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El jefe de Policía en Madrid quebrantó el protocolo de atentados para atender en persona el ataque a Génova

La Circular 50, el protocolo ante un posible atentado terrorista, fue activada y quebrantada a los pocos minutos por el máximo responsable del Cuerpo Nacional de Policía en Madrid el 19 de diciembre, poco después de que un hombre empotrara su coche contra la sede nacional del Partido Popular con una rudimentaria bomba a bordo. El comisario Alfonso Fernández acudió rápidamente a la sede del partido en el Gobierno y, pese a las indicaciones de sus subordinados, se adentró con su vehículo en el espacio reservado a los Tedax por un lugar distinto al que indica la circular.

El hecho se vio agravado por la actitud del comisario, que, tras identificarse y ser informado por los agentes de la imposibilidad de acceder al lugar, dio un acelerón a su coche y a punto estuvo de atropellar al subinspector y el policía que aseguraban el perímetro en ese punto del centro de Madrid. En cuanto ocurrió, el subinspector dio cuenta del suceso por la emisora, y pudo ser escuchado en estos términos por todos los agentes que a esa hora estaban conectados al canal de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana.

La Circular 50 fue dictada en diciembre de 2005 con la experiencia de los atentados del 11 de marzo del año anterior. Incluye el establecimiento de dos cinturones de seguridad concéntricos en torno al foco del atentado o del paquete sospechoso. Al primer cinturón, a 200 metros alrededor de la explosión o de la ubicación del artefacto, solo podrán acceder los Tedax y se entrará y saldrá de él por un solo punto, distinto al que utilizó el jefe superior de Madrid el 19 de diciembre. Solo el riguroso cumplimiento del protocolo hace efectiva su activación, según fuentes policiales.

A las 7.15 horas, aproximadamente, Daniel Pérez Berlanga estrelló su coche contra la sede del PP en la calle Génova, adentrándose con el vehículo en el vestíbulo del edificio. Él mismo se encargó de alertar a los agentes que acudieron de que dentro del coche había una bomba. En una primera comparecencia, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, habló de un artefacto “casero y rudimentario” y añadió que los artificieros consideraron que “hubiera sido difícil” que llegara a explotar.

Más tarde, en rueda de prensa, el jefe superior de Madrid dijo que había posibilidades reales de que se hubiera producido la explosión, que hubiese afectado gravemente a la planta baja y de manera colateral a otras plantas del edificio.

No fue terrorismo

La investigación produjo un nuevo desencuentro entre el Ministerio del Interior y la Audiencia Nacional. El primero presentó a Pérez Berlanga ante el tribunal especial por ser competente para instruir las causas por terrorismo. Sin embargo, el juez Javier Gómez Bermúdez, de acuerdo con la Fiscalía, envió el caso a un juzgado ordinario de Madrid. “No aparece dato alguno que permita afirmar el carácter terrorista de la acción”, ya que su finalidad, añadía en su auto el magistrado, no era “desestabilizar el sistema democrático”, como recoge el Código Penal. Un juzgado de Madrid envió a la cárcel a Pérez Berlanga acusado de estragos, tenencia de explosivos y daños.

La Circular 50 ha sido activada en dos ocasiones más en Madrid desde entonces. Ocurrió con la amenaza de un perturbado en un tren a su llegada a la estación de Atocha que amenazó con hacer explotar una mochila que, finalmente, solo contenía una botella de agua y ropa. La aplicación del protocolo obligó a desalojar la estación y detener el tráfico ferroviario.

El pasado jueves, el caos se apoderó del centro de Madrid por la aparición de una caja de zapatos en la estación de tren de cercanías de Nuevos Ministerios. El perímetro de seguridad obligó a cortar el paseo de La Castellana. También resultó una falsa alarma.

NOTA ACLARATORIA: Con posterioridad a la publicación de esta información, un portavoz oficial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid se puso en contacto con eldiario.es para asegurar que el comisario Alfonso Fernández no participó en los hechos que se describen en la misma. Según la versión que ofreció, la comunicación por radio en la que se basa la información existió, pero los hechos descritos en ese mensaje policial no se corresponden con la realidad porque el mando que no respetó las indicaciones del subinspector era otro distinto del jefe superior.