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El Naranjismo

Melisa Rodríguez con un cartel del líder de su partido, Albert Rivera. EFE/Ramón de la Rocha

Antón Losada

La política española acostumbra a mostrarse con frecuencia injusta y especialmente cruel con aquellos que, por falta de pericia o falta de cinismo, dicen la verdad. A Melisa Rodríguez Hernández, portavoz adjunta y diputada de Ciudadanos, miembro de su ejecutiva como secretaria de juventud y responsable de energía y medio ambiente y también candidata naranja a la presidencia de Canarias, le está cayendo la del pulpo por mezclar los derechos de los perros, la igualdad y el feminismo, cuando deberíamos estar aplaudiendo con entusiasmo y agradeciéndole sinceramente que haya desvelado uno de los grandes misterios de la política hispana: qué defiende exactamente Ciudadanos.

En lugar de criticarla con ferocidad deberíamos proclamarla de inmediato ideóloga oficial del “Naranjismo” –bauticémoslo ya, dejémonos de eufemismos y patatas ‘antimárketing’ arrejuntando dos palabras tan antiguas como liberal y progresista– Nadie, ni siquiera Albert Rivera en su inmensa sabiduría, ha podido sintetizar mejor y en una sola frase la esencia del pensamiento naranja: “Yo busco la igualdad de las personas reales: mujeres, hombres y seres. Por ello presentamos el proyecto de ley para que los perros sean personas”. ¿Quién dijo que en Cs no había equipo?

Como todo lo novedoso e innovador, y el proyecto de Cs y el discurso del Naranjismo lo es, admito que puede desconcertar en una primera lectura y provocar todo tipo de preguntas: igualdad entre ¿Personas reales?: ¿Las hay de otro tipo? ¿Cuál, irreales? ¿Las imaginarias cuentan? “Mujeres hombres y seres”: ¿Y qué pasa con los semovientes, son bienes y quedan fuera o son seres y quedan dentro; “Presentamos el proyecto de ley para que los perros sean personas…”. ¿Y qué pasa con los gatos? ¿Y las plantas, son seres o no, personas reales o solo imaginarias...?

La profundidad de la reflexión es tal que las preguntas que plantea sobre los límites de lo real, la condición de ser o el principio de igualdad sería infinitas. Quedémonos si quieren con lo más trivial: Melisa Rodríguez Hernández han definido en una frase la esencia del Naranjismo y la razón de su innegable pujanza: usted dígame lo que quiere y yo le prometo que se lo vendo; sea mujer, hombre o ser, tenemos algo para usted. No resulta extraño que tantos en el entorno del PP y del PSOE anden atacados de los nervios y dudando si mantenerse fieles a sus viejas tartanas o subirse al carro refulgente y velos de CS ¿Quién puede resistirse ante una oferta que nadie puede rechazar?

El Naranjismo tiene respuesta para todo porque ellos hacen política real para las personas reales porque todo lo demás son imaginaciones nuestras. Pueden bajar los impuestos a empresas y clases medias mientras aumentan la baja por paternidad, financian la gestación subrogada o suben las pensiones con el IPC porque no se gastarían el dinero en los problemas irreales de las personas irreales y así les quedaría de sobra para los problemas reales de las personas reales. Y así con todo: Catalunya, la precariedad laboral, el fracaso escolar, la desigualdad…. Todo se arregla añadiendo el adjetivo “real”.

Así es como el Naranjismo lo puede todo, incluso convertir el hecho de que ni el desprestigiado Tribunal de Cuentas les haya aprobado las cuentas de su financiación en un ejemplo de transparencia. Según Albert Rivera es justo lo contrario de lo que parece: se las tumbaron porque dieron más información de la que debían, por ir de reales en este mundo irreal.

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