Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Los otros restos
El otro día un colega politólogo advertía, con el humor propio de la ironía, que además de los restos de Franco los políticos estaban interesados por otros restos; los electorales. Los restos electorales son aquellos porcentajes de votos recibidos por una candidatura insuficientes para obtener un escaño por sí mismos pero que le pueden permitir conseguirlo si son mayores que los de otros partidos. Hay que recordar que el procedimiento de convertir votos en escaños se realiza a través de divisores tal como ideó el señor d'Hondt.
Pero antes de entrar a dividir los votos por posibles escaños hay que tener un nivel mínimo de porcentaje para acceder al recuento. En el caso de las elecciones municipales hay que obtener al menos un 5% de los votos válidos y en el caso de las forales de Navarra un 3%. Así en las elecciones forales del 2015, Ciudadanos obtuvo el 2,96% del voto válido y no entró en el cómputo de escaños. Es decir, si hubiese tenido unos 200 votos más hubiese entrado al reparto habiendo quitado un escaño a Geroa y otro a Bildu. Dado que esas formaciones tuvieron el escaño 50 y el 49 respectivamente. El panorama político de Navarra hubiese cambiado diametralmente ya que el actual gobierno está asentado en una alianza de 26 escaños de un parlamento de 50. Hubiesen hecho falta otras alianzas.
Por ello, si en el sistema político español los restos electores son importantes dadas las numerosas circunscripciones, en Navarra son claves. Navarra tiene un sistema electoral muy proporcionado; tiene un amplio número de parlamentarios en un colegio electoral único. Algo que se convierte en explosivo ante una oferta de partidos tan numerosa. A primera vista, en mayo del año que viene puede haber hasta ocho formaciones parlamentarias. Lo que propiciará que el reparto de escaños esté muy ajustado en sus últimas asignaciones. Empiezan a difundirse encuestas electorales. Los profesionales de las encuestas colocan horquillas en sus estimaciones para no pillarse los dedos ante un resultado tan incierto como ajustado.
Por todo ello, se atisba una lucha competitiva encarnizada por arrancar votos, uno a uno. Tener un resto importante es básico para la obtención de un escaño.
Posteriormente, una vez constituido el Parlamento, se debe elegir un Gobierno que necesariamente debe tener más escaños a favor que en contra. Con casi ocho formaciones, la previsión de próximo gobierno abre muchos escenarios probables. Mi deseo es que el gobierno que pueda resultar tenga el mayor aval posible de la Cámara; la mayor legitimidad. Que tenga transversalidad en su identidad. También que el gobierno que resulte sea capaz de negociar y acordar con la oposición en temas que son institucionales. Por ejemplo, en la elección de un nuevo Defensor del Pueblo que necesita concitar la voluntad de 30 escaños.
Pero eso es otra película. En estos momentos, nos encontramos a las puertas de un escenario político altamente competitivo. Quizás como nunca en Navarra. No es de extrañar que salten chispas y que oigamos de todo. En las más de las ocasiones se compite por eliminación no por superación. Se prefiere sacar de la pista al adversario que ser más veloz. Pero lo dicho, nunca un puñado de votos fue tan necesario.
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