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El desahogo moral supremacista en Palestina

Contraataque de Israel tras el lanzamiento de cohetes desde Gaza. EFE/EPA/ABIR SULTAN
7 de octubre de 2023 22:17 h

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Terroristas sanguinarios de Hamás asesinan a civiles desarmados en una ciudad de Israel. Todo occidente condena la cruel aberración. Represalia democrática contra los terroristas inhumanos. Vuelve el equilibrio, el desahogo moral, la superioridad se reestablece, ya puede continuar la brutal represión del pueblo de Palestina por parte de nuestros socios y amigos israelíes. Sigamos dando lecciones de lo justo, el bien y la democracia. Matar civiles está mal. Todos aplaudimos, todos de acuerdo, nos restregamos nuestros egos, sonreímos al móvil después de haber escrito nuestra condena banal, inane y ridícula que nadie nos ha pedido y bebemos otro trago de cerveza. 

Ursula Von Der Leyen estaba “deeply concerned” tras el ataque de Hamás y reconocía el derecho de Israel a defenderse. Esta coletilla, que se usa cada vez que se avecina una violenta guerra de represalia sionista, nunca se produce cuando los colonos israelíes realizan pogromos contra los palestinos en Jenin, porque aunque no lo expresen abiertamente las potencias occidentales defienden el derecho del Estado de Israel a ocupar, reprimir, asesinar y realizar limpiezas étnicas de palestinos. Por eso nunca jamás veremos el mensaje de un mandatario internacional reconociendo el derecho de Palestina a defenderse después de 100 años de colonización, guerra y ocupación. Nadie se lleva a engaño con las relaciones internacionales y su pretendida bondad a la hora de actuar en un conflicto, todo lo que se argumenta con Ucrania frente a Rusia sirve con Palestina frente a Israel. Pero Israel es nuestra hija de puta y miramos para otro lado del mismo modo que dejamos vía libre para la limpieza étnica en Nagorno-Karabaj. 

Arthur James Balfour declaró en 1917 que los británicos no tenían “siquiera la intención de pasar por el formulismo de consultar los deseos de los actuales habitantes del país”.  Esa es la historia de Palestina, del colonialismo y de la represión sionista del pueblo palestino con la colaboración, connivencia y silencio de todas las potencias occidentales desde que se decidió despojar a un pueblo de su tierra. Ahora queremos explicar un conflicto histórico y ocultar la responsabilidad de la violencia con el último ataque terrorista de Hamás. Es comprensible, es una manera de protegerse la conciencia, justificar el conflicto de forma simple, sencilla y maniquea para que la rueda de la represión pueda seguir girando aplastando la sistémica violación de los derechos humanos palestinos siendo una simple nota a pie de página de los medios occidentales. 

Arthur James Balfour fue el ministro de asuntos exteriores británico que dio carta de naturaleza al sionismo a través de una misiva enviada en 1917 a Lionel Walter Rothschild, un barón que era líder de la comunidad judía en Gran Bretaña. La carta decía así: “Estimado Lord Rothschild. Tengo gran placer en enviarle a usted, en nombre del gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de apoyo a las aspiraciones de los judíos sionistas que ha sido remitida al gabinete y aprobada por el mismo. 'El gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político que disfrutan los judíos en cualquier otro país’. Estaré agradecido si usted hace esta declaración del conocimiento de la Federación Sionista. Arthur Balfour.”

La declaración Balfour se convirtió en la primera declaración sionista, es decir, el derecho del pueblo judío a establecerse en los antiguos reinos bíblicos de Judá e Israel. El sionismo declarado de la carta se instauró faltando a uno de los principios fundamentales de la breve carta: el respeto a los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, porque si algo ha dejado de enseñanza la historia es que el sionismo se ha construido sobre la sangre de los pueblos semitas que ocupaban ese territorio antes de que el colonialismo decidiera por ellos. No se puede explicar ni como mero retazo la represión sufrida por el pueblo palestino un un simple artículo, pero marcar el año de la declaración Balfour sirve para dejar en evidencia los mensajes simplistas que se creen que todo se reduce a denunciar que está mal que Hamás mate civiles en Israel. 

Hamás es una organización terrorista que se alimenta y expande por la violación de los derechos humanos por parte de Israel y los imperios coloniales desde 1917. Cada ocupación, cada masacre sionista, cada niño muerto, cada casa destruida por los colonos, cada expulsión de una familia de sus tierras es un menor armado con un kalashnikov. El proceso colonial sionista impuesto por Gran Bretaña e Israel llegó en una época en la que se imponían los procesos de descolonización y por eso ha fracasado. Los sionistas se equivocaron de tiempo para expulsar a los palestinos y minusvaloraron la capacidad de resistencia de un pueblo digno que ha aguantado un siglo frente a las grandes potencias imperiales y militares de nuestro tiempo. El ataque brutal de Hamás sobre Israel puede darles la justificación que buscaban para acabar con el conflicto centenario de una de las tres únicas maneras posibles, la que siempre ha buscado Israel, con la total eliminación y expulsión de los palestinos de su tierra mediante un genocidio y una limpieza étnica. Las otras posibilidades, ya descartadas por imposibles, son la expulsión del colonizador, como en Argelia, o el acuerdo justo entre iguales como en Sudáfrica tras el apartheid. Quien se sienta mejor persona por escandalizarse por la violencia brutal de los terroristas de Hamás en Israel contra población civil es porque nunca se ha interesado de verdad por lo que ocurre en Palestina. Que no se crean mejores, solo son más ignorantes. 

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