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Los laicos también pedimos respeto

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Elisa Beni

Pedimos respeto y el cumplimiento de la Constitución. Parece que no pudiéramos hacerlo. Que no estuviera bien que dijéramos que nos chirrían las meninges cuando vemos a instituciones del Estado -de ese Estado aconfesional que también es el mío- en actos puramente confesionales y de una única confesión además. Yo, tengo que reconocerles que veo un uniforme al lado de un Cristo y me atraganto. Lo curioso es que sería lo lógico,que se nos atragantara a todos. Por contra pasan los años y pasan las Transiciones y la transición a la normalidad en materia de religión y uso de instituciones del Estado no termina de resolverse. Es más, se les atraganta a todos los gobernantes que lo intentan.

La presencia de unidades militares con uniformes, armamento y sus mandos naturales en procesiones católicas debería atragantársele a todo ciudadano que entienda que las instituciones del Estado no están al servicio de ninguna confesión, no están concebidas ni deben usarse para adornar y dar lustre, como si fueran romanos de atrezzo, y deben mantener la neutralidad religiosa. A los católicos, además, debería revolverles que en una conmemoración de lo que ellos creen es la muerte del hijo de Dios, por amor al hombre para su redención, aparezca ningún tipo de simbología bélica. A Cristo le escoltaron los soldados pero para ajusticiarlo.

No me suelten lo de la tradición. Una tradición sólo es una cosa que se repite desde hace mucho tiempo y puede ser una barbaridad como lo es, sin duda, la tradición de la ablación en muchos países musulmanes. Aquí de lo que hay tradición es de mezclar los poderes del Estado con los poderes fácticos para mostrar y demostrar al pueblo que el poder es uno y que mejor andarse con ojo. Así que seguimos teniendo a ministros que condecoran vírgenes y a estatuas que llevan fajín de general. Y todo tan normal, oigan. Imagino un buda con chapiri y bastón de mando y me produce el mismo efecto.

Como llegó el momento en el que pagar del erario público tales excesos devino insostenible, se traspasó a las cofradías el coste de las dietas y manutención de los soldados españoles. Según datos de La Opinión de Málaga, unos 120€ por soldado y día. La supuesta solución tropieza con otra cuestión difícil de asumir: ¿por qué paga nadie que no sea el Estado a un soldado?, ¿es que los soldados españoles se alquilan?, ¿puede hacerlo cualquiera?, ¿terminarán en bodas y bautizos?

Ese mismo despropósito se produce en las múltiples procesiones denominadas de “La Sentencia” en las que los jueces decanos o jueces designados por estos encabezan también una procesión católica.Con toga y puñetas. ¡Oiga, que son también los jueces de los laicos, de los ateos, de los agnósticos, de los musulmanes y los budistas! ¡Que son un poder del Estado! Más inri tiene aún el hecho de que las cofradías -asociaciones confesionales católicas- tengan el privilegio, que ninguna otra asociación tiene en este país, de designar con nombre propio a presos para su indulto. Lo que significa que el anacrónico derecho de Gracia del Gobierno se transfiere a unas entidades religiosas sin que, por ejemplo, se sepa que los Testigos de Jehova, los colegios de abogados o los masones puedan conseguir indultar a quienes deseen. Pues ahí seguimos.

Es increíble que aún no se haya conseguido avanzar en ese terreno. ¡Ese es el poder que una sola confesión sigue teniendo en esta democracia avanzada! Felipe González se atrevió a retirarles los honores militares a las imágenes pero se los mantuvo al Santísimo. La revolución la trajo Chacón con el Real Decreto 684/2010 de 20 de mayo por el que se cambió el reglamento de honores militares y estos se retiraron a todo tipo de representación religiosa reservándolos para la bandera, el Rey, algunas autoridades y los mandos militares. La que se lió fue parda y aunque el Tribunal Supremo acabó fallando que tal reforma era perfectamente ajustada a ley, desde la llegada de Rajoy al poder se mira para otro lado y no se actúa cuando se incumple flagrantemente. Con lo que le gusta al PP decir que las leyes están para cumplirlas.

Así que un año más seguimos atragantándonos. Y aún escuchando como se soliviantan algunos por la reducción de presupuestos que los alcaldes del cambio han aplicado a esta partida en algunas ciudades.

Espero que llegue un gobierno con agallas que devuelva la cordura a este tema. Que los uniformes fardan y adornan en las procesiones ya lo sabemos, no hay más que ver el estilismo de las bandas de música, pero de ahí a que les alquilemos a nuestros militares para lucirlos y para soldarlos simbólicamente a unas ideas concretas, va todo un camino constitucional.

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