conmigo, por ejemplo, era muy cariñoso, te daba caramelos. Te daba autoridad, cosas que a un niño le agradan, que un profesor le tenga en consideración. Hay que detectar a estos pederastas cuanto antes, que no se les permita hacer lo que hacen porque esta gente está claro lo que busca, entornos donde haya niños: colegios, clubs de deporte, lo que sea.
¿Qué edad tenía?
Creo recordar que era entre tercero y quinto [de Primaria].
¿Aunque haya 31 denuncias, cuántos casos cree que podría llegar a haber?
Yo, de verdad, calculo mínimo 10 por año durante 15 años. Mínimo 150 afectados.
¿Ha sido duro?
Sí, por momentos. Luego tienes el subidón de decir “he hecho lo que yo quería, lo que creía justo”.
¿Cómo valora la reacción del centro?
Aquí cada uno tenemos nuestra propia sensibilidad, hay algunos que han salido con más rabia. En mi caso, mi familia es religiosa así que tampoco quiero crear tensiones.
Tiene tres hijos, ¿estudian en Salesianos?
No, no podría meterles. A mí me cuesta meterme en una iglesia. Yo soy anticlerical y lo seguiré siendo.
¿Queda alguien de aquella época aún en el colegio?
Sí, quedan dos. Lo que yo le dije al director es que yo quiero sentármelos en frente y que me cuenten. Luego ya veré yo si me creo lo que me cuenten, pero quiero mirarlos a los ojos.
¿Ha pasado miedo?
Al final sí, cuando venía a por mí yo sé que temblaba. Al principio no sabía lo que era, pero luego vas creciendo un poco, vas dándote cuenta de que hace con otros niños lo mismo.