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El pacto del PSOE con Junts y Esquerra echa a andar en el Congreso ante la furia del PP y Vox

Feijóo, durante el debate de este martes en el Congreso.

Aitor Riveiro / Alberto Ortiz / José Enrique Monrosi

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El acuerdo del PSOE con las formaciones independentistas catalanas para la investidura de Pedro Sánchez empezó este martes a echar raíces en el Congreso. La ley de amnistía y las comisiones de investigación sobre la Operación Catalunya, el atentado de Barcelona de 2017 y el espionaje con Pegasus a dirigentes catalanes echan ahora a andar como parte nuclear de los compromisos adquiridos por los socialistas ante Junts y ERC a cambio de sus votos en el Congreso. Y lo hacen tras recibir luz verde de la mayoría absoluta de la Cámara, y ante la furia de PP y Vox, que se enzarzaron por las palabras de Santiago Abascal sobre “colgar por los pies” al presidente del Gobierno.

Para la oposición, la cita estaba marcada en rojo. Tras semanas de dura ofensiva en las calles contra la ley de amnistía pactada por el PSOE con el independentismo catalán, la plana mayor de los populares y de la formación de extrema derecha desembarcó en la Carrera de San Jerónimo con Alberto Núñez Feijóo y Abascal al frente. El propósito de ambos era hacer alarde ante el Gobierno de la fuerza suficiente como para convertir el recorrido parlamentario de la norma en un mal trago permanente para el Ejecutivo.

Una épica de cara al electorado conservador que, sin embargo, no terminó de prender en ningún momento del debate en el Congreso y que languideció cuando Abascal reprochó directamente a Feijóo que no le haya defendido tras sus declaraciones en Argentina. El líder de Vox jugó la carta de Marcial Dorado, el que fuera amigo de Feijóo y condenado por narcotráfico. 

Para garantizar el normal desarrollo de la actividad en el Pleno, y tras los disturbios y los actos de violencia que se han sucedido en las últimas semanas por manifestantes de ultraderecha, la Policía reforzó la presencia de agentes en los aledaños de la plaza de las Cortes. Una medida preventiva que el discurrir de la tarde, entre skaters y transeúntes ajenos a cualquier punto del orden del día, demostró innecesaria. 

La arremetida de la oposición se enfrentó, de hecho, a un perfil bajo de representación de miembros del Ejecutivo. Al menos, en cuanto a número. Con el presidente del Gobierno de viaje oficial en Estrasburgo, y con hasta nueve ministros en la sesión de control del Senado, el cara a cara del líder del PP se produjo con el portavoz parlamentario de los socialistas, Patxi López.

Como muestra de la pretendida trascendencia del momento, fue el propio Feijóo quien asumió en primera persona la defensa del ‘no’ de su partido a la admisión a trámite de la ley de amnistía, contra la que dijo que movilizarán todos los recursos a su alcance y en “todas las instancias”, españolas e “internacionales”.

“Los españoles ya no somos iguales ante la ley”, sostuvo Feijóo, que calificó la sesión como la “más triste y decadente desde el 23F”. Una comparación con el golpe de Estado militar de 1981 que el PP ya ha usado en múltiples ocasiones. 

“El Gobierno está deslegitimado para exigir a los ciudadanos el cumplimiento de leyes”, añadió. “Se abre la puerta a que el Gobierno borre cualquier delito de cualquier naturaleza”, dijo, para cuestionar: “Si permitimos que este Gobierno dicte que los culpables son inocentes, ¿qué le impediría decir que los inocentes son culpables?”. Y concluyó: “¿Hacia qué sistema nos estamos dirigiendo? ¿Somos conscientes de lo que están haciendo?”. 

Feijóo anticipó que su partido abrirá una comisión de investigación en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta, “y no la cerraremos hasta saber todo lo que están negociando” con los partidos independentistas: “Todo lo que están negociando, quiénes son los mediadores, cuánto cobra cada mediador, cuál es el contenido y alcance de la negociación y qué están negociando en nombre de los españoles. Insisto, no la cerraremos hasta saberlo todo y comparecerán todos”.

“Ya hemos escuchado el catálogo de insultos”, dijo durante su turno de palabra como portavoz del grupo proponente de la norma el socialista Patxi López, que reclamó al PP un debate de ideas. “Ya sabemos que no les gusta, pero nos gustaría saber por qué la amnistía rompe España, por qué es inconstitucional. Tienen la oportunidad de decirnos su alternativa para resolver el conflicto. Solo conocemos lo que dijo su socio, que con ustedes se incendiaría Catalunya”.

El portavoz del PSOE hizo una defensa encendida de la medida de gracia que hasta el 23 de julio su grupo también rechazaba. Y lo hizo en base a la necesidad de devolver a la política la salida al conflicto catalán de 2017. “Podríamos haber optado por la rabia y mantener la confrontación, pero eso ya lo probaron ustedes y las consecuencias fueron lamentables. Hemos optado por la política, por la distensión, por decisiones valientes que buscan espacios para abrir diálogo y acuerdos con quienes piensan distinto”.

Patxi López señaló la dicotomía a la hora de afrontar problemas políticos entre “la esperanza y el miedo”. “La de amnistía es la de la esperanza, es la forma de creer que juntos podemos encajar, compartir, avanzar en un proyecto común que asume que nuestra pluralidad es algo que nos enriquece. Dividir nunca formará parte de la solución”, sostuvo.

Abascal contra Feijóo

El enfrentamiento dialéctico entre Feijóo y López no alcanzó la dureza que se podía prever con antelación. Algo que sí ocurrió en el turno de Santiago Abascal, pero no precisamente contra el PSOE y la amnistía.

El líder de Vox arremetió en su discurso contra la norma que comenzó su viaje parlamentario este martes. Pero dedicó más tiempo a defenderse a sí mismo de su exabrupto en Argentina, donde dijo sobre Pedro Sánchez que “habrá un momento dado que el pueblo querrá colgar de los pies”. 

Lejos de arrepentirse, Abascal se reafirmó: “Sí, el pueblo español acabará cansándose de los que atentan contra España”. El líder de la extrema derecha reprochó al PSOE que vaya a denunciar sus palabras ante la Fiscalía, pero su tono fue más duro contra sus socios del PP. 

El líder de la extrema derecha recriminó que Feijóo hubiera “condenado” las palabras de Abascal, quien le echó en cara su relación con el narcotraficante Marcial Dorado. “A mí me han pedido que condene una foto suya con una persona con la que le querían relacionar con el narcotráfico, pero nunca me he sumado ni me sumaré al linchamiento”, le espetó.

Una frase que no va más allá del conflicto dialéctico abierto por Vox contra el PP a cuenta del reparto de las comisiones parlamentarias, pero que no se ha traducido en ningún problema de coordinación allí donde ambos partidos gobiernan en coalición.

En el PP no están especialmente preocupados por esta nueva estrategia de Vox. “Si el rival se equivoca, no le corrijas”, ironizó en el patio del Congreso uno de los dirigentes del PP, sabedores de que los gobiernos municipales y autonómicos no están en duda. Los de Feijóo creen que la estrategia de Abascal es fallida pero, de momento, ha torpedeado la del PP en uno de los debates más importantes de lo que queda de año.

ERC y Junts se marcan

La votación de la tramitación de la ley de amnistía, así como las de las comisiones de investigación, confirmó la mayoría de la investidura de Pedro Sánchez, con la salvedad de la diputada de Coalición Canaria. 

La portavoz adjunta de Sumar Aina Vidal defendió que “la amnistía no vende ningún país”. como defienden desde las bancadas de la derecha. “Aquí algunos sí saben lo que es vender el país, como Felipe González o Aznar. Vender el país es privatizar la sanidad o la educación pública, tener ministros o incluso a un expresidente en empresas energéticas”, reprochó. “Es el paso necesario para que la política salga de los tribunales y vuelva a los parlamentos”, apuntó.

Mientras, los dos partidos que han arrancado al PSOE esta norma aprovecharon sus intervenciones para marcarse el tanto y, de paso, marcarse entre ellos en su pugna por dominar el espacio independentista.

El portavoz de Junts este martes, Josep María Cervera, defendió la ley como “necesaria” para desjudicializar el “conflicto”. Pero advirtió al PSOE de que no es gesto de magnanimidad, sino fruto de un acuerdo político. Y que no supone que cesen en sus planteamientos secesionistas. 

“El abandono de la represión puede permitirnos volver a hacer política dedicando las energías del independentismo a nuestra legítima causa y no a defendernos de delitos que sabemos y ustedes saben que no son”, dijo. “No es una medida de gracia sino una medida necesaria que surge del acuerdo entre demócratas”, concluyó.

También desde ERC su portavoz, Gabriel Rufián, defendió que la misma ley de amnistía que fue imposible de sacar adelante en la anterior legislatura sí podrá serlo en la que acaba de arrancar. Es “una solución política y salda una deuda en Catalunya”, dijo. “Estamos preparados para ganar o para perder un referéndum”, añadió y sostuvo, con la mirada en la bancada socialista: “¿Y ustedes?”. “¿Qué pasará de aquí a cuatro años?”, zanjó.

La larga jornada parlamentaria cerró con el debate de las comisiones de investigación sobre los atentados de Las Ramblas, la Operación Cataluña y el espionaje con el software Pegasus. Tres comisiones que los partidos habían pactado con el PSOE ya antes de la investidura, para los acuerdos de la Mesa del Congreso. 

Un epílogo de la sesión que repitió la dinámica del debate sobre la amnistía. El PP y Vox volvieron a acusar al PSOE de traicionar al país a cambio de los votos independentistas; Junts, ERC y también Sumar, EH Bildu y PNV pidieron investigar hasta el fondo la participación del Gobierno de Mariano Rajoy en las operaciones desde Interior contra sus adversarios políticos; y el PSOE cargó contra el PP por sus casos de corrupción. 

Las tres comisiones de investigación, incluida la de los atentados en Barcelona, que busca esclarecer unos supuestos nexos entre el CNI y los terroristas que perpetraron esos ataques, salieron adelante con los votos del nuevo bloque de investidura. Con este paso y el de la investidura, la legislatura arranca por el camino marcado por los compromisos del PSOE con los independentistas catalanes.

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