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Felipe VI rinde homenaje en Santiago de Cuba a los españoles caídos en 1898
Tras 121 años de espera, los soldados españoles caídos en Santiago de Cuba en dos de las batallas que rubricaron el fin del imperio colonial de su país han recibido el homenaje tributado por un rey de España.
Felipe VI quiso cerrar así la visita de Estado que ha realizado junto a la reina Letizia a Cuba, la primera en la historia de un monarca español.
Fue quizás el acto más emotivo de todos los que protagonizaron desde su llegada a La Habana el pasado lunes.
Desde la capital cubana se trasladaron a Santiago y se dirigieron directamente al Castillo del Morro para homenajear al almirante Pascual Cervera y a los marinos españoles que fueron derrotados por Estados Unidos en la única batalla naval en la historia militar de Cuba.
La heroicidad de su lucha pese a tener casi por seguro que sucumbirían ante la flota estadounidense que contaba con muchos más efectivos y mejores barcos y armamento, fue reconocida incluso por los vencedores de esa contienda paralela a los movimientos independentistas cubanos.
En esta jornada el reconocimiento vino de la mano de los reyes de España, que recorrieron la fortaleza que nunca se pudo tomar por mar y desde la que se observa la bahía en la que fueron masacrados los buques españoles en aquella batalla del 3 de julio de 1898 que tenía como objetivo la toma de Santiago por parte de las tropas estadounidenses.
Felipe VI y doña Letizia escucharon las explicaciones de los responsables de la conservación de este espacio sobre el desarrollo de los acontecimientos, posaron ante una placa que recuerda a partir de ahora su presencia en ese lugar y regalaron en nombre de España el cuadro de Juan Arias titulado “El mar que nos une” y que simboliza la unión que representa el Atlántico entre los pueblos español y cubano.
Con un solemne toque de oración y con los reyes ante las banderas de España y Cuba se recordó a los caídos en esa batalla mientras que un relator aseguraba que “la heroica actuación de los miembros de la Armada Española, guiada siempre por la lealtad y el amor a España, será siempre recordada como un ejemplo de coraje, valor y honor”.
Los reyes se acercaron hasta los muros de la fortaleza para observar desde ellos las aguas en las que permanecen hundidos los barcos españoles, una circunstancia que llevó al rey a comentar en su visita que le gustaría algún día bucear en la zona en la que se encuentran.
Un busto del almirante Cervera (que fue más recientemente protagonista de una polémica al decidir la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, retirar su nombre de una calle al considerarle “un facha”) ha sido testigo de este acto.
Un acto al que, junto al que protagonizó después en las lomas de San Juan, el rey aludió en su discurso de la cena que ofreció al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Explicó que su presencia en la que fue la primera capital del Gobierno de la Corona en Cuba quería ser un homenaje a los españoles, cubanos y estadounidenses caídos allí en 1898.
Y dijo que tendría bien presentes las palabras del padre de la patria cubana, José Martí, de que aquella fue una guerra sin odio.
Desde el Castillo del Morro los reyes se trasladaron hasta las lomas de San Juan, escenario el 1 de julio de 1898 de la batalla más sangrienta de la guerra contra los Estados Unidos en territorio cubano, y presidieron otro homenaje ante el memorial en recuerdo a los españoles allí caídos.
Ante ese monolito y tras escuchar las palabras del relator en las que se ensalzaron el heroísmo y sacrificio de quienes perdieron la vida en ese lugar, se colocó una corona de laurel a sus pies como muestra de homenaje.
Tras un recorrido por el parque que recuerda lo ocurrido en aquella fecha de 1898, los reyes, acompañados por el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se trasladaron hasta el aeropuerto de Santiago dando por concluido su viaje de Estado a Cuba.
José Miguel Blanco