La dimisión de Cifuentes libra a Ciudadanos de retratarse junto a Podemos en la moción de censura del PSOE
La esperada dimisión de Cristina Cifuentes tras el escándalo del máster destapado por eldiario.es, y precipitada por la publicación de un vídeo de Okdiario en el que se la ve retenida por el presunto hurto de dos cremas regeneradoras en un supermercado, ha liberado a Ciudadanos de tener que pasar por el mal trago de retratarse junto a Podemos para dejar que prosperara en la Asamblea de Madrid la moción de censura del PSOE.
Hasta tal punto se ha sentido aliviado, que Rivera ha rechazado hablar con Pedro Sánchez sobre la sucesión de Cristina Cifuentes. Ambos líderes se han mensajeado porque el socialista quería hablar con él para pedirle el apoyo para Ángel Gabilondo. Sin embargo, la respuesta de Rivera ha sido negativa al entender que, una vez que la presidenta madrileña ha renunciado, ya no es necesario hablar nada.
“El escenario ha cambiado porque la moción de censura ha decaído”, señalan fuentes de Ciudadanos, que explican que Rivera ha trasladado Sánchez que “después de la dimisión de Cifuentes por la trama de la universidad Rey Juan Carlos no hacía falta ya que hablaran”.
La posibilidad de la moción de censura, que estaba ya sobre la mesa, nunca gustó a Albert Rivera, pero la había terminado asumiendo ante el enrocamiento de Cifuentes y la protección que le ha estado dando hasta ahora el propio Mariano Rajoy. Un respaldo forzado por un sector minoritario del PP pero que ha estado encabezado nada menos que por María Dolores de Cospedal, convertida todos estos días en la gran valedora de la todavía presidenta regional.
El desafío de Génova ante lo que era ya una situación insostenible para Cifuentes fue afrontado por el líder de Ciudadanos como un pulso casi personal con Rajoy al que Rivera había dado de plazo hasta finales de este mes para que propusiera un candidato o candidata alternativo si quería conservar la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, pasaban los días y en Ciudadanos cundía ya el temor de tener que cumplir con la amenaza de apoyar a Gabilondo. De hecho, así se lo habían transmitido a los populares.
Las tornas ahora han cambiado y la incógnita ya se ha despejado. Cifuentes se va y con ello Ciudadanos ha logrado sacudirse la presión que estaban ejerciendo sobre ellos en Génova, donde un día sí y otro también le retaban a ver cómo explicaba a sus votantes que iba a apoyar un moción de censura capitaneada por “la izquierda radical”.
Ante este nuevo escenario, a Rivera no le ha llevado ni un minuto tomar una decisión: ha adelantado que votarán a favor de “un candidato limpio de corrupción”, del PP, por supuesto, en una investidura que tendrá que celebrarse antes de los próximos quince días. Por ende, no hay “ninguna opción” de que su partido apoye la posible alternativa del socialista Ángel Gabilondo en Madrid. Aún así, Pedro Sánchez se ha puesto en contacto con él para pedirle el apoyo para el exministro.
Ni las advertencias del PSOE ni mucho menos las de Podemos, que piden a Ciudadanos que no apoye una sucesión fácil para el PP y se decante por propiciar una “regeneración” en Madrid, van a hacer cambiar de opinión a Rivera.
El líder de Ciudadanos ha dejado claro que para él es mejor que los madrileños “hablen en las urnas” en la primavera de 2019 que decidir ahora al sustituto de Cifuentes “en los despachos” de la Asamblea madrileña.
La dirección de Ciudadanos cree que los resultados de las encuestas avalan esta estrategia y no contemplan bajo ningún concepto que los madrileños puedan penalizarles por mantener el apoyo a un partido inundado por la corrupción y que los propios dirigentes naranjas han asumido que actúa como una “organización criminal”.
El argumento que van a seguir utilizando para desmontar esa posible percepción es que el PP fue la primera fuerza en las anteriores elecciones y que mientras Ciudadanos siga “vigilándoles” Madrid tiene garantizada la estabilidad. Pero siempre que sea bajo la presidencia de ese nuevo candidato “limpio de corrupción” y preferiblemente de bajo perfil. Con ese fin, el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado, ha anunciado que abrirá de inmediato “un plazo de negociación con el PP”.
Por otro lado, al partido de Rivera le gustaría que Cifuentes abandonara también el escaño en la Asamblea regional pero dejan en manos de la dirección del PP que la fuercen a tomar esa decisión.
Rivera aprovechará el debate de Presupuestos para fijar postura
El momento en el que se ha desencadenado este desenlace no puede ser más oportuno para Albert Rivera, que ha corrido raudo a atribuirse como mérito la dimisión de Cifuentes.
Este jueves el líder de Ciudadanos será el encargado de subir a la tribuna a defender la postura de su grupo en los Presupuestos Generales del Estado de 2018. La decisión, adelantada por eldiario.es, le brindará la oportunidad de ser el interlocutor de Cristóbal Montoro ante unos Presupuestos que considera que llevan la marca “naranja”, de cuyos logros presumirá.
Así, de paso, podrá enviar algunos 'recados' a Mariano Rajoy con el que lleva varios días porfiando tanto por la situación en Catalunya como por las supuestas negociaciones que estaría manteniendo el Gobierno con el PNV para amarrarse el respaldo de los cinco diputados vascos a las cuentas del Estado.
Unas condiciones que, según los de Rivera, por un lado pasaban por ceder al País Vasco la gestión de la Seguridad Social. Y, por otro, por otorgar “privilegios penitenciarios” a los presos de ETA ahora que la banda terrorista ha anunciado su próxima disolución.
Dos medidas que han sido desmentidas categóricamente por el portavoz del PP, Rafael Hernando, que ha acusado a los de Rivera de “inventarse sandeces” y de realizar “insinuaciones grotescas y humillantes” sobre ETA.
Pero también han sido negadas por el propio Rajoy, que ha afirmado que “absolutamente nadie” le ha hablado “ni de las prisiones ni de la Seguridad Social”. “Al final surge una noticia y estamos debatiendo sobre algo que es lisa y llanamente falso”, ha lamentado el presidente.
Precisamente, el PNV ya ha desvelado sus cartas. Y lo que ha logrado es algo que no ha conseguido Ciudadanos: que el Gobierno acceda a subir todas las pensiones según el IPC, tanto en 2018 como en 2019.
De este modo, Rajoy logra que los nacionalistas vascos rechacen todas las enmiendas a la totalidad de los presupuestos y permitan que las cuentas públicas salgan adelante.
Ante este nuevo panorama, del que Rivera se felicitará, el discurso que va dispuesto a desgranar el líder de Ciudadanos todavía mantendrá un punto importante de fricción con el Gobierno de Rajoy. Pero especialmente con Montoro. Y ese punto de fricción será la supuesta utilización de dinero público por parte de los partidos independentistas para el referéndum del 1-O, que el Ejecutivo niega.
Ciudadanos ha pedido a Montoro que aclare si son ciertos los datos aportados por la Guardia Civil, que ha encontrado dos facturas por valor de 300.000 euros del departamento de Presidencia para gastos relacionados con la consulta independentista.
El secretario general del grupo, Miguel Gutiérrez, tildó el martes pasado de “irresponsable” al propio Rajoy por mantener “a día de hoy” que no se destinó ni un sólo euro público a financiar el referéndum cuando la Guardia Civil sostiene lo contrario. Gutiérrez llegó a acusar al presidente del Gobierno de “proteger a los golpistas”.