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El 'núcleo duro' de Arrimadas: da más peso a Edmundo Bal y refuerza a dirigentes de la época de Rivera

Arrimadas, en la presentación de su equipo, del que destacó que "une, ilusiona y tiene experiencia de gobierno"

Carmen Moraga

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Inés Arrimadas aún no ha cerrado del todo su círculo de poder. Pero antes de cogerse la baja por su reciente maternidad ha querido dejar claro quiénes van a ser los dirigentes que le van a ayudar a pasar la travesía del desierto que le espera hasta que haya una nueva convocatoria electoral. La nueva líder de Ciudadanos ha decidido potenciar a Edmundo Bal, cuyo ascenso en el partido no ha cogido por sorpresa a nadie a pesar de que el diputado por Madrid es un recién llegado a Ciudadanos, desconoce la vida interna del partido y apenas tiene experiencia política salvo los pocos meses que lleva como portavoz adjunto del grupo parlamentario en el Congreso.

Sin embargo, la líder de Ciudadanos ha apostado por que el abogado del Estado, que fue uno de los tres fichajes estrella de Albert Rivera para las elecciones del 28 de abril, se convierta en la principal figura de su nuevo equipo, por encima de otros veteranos dirigentes. Bal ahora no es solo el portavoz de Ciudadanos en el Congreso, en donde la renuncia de Rivera a recoger su acta le dio la oportunidad de repescar el escaño que no logró el 10N; es también la principal voz del partido hasta el regreso de Arrimadas.

Bal acaba de entrar en el Comité Permanente de la Ejecutiva, el 'núcleo duro' de Arrimadas y el órgano que se reúne todas las semana para debatir las cuestiones del día a día. Entrar en esa selección es un privilegio que en cambio no logró otro de los rutilantes fichajes de Rivera, Marcos de Quinto, que acaba de abandonar el partido en desacuerdo con el giro estratégico de la nueva líder.

El empresario ha dejado también el escaño de diputado por Madrid dando paso a que lo ocupe Miguel Gutiérrez, exsecretario general del grupo parlamentario, uno de los supervivientes de la 'era Rivera' que en la V Asamblea ha logrado entrar en el Consejo General junto a otro viejo del lugar: el todopoderoso exsecretario de Organización, Fran Hervías, que se prepara ahora para ser designado senador autonómico en representación del Parlamento de Andalucía.

Precisamente la decisión de Arrimadas de dar un giro estratégico para situar a Ciudadanos en el centro político ya le ha acarreado más de un problema. Además de provocar el distanciamiento de su antecesor, Albert Rivera, y el portazo de De Quinto, algunos exdirigentes, como Juan Carlos Girauta y Carina Mejías también anunciaron su baja en el partido.

Bal desplaza a Marina Bravo, número dos de Ciudadanos

El papel que Arrimadas ha atribuido a Edmundo Bal estatutariamente debería haber sido asumido por Marina Bravo, la secretaria general del partido, que es además la portavoz adjunta en el Parlament de Catalunya y a la que Arrimadas recomendó a Rivera para sustituir al también catalán Toni Roldán en la secretaría de Programas cuando éste dimitió del cargo. Sin embargo, pese a ser la número dos en el actual organigrama, Bravo mantiene un perfil político discreto y hasta ahora con escasa proyección pública, dado que no es muy amiga de salir en los medios, todo lo contrario que su antecesor en el cargo, José Manuel Villegas. Muchos achacan su nombramiento al empeño de Arrimadas de situar a varias mujeres de su entorno en los principales puestos de mando. Además de Bravo, a Lorena Roldán y Melisa Rodríguez.

Roldán es senadora y fue en la anterior etapa portavoz nacional del partido. Si nada se tuerce, gracias al apoyo de la nueva presidenta de Ciudadanos, se mantendrá como candidata a la Generalitat de Catalunya en las próximas elecciones autonómicas.

El triunvirato de mujeres de ese círculo de Arrimadas lo cierra la canaria Melisa Rodríguez, que no consiguió revalidar su escaño el 10 de noviembre. Rodríguez es ahora la portavoz nacional de la Ejecutiva.

Con todo hay dos nombres que sobresalen en el nuevo sanedrín de Arrimadas: el de Carlos Cuadrado, que ha sido nombrado vicesecretario general de la Ejecutiva; y el de José María Espejo-Saavedra, que ocupa la vicesecretaría general adjunta. Ambos provienen de la vieja guardia riverista. El primero ha sido secretario de Finanzas y según los últimos informes presentados, ha consolidado las cuentas del partido cerrado el último ejercicio con superávit en un momento clave para la formación, justo cuando Ciudadanos ha perdido importantes ingresos tras su debacle electoral.

Cuadrado manda ahora mucho, aunque le pasa como a Marina Bravo, que prefiere mantenerse en la sombra. Ha sido el encargado de negociar con el Gobierno y el PSOE las medidas sanitarias y sociales de la crisis del COVID-19 junto a Espejo-Saavedra, su adjunto y secretario general del grupo parlamentario. El nombre de este último fue propuesto por Arrimadas para presidir la Mesa del Pacto por la Reconstrucción que se ha creado en el Congreso, como “solución de consenso” ante el desacuerdo que Ciudadanos veía entre el PSOE y el PP. Al final, Arrimadas volvió a decantarse por Edmundo Bal para ser el portavoz de la Comisión que busca consensuar medidas y soluciones ante la pandemia. 

En el Comité Permanente está también el balear Joan Mesquida, exdirigente socialista que engrosó la lista de fichajes de Rivera el 28A -al que entonces presentó como “futuro ministro del Interior” si Cs ganaba- , que ahora ocupa la vicesecretaría segunda del partido. Mesquida fue consejero de Hacienda en el Gobierno de Baleares y exdirector general de la Policía y la Guardia Civil en tiempos de Zapatero. Arrimadas lo rescató al quedarse sin escaño tras el 10N para asesorar a su mermado grupo parlamentario.

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