Ahora, ataque a Évole
El grupo independentista catalán Súmate ha tenido la brillante idea de atacar al periodista Jordi Evóle acusándole de “equidistante”. No sé si la equidistancia de los profesionales de los medios de comunicación será considerada delito en el futuro por esta entidad independentista, lo que sabemos hoy es que les parece merecedora de un ataque. Un ataque con cartel, con la cara de Évole incluida, en el que se mezcla su nombre y su foto con la CIA y un “se busca”.
La agresión ha durado unas horas en Twitter y sus promotores la han retirado con un “lamentamos que no se haya entendido”, como si culpa fuera de los que han criticado el señalamiento y no de ellos, por marcar y tratar de meter miedo a un periodista, que de eso se trata.
Se supone que los de este grupo independentista ven criticable el ser equidistante entre lo que ellos quieren y los que a lo mejor no están de acuerdo con lo que ellos quieren imponer.
Hace unos días, el director del Periódico de Cataluña, Enric Hernández, fue requerido en tono intimidatorio por el jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero. Trapero exigió a Hernández que dijera quién le “dictaba” y que fuera a la rueda de prensa que él, el responsable de los Mossos, quería preguntarle. Después de ese ataque, impropio de un mando policial y que ha sido denunciado por Reporteros sin Fronteras, Enric Hernández fue insultado, vilipendidado, amenzado en las redes. Atemorizado, que de eso se trata.
El esquema ahora es el mismo, se crea un bando y todo aquel que se sitúa fuera de ese bando o, sencillamente, no se pronuncia, es fusilado en las redes por los guardianes de las esencias patrias.
El Periódico de Cataluña publicó una información según la cual los Mossos conocían desde el 25 de mayo de 2017 un aviso de los servicios de inteligencia norteamericanos en el que se hablaba del riesgo de atentado en Barcelona, en La Rambla, en concreto. El President Puigdemont, 20 de agosto; el responsable de interior, Joaquín Forn, 22 de agosto; y el jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, 28 de agosto, negaron que eso fuera cierto. Puigcercos dijo que ya quisieran ellos tener relación con la CIA y Trapero tildó de mentira la información.
En una rueda de prensa posterior, tanto Forn como Trapero reconocieron que el aviso de un posible atentado en Barcelona les había llegado, pero que no le dieron credibilidad. Quizás deberían haber dicho que no consideraron que tuviera consecuencias operativas.
Los responsables de Interior y de los Mossos quisieron desmentir al Periódico y acabaron confirmando la información de Enric Hernández. Podían haberse ahorrado toda la escandalera con haber dicho en su momento lo que dijeron luego de la publicación: que tuvieron la información, pero que no les pareció relevante. Esa era la verdad.
El caso es que después de atropellar a Enric Hernández, de estigmatizarle a él y al Periódico, le han puesto ahora el cartel a Jordi Évole por no escribir lo que los de Súmate quieren que escriba.
Antes de Hernández y Évole, otros periodistas han sido estigmatizados, amenazados e insultados con un mismo objetivo: meterles el miedo en el cuerpo para que escriban solamente lo que algunos quieren leer.
Mas que repartir sonrisas, parece que quieren sembrar miedo.