Carta de mi amigo americano
Tim M. nació en Londres. Hace casi cincuenta años se casó con una americana y se fue a vivir a Estados Unidos. Adquirió la nacionalidad estadounidense y tras una interesante vida profesional se jubiló en Carolina del Norte, donde está registrado como republicano.
Poco después de conocer los resultados de las elecciones nos ha mandado un correo electrónico a sus mejores amigos que no puedo dejar de traducir por transcribir una experiencia personal y emocional única.
“Estos últimos días había imaginado que la Inauguración me haría sentir orgulloso, pero ha sido para mí un día de vergüenza…. Hace ya muchos años R. H. me metió en el mundo editorial y mi matrimonio con un miembro de la familia F. (conocida en Washington en este sector) me llevo a América y a Washington DC. He disfrutado de la oportunidad de conversar y dar la mano a cinco presidentes de Estados Unidos, muchos embajadores, capitanes de Industria y billonarios.
Hasta 1986, la única persona que me viene a la cabeza que me desagradó en el primer encuentro fue Robert Maxwell (propietario de periódicos en Inglaterra, ya fallecido). Pero durante mi etapa como director de anuncios por palabras de un periódico de Nueva York conocí a un importante cliente del sector inmobiliario, “The Donald”, el típico racista, vulgar, que empezó enseguida una conversación grosera conmigo. Era joven. Inmediatamente se puso a la cabeza de mi lista de “los desagradables”. Le llamaban el redneck (cuello rojo, que en slang obrero significa persona sin cultura del interior del país) de Nueva York. Cuando nos mudamos al sur me di cuenta de cómo estábamos denigrando a muchos amigos rednecks.
En Nueva York, mi equipo de publicidad inmobiliaria tenía que pelear cada semana con la arrogancia, gritos y el bullying del suyo. Hasta que un viernes, para concluir su idea de lo que era llegar a un acuerdo, la vicepresidenta senior de la Organización Trump me llamó para exigirme que aceptara sus condiciones: “Tim, si no me das lo que pido el señor Trump irá a tu oficina, te cortará tu jodida cabeza y se cagará por tu cuello”. Solo muchos años después mi hijo me aclaró que esta frase se trataba de una cita de una película Full Metal Jacket (La Chaqueta Metálica) . Por lo que sé, su estilo personal y de liderazgo no ha cambiado.
He disfrutado de muchas maneras esos momentos pasados con cuatro presidentes. Pero recuerdo los pasados con el quinto con incredulidad y vergüenza. No creo que mi familia y mis amigos sufran, más allá de intelectualmente, debido a esta Administración republicana. Simplemente siento pena por los que han sido engañados en la creencia de que sus vidas van a mejorar, por las promesas vacías y los errores que esta Administración va a cometer necesariamente por su ignorancia y falta de experiencia. Solo espero que no haya muertos como consecuencia de sus acciones.
Empezaré a tomarme los martinis del lunes un día antes y trataré de completar mi suspiro incluso disculpándome (algo en lo que “The Donald” no cree) con vosotros, amigos míos, por usaros para tratar de entenderme mejor a mí mismo“.
Transcripción de Ignacio Vasallo