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Madrid, cambio de ciclo

Pleno del Ayuntamiento de Madrid / Europa Press
19 de enero de 2021 06:00 h

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En este imprevisible y trágico 2020 que acabamos de despedir, Más Madrid ha logrado consolidarse como principal fuerza opositora al PP en la Comunidad y en el Ayuntamiento madrileño y renovar dos liderazgos fuertes, situando a Rita Maestre y a Mónica García al frente del proyecto. También hemos estrechado la colaboración con las más de 800 organizaciones sociales que han participado en la concreción de las propuestas que trasladamos a los Pactos de reconstrucción. Y fortalecido la presencia a pie de calle,  pegados al terreno junto a los ciudadanos que sufren los efectos de la crisis sanitaria y social de la pandemia, agravadas por el deterioro de servicios públicos esenciales, la emergencia alimentaria de muchas familias, la situación de las residencias de mayores, el retroceso medioambiental de la ciudad y la ausencia de medidas efectivas en los distritos más vulnerables.

La perspectiva de una nueva cita electoral, ya en el horizonte, nos emplaza a lanzar una convocatoria a la ciudadanía madrileña, para construir una agenda de gobierno y un plan de ciudad.  Una iniciativa que amplíe el espacio progresista y no lo reduzca. El futuro y la prosperidad de Madrid reclaman un nuevo ciclo suficientemente duradero de reformas y políticas públicas, encaminadas a reducir la desigualdad social, brindar oportunidades de futuro a las nuevas generaciones y orientadas a la transformación ecológica del modelo de ciudad y de región.

Pero las cosas no suceden respondiendo a apelaciones retóricas ni por las ganas de que ocurran, aunque sean necesarias. Es preciso una organización eficaz y cohesionada consciente de sus objetivos,  medidas atractivas que despierten un apoyo mayoritario, una hoja de ruta definida y alianzas en la sociedad que hagan posible los cambios que nos proponemos.

Se trata de una estrategia cimentada en lo local, distinta a la reorganización del espacio que ha venido ocupando históricamente Izquierda Unida y a la confluencia electoral de todos los sectores a la izquierda del PSOE. En política, las sumas no siempre multiplican como alguna vez se ha dicho, sino que en ocasiones restan. La coalición de Unidas Podemos de 2016 supuso un retroceso en términos globales de más de un millón de votos y la difuminación de las identidades preexistentes, sin que ni una cosa ni otra volvieran a recuperarse. Los resultados de las confluencias en las autonómicas de Galicia y Euskadi y los vaticinios de los sondeos para elecciones catalanas muestran importantes carencias y dificultades en este campo.

A lo que estamos llamados es a movilizar a los sectores progresistas, sin desmotivar a ninguno ni renunciar a la identidad de cada uno.  En este sentido, la fragmentación electoral de la derecha con la irrupción de VOX,  lejos de suponer un lastre, fue un factor determinante de su victoria en los anteriores comicios locales. Los Presupuestos Generales han sido aprobados gracias a una amalgama variopinta de 11 partidos, que reúnen una mayoría clara en el Congreso de los Diputados. La pluralidad vuelve a sumar y no a restar, porque diversidad no es necesariamente sinónimo de división y, mucho menos, de derrota.

El electorado progresista es heterogéneo como muestran los diferentes perfiles que arrojan los estudios postelectorales del CIS. Analizando a los electores del PSOE y Unidas Podemos en 2016 y a los de Más Madrid en 2019, se observa que los perfiles de sus respectivos electorados varían en su posicionamiento ideológico, la edad, el nivel de estudios, su grado de feminización, el nivel de rentas y su capacidad de atracción de abstencionistas, nuevos electores o votantes moderados. Todas y todos son necesarios.

Nuestro sistema electoral en el caso de las elecciones locales es muy proporcional, siendo suficiente el cinco por ciento de los votos para lograr representación. Es preferible la concurrencia de una pluralidad de alternativas que permita establecer, desde la autonomía de cada una de ellas, mayorías postelectorales con capacidad de pactar un programa de gobierno. Para ello, hay que agitar las aguas estancadas en las que se ha venido moviendo la política madrileña en las últimas décadas. El escenario postelectoral de 2023 es insospechado ¿Quién se imaginaba que Ada Colau lograría retener la Alcaldía de Barcelona con menos porcentaje de votos que Manuela Carmena, gracias al apoyo de Cs?  

La irrupción de Compromís como fuerza de gobierno en las principales instituciones valencianas ha sido fundamental para invertir la dinámica que parecía inacabable de gobiernos del PP, marcados como en Madrid por la corrupción y la ineficacia.  Estoy convencido de que Más Madrid acudirá a las elecciones de 2023 como una alternativa madrileña de gobierno, promoviendo candidaturas ciudadanas sin cuotas de partidos y facciones, elegidas en consultas democráticas y con un programa construido colaborativamente con las organizaciones sociales y los ciudadanos que se involucren en una convocatoria abierta a todas y todos para ganar Madrid en 2023. Una propuesta progresista autónoma, regional, municipalista, dirigida a una amplia base social, ecologista, feminista y solidaria, que dará continuidad a la variante abierta por Ahora Madrid en 2015 y dispuestos para competir por la hegemonía en el espacio del progreso. Las cosas claras.

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