Romney hace otro inmenso regalo a Obama (quizá el definitivo)
Después de la última y horrible semana por la que ha pasado Mitt Romney, cualquiera pensaría que no le puede pasar nada peor. Gran error. La revista Mother Jones ha tenido acceso a una grabación del discurso que el candidato republicano dio en un acto de recaudación de fondos. Ante un público de millonarios o de gente dispuesta a pagar una buena cantidad de dinero por escucharle, Romney reconoció que no tiene nada que hacer con casi la mitad de los votantes, el 47% o quizá algunos más porque luego dice que pueden ser el 48% o el 49%.
¿Por qué? Porque son una banda de perezosos que votaron a Obama en 2008, gente que no trabaja duro y cuya única aspiración en la vida es vivir del Gobierno.
Romney dice que “es la gente que no paga impuesto sobre la renta”. Por ahí le van a dar duro porque si bien es cierto el dato de ese 47% que tiene ingresos tan bajos que no paga el impuesto –sí paga obviamente los impuestos indirectos–, eso no quiere decir que todos estén registrados para votar y que de hecho votaran a Obama en 2008. Muchas de esas personas viven completamente a espaldas de la política y no se preocupan por acercarse a las urnas.
Además, llama mucho la atención que un candidato reconozca que no tiene nada que hacer con casi la mitad de los votantes, entre los que seguro que hay mucha gente de clase media o que cree que está en la clase media. Y si Romney sabe que no le van a votar, esta gente ya se puede imaginar lo muy preocupado por ellos que estará el ex gobernador si se convierte en presidente.
Otro detalle más que hace aún más absurda la forma en que Romney se dispara en el pie, los riñones y el hígado. Muchos de esos votantes con ingresos tan bajos viven en estados del sur, y es posible que algunos, no la mayoría, hayan votado a Obama.
Y en realidad todo es aún más absurdo porque es la clase media –frente a la mitología republicana– la que se beneficia del aumento de subsidios en la economía norteamericana producido en las últimas décadas. Son los republicanos, los trabajadores de clase blanca.
No se vayan todavía. Aún hay más. Admite que su campaña tiene un problema con los votantes latinos. Dice que si esos votantes llegan a apoyar a los demócratas con tanta intensidad como los votantes negros, “tenemos un serio problema como partido y, creo, como nación”. En teoría, no está muy equivocado. Reconocerlo de esta manera confirma a los latinos la idea de que es perfectamente lógico que desconfíen de los republicanos. Y eso de “como nación” les dará mucho en qué pensar.
¿Eso es todo? Para nada. Vuelve a hacer un ejercicio de sinceridad al explicar su dificultad en conectar con ese pequeño porcentaje de votantes independientes o moderados que votaron a Obama hace cuatro años y que Romney necesita si quiere tener alguna posibilidad de ganar en las urnas.
Es obvio que Romney no sabía que le estaban grabando. A este tipo de actos no tienen acceso los medios de comunicación. Eso permite al candidato ser más sincero, no limitarse a las frases hechas típicas de una campaña y hacer que los invitados se sientan importantes por conocer información que no está al alcance de la mayoría de la gente. Se trata de que aflojen la cartera y suelten todo el dinero que puedan. Algunos –los que más dinero aporten– podrán fotografiarse con el candidato y hasta recibirán la foto firmada por él.
Con independencia del efecto que tenga esto en los votantes, esta grabación es una mina de oro a cielo abierto para los periodistas, que gozan ahora de la posibilidad de confirmar con la voz del propio Romney la información, los rumores o los prejuicios con los que ya cuentan sobre la campaña del republicano.
Desde este lunes quedan 50 días para la celebración de las elecciones. Romney no puede partir de una posición peor en este sprint final. Ya hay unos cuantos que piensan que el ex gobernador ha perdido las elecciones con estas palabras tan estúpidas, que todo esto se ha acabado. Los periodistas siempre sobreactúan en estos momentos, quieren dar por terminada la carrera. En algo menos de dos meses, pueden pasar muchas cosas. Y sin embargo…
Si Obama tartamudeara de forma compulsiva en los tres debates, eso sería de gran ayuda. Ahora bien, si Corea del Norte invadiera EEUU, como aparece en el ‘remake’ de ‘Amanecer rojo’, entonces sí que Romney tendría razones para ser optimista.