Podemos desintegra a su grupo promotor en tres años
Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre. El equipo promotor de Podemos que dirigió el partido desde su fundación ha saltado por los aires. De los cinco cofundadores (un título que se podría asignar a más personas) solo dos estarán en la futura dirección del partido que lanzaron en enero de 2014. Y tras Vistalegre 2 quizá solo quede uno. Si Pablo Iglesias pierde, ya ha dicho que dimitirá de sus cargos orgánicos.
Podemos ha funcionado como una máquina centrifugadora. En el caso de los cinco rostros que pusieron en marcha el partido, cada uno ha salido disparado hacia una esquina del tablero distinta.
El primero en pasar por la trituradora fue Juan Carlos Monedero. El politólogo fue víctima de la máquina de guerra electoral. Sus diferencias de estrategia con Íñígo Errejón se hicieron patentes antes de las elecciones municipales y autonómicas de 2015. La tormenta mediática que provocó a principios de año sus problemas con Hacienda, que murieron en la vía penal tras presentar una declaración complementaria, fueron el empujón final.
El profesor estuvo apartado de la primera línea unos meses. Tuvo una reaparición fugaz en algún acto de las elecciones de mayo de 2015. Aumentó su presencia en las generales de 2016. Y tras el 26J ha entrado de lleno en la disputa interna que se dirimirá en Vistalegre 2 de parte de su amigo Pablo Iglesias. Esto no implica que Monedero vaya a volver a ocupar cargos en Podemos a corto plazo. Su papel seguirá siendo externo. Iglesias no le ha puesto en su lista al Consejo Ciudadano.
Luis Alegre dirigió la organización del primer Vistalegre. Era amigo personal del secretario general muchos años antes de que Podemos fuera siquiera una aspiración. Una de sus personas de máxima confianza. Fue el elegido, en febrero de 2015, para dirigir la organización en Madrid.
El profesor de Filosofía de la UCM vive sus últimos días como dirigente del partido de forma oficial, pero en realidad dejó de serlo hace tiempo. El 20 de diciembre de 2015 no integró las listas del partido, porque la universidad no le concedió una excedencia. Si lograba el acta de diputado, perdería su plaza de profesor interino. Y eligió esto último.
Poco después se desataba la crisis de Podemos Madrid. Dimitieron 10 consejeros y abocaban al partido a una asamblea regional que recompusiera la dirección. Se celebró en noviembre y ganó Ramón Espinar en el primer enfrentamiento, indirecto, entre Iglesias y Errejón. Recientemente, Alegre ha hecho una reaparición fugaz para pedir, sin éxito, un acuerdo que evitara la confrontación en Vistalegre 2. Su salida del partido ya era irrevocable.
La última en caer ha sido Carolina Bescansa. La que ha sido descrita por Pablo Iglesias como “la mejor analista electoral” de España en múltiples ocasiones dejará de hacer ese trabajo para el partido que ayudó a poner en pie. Tanto, que todavía figura en el Registro de Partidos como representante legal.
Su intención no es, como sí hará Alegre, abandonar el partido. Bescansa se ha visto atrapada en el “choque de trenes” que ella misma ha denunciado. Intentó una vía alternativa, lograr un acuerdo de mínimos entre Iglesias y Errejón que permitiera salvaguardar la organización pasara lo que pasara en Vistalegre 2. Denunció la “carrera de caballos” en la que se ha convertido el proceso. Sin éxito.
El miércoles, Pablo Iglesias le ofreció un puesto en su lista. Ella lo rechazó. Su intención es seguir en el Congreso como secretaria general del grupo Unidos Podemos-En Comú-En Marea. Pero ya no estará en la dirección de Podemos. Con ella se ha ido el secretario de Economía, Nacho Álvarez.
El papel de Bescansa en el futuro del partido dependerá de qué pase en las primarias y, sobre todo, del día después a que se conozcan los resultados.
Hoy quedan solo dos de los cinco en primera línea del partido. El secretario general y el secretario político. El número uno y el número dos. El tándem que, al menos en el imaginario colectivo, ha llevado a Podemos a donde está.
Tres años después, defienden posiciones distintas. En lo político, en lo organizativo y en la estrategia. Tan alejados están que lideran dos proyectos que se enfrentarán en Vistalegre 2 ante la imposibilidad de alcanzar una síntesis ni en las ideas ni en las listas.
El resultado de las primarias que se celebrarán entre el 4 y el 11 de febrero marcará el destino de cada uno. Si Pablo Iglesias no se impone en la votación de personas y en la de documentos, tiene previsto abandonar el partido. Dimitir y volver a la actividad docente. Algo que ya dijo en octubre... de 2014.
El único que a día de hoy ha dicho que estará sí o sí en la futura dirección de Podemos es Errejón. Pero un resultado muy negativo para él podría minimizar su papel en el futuro Consejo Ciudadano. Algo que, a medio plazo, podría tener consecuencias.