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Cae el Gobierno austríaco por un escándalo de corrupción del líder ultra
El Gobierno austríaco de conservadores y ultras ha saltado por los aires este sábado, a una semana de las elecciones europeas, por un vídeo en el que el dimisionario vicecanciller y líder ultra Heinz-Christian Strache se muestra dispuesto a incurrir en prácticas corruptas para llegar al poder.
Aunque el vídeo difundido este viernes por los medios alemanes Der Spiegel y el Süddeutsche Zeitung es de julio de 2017, cuando Strache no era vicecanciller, las ideas que expresa y su disposición a abusar del poder en beneficio propio lo inhabilitaban para el cargo y salpicaba a su socio en el Gobierno, el conservador ÖVP.
El canciller y líder del ÖVP, Sebastian Kurz, tardó 24 horas en comparecer ante los medios y cuando lo hizo fue para convocar elecciones “lo antes posible”.
Kurz buscó justificar su alianza con el FPÖ de Strache tras las elecciones de octubre de 2017 y sostuvo que el trabajo de ambas formaciones había dado buenos frutos en varios campos, como una reforma fiscal y la reducción de la llegada de inmigrantes.
Sin embargo, reconoció que los continuos escándalos de la formación ultra por los vínculos con ideas antisemitas y xenófobas de algunos de sus políticos o por su cercanía a grupos extremistas de derecha le incomodó.
“Aunque no siempre lo haya dicho públicamente, se han dado situaciones que me han resultado muy difícil de tragar. Pero por la continuación del trabajo no he acabado con la coalición a la primera”, insistió.
“Pero tras el vídeo de ayer tengo que decir: basta ya”, manifestó el joven canciller, de 32 años.
“Lo que se dice allí sobre mí, desde insultos y acusaciones hasta calumnias, es algo secundario. Lo problemático y grave son las ideas de abuso de poder, del manejo del dinero público, y por supuesto la forma de entender los medios de comunicación en nuestro país”, dijo.
En el vídeo grabado en una lujosa de villa de Ibiza Strache aconseja a la supuesta sobrina de un oligarca ruso cómo donar dinero de forma ilegal a su formación y le sugiere que se haga con el control del Kronen Zeitung, el diario más influyente del país.
A cambio de la ayuda Strache le promete favores políticos y contratos públicos.
La imagen del vicecanciller y de su mano derecha, el portavoz parlamentario Johann Gudenus, visiblemente borrachos, definiendo a los periodistas como “putas” y exponiendo su ambición de querer amordazar a la prensa, ha indignado a la sociedad.
El presidente, Alexander Van der Bellen, puso palabras a esa indignación general al calificar el vídeo como una “vergüenza” y una “falta de respeto intolerable” a la ciudadanía.
El líder ultraderechista anunció antes del mediodía su dimisión y justificó su comportamiento “adolescente” como un “error” y una “idiotez” causada por el alcohol, pero aseguró que no hizo nada ilegal.
Strache atribuyó la filmación y difusión de las imágenes a “una campaña sucia de desinformación”, por la que cayó en una trampa cuando fue invitado a una cena en una finca que había sido previamente preparada con micrófonos y cámaras.
Más de 20.000 ciudadanos se concentraron durante la jornada ante la sede del Gobierno para exigir nuevas elecciones.
Una riada de personas, en su mayoría muy jóvenes, rodearon la sede de la Cancillería y de la Presidencia gritando lemas como “Nuevas elecciones”, “Dimisión” y “No nos iremos hasta que os vayáis”.
Según fuentes cercanas al Ejecutivo, Kurz intentó primero una remodelación ministerial para salvar el Gobierno, dejando fuera al controvertido ministro del Interior, el ultra Herbert Kickl, algo que rechazó el FPÖ.
El titular de Interior es representante del ala más dura de la formación, y es considerado por algunos el ideólogo que maneja los hilos del partido.
A partir de ahí quedaba claro que la única opción existente, ya que los socialdemócratas descartan cualquier colaboración con Kurz, eran elecciones anticipadas apenas 18 meses después de que el Ejecutivo asumiese las riendas del país.
“Ha sido un error (de Kurz) esperar tanto con el anuncio, ya que el FPÖ podrá decir ahora que en realidad quería seguir adelante con un cambio de gabinete”, sostuvo el analista Thomas Hofer en una televisión local.
El escándalo supone una carga de profundidad para el FPÖ, que se describe como “el partido de la patria” y cuyo discurso nacionalista se basa en la idea de “Austria y los austríacos primero”.
Esos lemas contrastan con el ofrecimiento de Strache de beneficiar a una supuesta millonaria extranjera con dinero público para obtener ventajas personales.
También puede pasarle factura a Kurz, hasta hace poco considerado una estrella ascendente en las filas conservadoras tanto en Austria como en Europa.
Muchos analistas consideran que el experimento de pactar con la extrema derecha creyendo que podría marcar distancias claras respecto a sus salidas de tono ha fracasado y su imagen sale manchada por ello.