Con mi puedo y con tu quiero, vamos juntos, compañero
El próximo año se cumplirán 50 del poemario Letras de Emergencia, de Benedetti, que incluye el poema Vamos Juntos, emblema de la lucha obrera por la libertad y la transformación social. Es evidente en España el protagonismo de la clase trabajadora en la recuperación democrática y su influencia en el contenido de la Constitución del 78. Lo que no es tan evidente es su presencia activa, en su diversidad laboral y profesional, donde se debaten y deciden las leyes para el cambio social, en parlamentos y consejos de ministros. Se podrían decir que en estos años quienes pueden son unos, y quienes quieren, porque lo necesitan y son la gran mayoría, la transformación social, siguen siendo otros.
Michael Sandel, en su libro La Tiranía del Mérito resalta como a comienzos del nuevo milenio, en el Congreso, Senado y consejos de ministros hay una presencia abrumadora de graduados universitarios y una ausencia práctica de presencia, en relación con la actividad laboral o profesional, de los dos tercios de ciudadanos estadounidenses que carecen de estudios universitarios. La práctica ausencia de personas sin titulación universitaria en los parlamentos o consejos de ministros es ciertamente característica de esta era meritocrática, pero no es un fenómeno sin precedentes. De hecho, causa más que ligera inquietud comprobar que se trata de una vuelta a la situación imperante antes de que comenzara a extenderse el derecho al voto a la mayoría de la población. Es decir, el sufragio universal ha sido un éxito en términos de participación de todas las clases sociales en la votación, pero los elegibles no reproducen el universo de la diversidad profesional o laboral de la población.
En España la situación es similar. La información publicada sobre el perfil profesional de nuestros diputados es abrumadoramente universitaria, creo que hay solo una diputada que se autoidentifica como empleada de fábrica, y un diputado vinculado a la formación profesional. En la actualidad, está claro que tiene mucha incidencia, afortunadamente, la variante de género, pero las variantes de titulación académica y clase social, en los partidos de la izquierda, por supuesto tampoco los de derechas, no se contemplan.
Hace algunos años, ya no era responsable de UGT-E, fui invitado a una cena en el Círculo Ecuestre de Barcelona, por parte de una asociación de jóvenes titulados universitarios. Aquella fue una cena con los postres atragantados por la sinceridad. Recibí una andanada de críticas, casi ninguna benevolente y bastantes con razón, del papel de los sindicatos y por lo tanto, de mis más de 20 años de trayectoria al frente de la UGT-E. Mi interés no era tanto contrarrestar críticas, sí aceptarlas, sino saber cuál era su situación laboral. Y me encontré que la mayoría eran de consultorías, banca, fondos, etc. Solo había alguien de una empresa emergente, creo teleco, que se ganaba la vida con cosas tangibles. Todos tenían problemas de sueldos, pero sobre todo de horarios y casi ninguno estaba satisfecho.
Este año recibí una invitación para visitar un centro educativo en un barrio obrero, de la Fundación Padre Llanos. Lo más importante para mí fue el encuentro con chicas y chicos, de en torno a 16 años y de distintas nacionalidades de origen, todos españoles, estudiantes de Formación Profesional, que me hicieron una serie de preguntas, muy meditadas y bastante aceradas. Me acuerdo de las preguntas, pero no de la desolación de mis respuestas. Después, los directivos del centro me invitaron a comer en la escuela de hostelería, y pude ahondar, cavilando, en que no son visibles estas situaciones. Y llegué a la conclusión, semanas después, de que lo que oí a un buen periodista hablando de los problemas de los agricultores y de sus dificultades para que se supiera lo que les pasaba en esta crisis alimentaria y en relación al cambio climático, era aplicable a estos adolescentes porque no son, y probablemente no serán, visibles. Después de esta experiencia me dije, estas chicas y chicos que están aquí en enseñanza secundaria o Formación Profesional tienen que ser decisivos en construir el futuro de España, y tienen derecho democrático a representar sus esperanzas y sus modos de vida, más allá de las redes sociales, como pensé de los del Círculo Ecuestre de Barcelona, aunque estos tienen muchas más posibilidades de acceder a puestos de representación democrática, debido a su titulación.
En España y en la UE, donde la extrema derecha tiene bastante éxito entre los nuevos votantes y la izquierda tiene dificultades en conectar de forma estable con la mayoría social, creo que el aspecto de la composición de las listas hay que considerarlo. ¿Su composición va a seguir siendo de universitarios y la prioridad, estar más pendientes de lo que piensan los dirigentes que confeccionan las listas, que de lo que piensan y sienten los que votan? ¿No hay hueco en la representación para profesionales digitales, camareros, especialistas del automóvil, profesionales de la construcción?, por citar algunas profesiones. ¿No es esto una restricción de facto del sufragio universal, merced al cual todos, a partir de la edad legal, tienen derecho a elegir y a ser elegidos? El presidente del Gobierno insiste en sus mensajes en los últimos tiempos en que sus políticas están dirigidas a las clases medias trabajadoras, totalmente cierto; luego sería razonable que los destinatarios de dichas políticas tengan más participación legislativa y en su ejecución, a partir de este ciclo electoral.
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