Hervé Falciani considera que su detención es ilegal, así que ha presentado un habeas corpus, un recurso judicial para que un juez decida si su arresto es contrario a la ley y le deje en libertad. El exempleado del HSCB pasará este jueves a disposición judicial después de que Suiza haya reclamado su extradición para que cumpla una pena de cinco años de prisión.
Según un comunicado emitido por el bufete de Baltasar Garzón “los motivos de dicha detención, así como la solicitud por parte del país helvético, son los mismos por los que fue juzgado y puesto en libertad en 2013”. Ese año la Audiencia Nacional decidió rechazar su extradición por considerar que los delitos de los que le acusaba Suiza no tenían reflejo en el código penal español.
“Se trata de una detención improcedente que incumple la jurisprudencia española y asume el principio non bis in ídem por el cual una persona no puede ser juzgada por el mismo delito dos veces”, añade el comunicado. El despacho de Garzón incide en que es “inexplicable” que la Policía no conozca esa circunstancia y recalca que es una detención innecesaria porque Falciani tiene un domicilio conocido, “notorio” para la propia Policía.
“La colaboración de Hervé Falciani en múltiples casos de corrupción en diferentes países ha sido fundamental, entre ellos en España. El mismo Tribunal Supremo ha validado esta colaboración y no se puede utilizar a alguien para que colabore y que luego se le detenga”, recuerdan. Esta será parte de la argumentación que los abogados expondrán esta mañana, en la vista que se celebrará en la Audiencia Nacional para decidir si Falciani queda en libertad o es enviado a prisión mientras se decide sobre su extradición para cumplir condena.
La orden de detención suiza, emitida por la Fiscalía del Cantón de Ginebra, señala que Falciani fue condenado a cinco años de cárcel el 27 de noviembre de 2015, una sentencia los tribunales suizos declararon firme el 2 de mayo de 2016. El documento recuerda que el informático se llevó del HSBC datos bancarios de 20.000 empresas y 107.181 particulares. Con esa información y bajo una identidad falsa -Rubén Alchidiack, jefe de ventas de la empresa ficticia Parlova, con sede en Hong Kong-, se trasladó a Líbano en 2008 para tratar de vendérsela a varios bancos.
Lo que vendía Falciani era “un buen producto con información de clientes con alto potencial financiero”. Es decir, ofreció a bancos como Byblos Bank, Societè Genérale o BNP detalles como la fortuna o el perfil inversor de potenciales clientes para esas entidades. Las autoridades suizas inciden en que, además de ofrecer información a empresas privadas, contactó con organismos estatales para ofrecerles el acceso a esos datos confidenciales. La orden de detención califica esos hechos como un delito de espionaje industrial.