El PP: extrema derecha 'respetable'
Hemos llegado al punto de entumecimiento con la política de este país. Ya no hay reglas. Como si se tratase de un juego. Las disputas, riñas y calumnias se han convertido en entretenimiento en lugar de motivos de preocupación. Y aunque un número considerable de personas parece sentir que las personas que están en el ojo público que no son políticos o periodistas deberían abstenerse firmemente de compartir sus pensamientos sobre política, simplemente no estoy dispuesto a hacerlo. Porque ha llegado al punto en que nos precipitamos hacia el borde del abismo.
Basado en interacciones personales tanto en privado como en público con muchos políticos de todos los partidos en este increíble país, estoy feliz de compartir mis pensamientos. Tómelo o déjelo. Repito, esto se basa en interacciones personales.
Me he encontrado con miembros del PP que, por turnos, parecían incapaces de hilvanar una frase (por razones que no quisiera adivinar), tan hambrientos de crédito y poder que han negado intencionadamente su apoyo a mandatos de salvamento a los vulnerables, desprovistos de empatía o compasión, y han sido fríos, calculadores y tan obsesionados con el poder que se han convertido en autómatas cuyo único objetivo es subir la escalera hacia la Moncloa por cualquier medio.
El PP ha sido señalado por lucrarse de la corrupción. No lo digo yo; lo dice una sentencia sobre el caso Gürtel. Han robado, mentido, practicado amiguismo, sobornado y manipulado a lo largo y ancho de España. Y lo han hecho de una manera tan descarada, descuidada y frívola que ahora, quizás con razón, se creen intocables.
Tiene que haber un límite. Tiene que haberlo. Se han perdido vidas bajo la tutela de Ayuso. Miles de ancianos en residencias han muerto sin necesidad, aislados, aterrorizados y solos. Ella no ha honrado a estas víctimas con un período de luto (aparte del período general que promulgó mientras su hermano se lucraba con las mascarillas en plena pandemia), como sí lo hizo con la reina Isabel II. Sin investigación, sin tributo, sin integridad.
Precisamente esta semana el portavoz del PP me acusó públicamente de mentir y me llamó bocazas cuando desafié a su jefe sobre esas víctimas. Actuó como un matón de patio de escuela en lugar de un político. Mantuvo el mito de que Pablo Iglesias fue el responsable de esas casi 8.000 muertes, como si repetir una mentira con la suficiente frecuencia la hiciera realidad. Cero hechos, cero pruebas, cero responsabilidad.
El PP no está ni siquiera en la Moncloa y ya le está fallando al país. Solo sabe poner obstáculos a los avances sociales, intentar tapar sus escándalos de corrupción, secuestrar el poder judicial y protegerse a sí mismos y sus bienes. Los ricos estarán bien con el PP. Los demás sufrirán inmensamente mientras creen erróneamente que las mentiras que les han dicho siguen siendo ciertas. Esa es la toxicidad insidiosa de políticos así.
En el PSOE no son santos. Todos podemos encontrar ejemplos de dónde se han equivocado. Pero tienen ideales que van más allá de la ganancia personal y la sed de poder. Son la única forma viable de avanzar hacia un futuro esperanzador.
Lo digo como alguien que es adinerado y lo sería aún más con un gobierno del PP. Pero, ¿de qué sirve tener dinero si el mundo que te rodea es un pozo negro de corrupción e infelicidad?
Espero con ansias la retribución predecible en cierta prensa después de este articulo. La única forma que conocen estas personas de responder a las críticas es atacando, desprestigiando y poniendo nombres en listas negras. Y eso es porque no existe una defensa real. Lo más triste de todo es que, aunque si son lo suficientemente astutos como para colarse en el asiento del poder en la Moncloa (Dios no lo quiera), seguirán sin poder legítimo. Carecerán de autoridad moral para gobernar. Muchos de los que hoy depositan su confianza en este partido, cuando se den cuenta de lo que son, será demasiado tarde.
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