Mariano y Santa Rita, Rita
Si preguntan a Mariano Rajoy por Rita Barberá, dice que está “absolutamente limpia”. Igual que Rato es “un buen amigo”, Carlos Fabra es “un político ejemplar”, Bárcenas deber ser “fuerte” y a Rus, el contador de billetes, le quiere, “coño, porque sus éxitos son mis éxitos”. Porque como le decía Rajoy a Camps, antes de que en el PP valenciano imputaran casi hasta a la gaviota: “Paco, yo siempre estaré ahí, delante, detrás o a un lado, me da igual. Y la historia será una historia feliz, frente a los torquemadas del siglo XXI”. Los inquisidores han sido los tribunales, que han ido pasando delante de Rajoy unos cuantos cadáveres políticos. Eso sí, don Mariano se ha mantenido detrás o a un lado, como ya le anunció a Camps que haría. Porque Rajoy se pone de perfil y sobrevive. Con semejante currículum, todavía es presidente y puede seguir siéndolo.
Ya lo dice Rita Barberá si le preguntamos por su “gran amigo Mariano”: “Es el mejor y debe continuar gobernando, con un acuerdo con Ciudadanos y el PSOE, evitando pactos sectarios de perdedores de izquierdas que solo buscan echar al PP”. Lo dice Rita, que llegó a alcaldesa sin ganar las elecciones, pero pactando con Unió Valenciana. Fue en esos años 90 en los que Aznar gobernaba pactando con el PNV y CiU, hablando catalán en la intimidad. Por entonces no había esas “líneas rojas” que hoy le ponen al nacionalismo cuando conviene.
Ella se llama María Rita y él Mariano. Como las marías, quedan libres de pecado. Dos supervivientes, por ahora. Uno en la Moncloa y la otra en el Senado. Rodeados hasta el cuello por la corrupción, con tal de no de irse, se permiten guiarnos. Con el privilegio de su aforamiento, a Barberá le preguntan por los chanchullos y pide hablar “de Irán y de Venezuela”. La Comunidad Valenciana le queda demasiado lejos. Y eso que, cuando yo no había nacido, Rita ya estaba afiliada. Lleva más de 30 años en política y se ha librado de la Gürtel, de Nóos, de Taula, de Emarsa, del Ritaleaks… Financiaciones ilegales, saqueos, comisiones, contratos a dedo, blanqueo, lingotes de oro, viajes de lujo, bolsos, gintonics y, como diría Rajoy, ¡que viva el vino!
Cuando habíamos oído ya a Alfonso Rus contar los billetes de las mordidas y Anticorrupción había abierto diligencias contra Rita Barberá, el presidente Rajoy fue a Valencia a pedir el voto al PP y allí dijo que Barberá volvería a gobernar, porque es “la mejor alcaldesa que merecen los ciudadanos, frente a una sopa de letras que acosa y miente”. Mariano Rajoy se equivocó. Ocultando una vez más la corrupción y porque esa “sopa de letras” llegó a un acuerdo por la izquierda y echó a Rita del gobierno. ¿Se imaginan que un pacto parecido en España hace que Rajoy le siga también en esto a Rita Barberá los pasos? Santa Rita, Rita…