Después del baile de El Hormiguero, la vicepresidenta quiere irse de aventuras al Planeta Calleja
De llegar a buen término las negociaciones entre Moncloa y el presentador y aventurero Jesús Calleja, los telespectadores podrán ver a Soraya Sáenz de Santamaría enfrentándose a un reto más extremo que el de bailar de forma coordinada el Uptown Funk de Mark Ronson y Bruno Mars, himno del programa que presenta Pablo Motos. Según han confirmado a eldiario.es fuentes próximas al presentador de Cuatro, la número dos del Gobierno ha demostrado interés por participar. Algo que ya hizo José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 ascendiendo a un monte de León o más recientemente Pedro Sánchez cuando se encaramó a un aerogenerador.
En su afán por ofrecer una cara amable ante unas elecciones generales inseguras, el Gobierno y el partido de Mariano Rajoy llevan dos meses de paseos y cañas ante las cámaras, corrillos con periodistas, selfies continuos y giras televisivas por programas. “Quiero que Ferreras (director y presentador de Al Rojo Vivo) acabe harto de nosotros” es la frase que mejor resume la nueva estrategia de comunicación que se puso en marcha con el ascenso de Pablo Casado y la reestructuración de la cúpula del PP.
Hasta hace poco, la vicepresidenta se mantenía al margen y mantenía su perfil más institucional. Este miércoles trataba de romper la imagen de abogada del Estado y todopoderosa número dos del Ejecutivo bailando una coreografía con Pablo Motos y el equipo de El Hormiguero. La misma canción que bailó Michelle Obama con Ellen Degeneres en su show.
Los espectadores del programa también pudieron ver cómo Sáenz de Santamaría decía “chungo”, “marrón” o confesaba dejar el móvil “por la noche un ratito en el baño” para desconectar de su faceta pública. O descubrir que a la hora de ir a un karaoke escoge un clásico de la ocasión, el Como una ola de Rocío Jurado.
En las últimas semanas, la mano derecha de Rajoy ha concedido una entrevista a Antonio García Ferreras en Al rojo vivo, Génova ha enviado a los periodistas fotos de la boda de Javier Maroto como una nota de prensa más y el presidente ha confesado a Ana Rosa Quintana que se pelea con su hijo por coger el Marca a la hora del desayuno.
La participación de la vicepresidenta en El Hormiguero, al que ya acudieron Pedro Sánchez, Miguel Arias Cañete o Esperanza Aguirre, ha supuesto un paso más. De hecho, la cuenta de Twitter del PP difundió mensajes tan poco habituales como que en el Congreso de los diputados “se liga” o que el presidente del Gobierno es “bailongo”.
La prueba final del programa de Pablo Motos suele consistir en retar al entrevistado, pero de forma que salga airoso. Por eso Arias Cañete se comió un yogur pasado de fecha, Sánchez tuvo que encestar y Aguirre se marcó y cantó un chotis. La afición de la vicepresidenta por el baile trascendió cuando se difundió un vídeo robado de su paso por la Feria de Abril en el que se la veía entregada a una rumba.
De esta forma, el examen consistió en una coreografía. El baile final disparó la audiencia del programa y el minuto más visto congregó a 4,7 millones de personas.
Los responsables de la nueva comunicación de Génova y del Gobierno, Pablo Casado y Jorge Moragas, se coordinaron para que las cuentas de tuiter del partido y de vicepresidencia se repartieran los papeles. Así, la primera se mostró más desenfadada mientras que la segunda narró los momentos más curiosos aunque manteniendo el perfil más institucional. Durante la emisión del programa, Génova tuiteó la confesión de que Rajoy “es muy divertido” en las bodas y le gusta la música de los 80.
Como era de esperar, esta vez no hubo voces en el PP que criticaron el baile de Sáenz de Santamaría. La reacción de algunos dirigentes contra Miquel Iceta por haber hecho “el ridículo” dejándose llevar por el Don't stop me now se transformó esta vez en elogios por la naturalidad de la vicepresidenta en el programa de Antena 3.