Rivera convoca dos reuniones del máximo órgano del partido en julio para tratar de afianzar su liderazgo interno
Albert Rivera vuelve esta semana a la escena política tras su alta hospitalaria. El líder de Ciudadanos no quiere dejar para septiembre ninguna asignatura pendiente y este mes ha programado dos importantes reuniones del Consejo General, máximo órgano de Ciudadanos entre Asambleas.
La primera reunión se celebrará el próximo miércoles, 17 de julio, para someter a la aprobación del Consejo General la fórmula con la que concurrirán a las elecciones catalanas en el caso de que Quim Torra decida adelantarlas tras la sentencia del procés. El cónclave tendrá carácter monográfico. Según el orden del día, al que ha tenido acceso eldiario.es, su objetivo es “decidir si Ciudadanos se presenta a las elecciones catalanas” y a él la dirección del partido ya irá con una propuesta de la Ejecutiva, que se reúne este lunes.
Este Consejo servirá también como antesala para la convocatoria de primarias en esa autonomía. Allí tienen que decidir quién será el candidato o la candidata a la Generalitat una vez que Inés Arrimadas ha dejado libre la plaza al recalar en Madrid como diputada por Barcelona. Aunque Carlos Carrizosa fue el que la sustituyó como jefe de la oposición en el Parlament, no está claro que vaya a ser el cabeza de cartel electoral autonómico. Otro de los nombres que se barajó tras la marcha de Arrimadas fue el de la senadora y portavoz en ese Cámara, Lorena Roldán. Nada está decidido, solo que habrá primarias.
Otro importante Consejo General el día 29
Pero este no será el único Consejo General que celebrará Ciudadanos este mes. Habrá otro el 29 de julio para cuestiones de otra índole, y de mayor calado, si cabe. Como la modificación de los Estatutos y del reglamento del propio Consejo General, tal como figura en el orden del día previsto, que incluye “ruegos y preguntas”.
Estas modificaciones no se han dado aún a conocer, pero miembros de este órgano creen que lo que pretende Rivera es reforzarse frente a los discrepantes, cerrando su circulo de poder, y evitar al mismo tiempo que decisiones que ya han sido debatidas y sometidas a votación en la Ejecutiva puedan volver a cuestionarse. Como pasó en la reunión en la que los eurodiputados Luis Garicano y Javier Nart forzaron una nueva votación en la que pedían abrir una “negociación” para contemplar una abstención en la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
Aquella nueva votación se realizó bajo el impacto de la dimisión del diputado Toni Roldán, que se había conocido esa misma mañana, y dejó al descubierto que la división interna sobre el veto al PSOE era mayor de lo que el partido quería reconocer. A Rivera y a su núcleo duro no les gustó nada que un asunto de tanta envergadura, que ya había quedado solventado “por unanimidad” dentro de la Ejecutiva, volviera a ponerse encima de la mesa a petición de dos de sus miembros, que perdieron su apuesta siendo derrotados por abrumadora mayoría: 24 votos en contra de la propuesta, cuatro a favor y tres abstenciones. La derrota llevó a Nart a presentar su dimisión como miembro del órgano de dirección.
Rivera pretendía dejar los cambios para septiembre pero ha decidido acometerlos ahora, en pleno verano, tras el debate de investidura y a la espera de que haya Gobierno para tener así hechos los ‘deberes’ para el inicio del nuevo curso.
Estos dos Consejos Generales se celebran tan solo dos semanas después del anterior, cuando el propio Rivera había dado por cerrada la crisis después de importantes dimisiones. Entonces recibió el respaldo del partido aunque no hubo debate interno después de finalizada la intervención pública del líder.
Sin embargo, luego se sucedió la dimisión del líder de Baleares, Xavier Pericay, uno de los fundadores del partido. Y el diario El País publicó el pasado viernes que Francisco de la Torre, miembro del equipo económico de Toni Roldán, también baraja marcharse.
En aquella intervención, Rivera animó a los que le presionaban para que cambiara de opinión ante la investidura de Sánchez, no solo miembros de su partido sino también a empresarios, sindicatos y bancos, a que presentaran su propio partido.