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El PSOE enfría la convivencia con Unidas Podemos en el Consejo de Ministros

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, durante una sesión en el Congreso.

José Enrique Monrosi / Alberto Ortiz

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Tras la sesión de control al Gobierno del pasado miércoles, varias ministras de Unidas Podemos fueron preguntadas por la prensa en los pasillos del Congreso sobre el contenido del Consejo de Ministros extraordinario convocado para justo un día después. Pero la convocatoria, hecha pública oficialmente por la Secretaría de Estado de Comunicación, pilló completamente por sorpresa a las socias del PSOE en la coalición. “Me estoy enterando ahora”, admitió una ministra del espacio confederal, que supo de ese Consejo monográfico sobre la sequía por las preguntas de los periodistas. 

La situación, que puede parecer anómala, se ha convertido en algo no tan inhabitual de unos meses a esta parte. En ambos lados de la coalición admiten que la crisis política derivada de la reforma del 'solo sí es sí' terminó por distanciar de manera casi definitiva a la Moncloa con las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero. Tampoco es fluida la relación desde hace tiempo con el departamento de Consumo de Alberto Garzón, de Izquierda Unida. Y aunque la comunicación sigue siendo estrecha con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, la campaña electoral ha terminado por incitar al PSOE a marcar aún más las distancias con el conjunto de los socios en el Ejecutivo. 

“Cuando habla el presidente habla en nombre de todo el Gobierno, igual que los acuerdos que se adoptan en el Consejo de Ministros, que también son de todo el Gobierno”, se limitan a responder en la Moncloa cuando se pregunta la razón de que algunas de las últimas medidas más importantes adoptadas por el Ejecutivo, lejos de estar consensuadas, ni siquiera habían sido planteadas a sus socios.

Así ocurrió, por ejemplo, con los anuncios hechos por Pedro Sánchez en materia de vivienda. Tras una eterna negociación de la ley estatal que se prolongó durante casi toda la legislatura hasta obtener el consenso de la mayoría de la investidura en el Congreso, el presidente del Gobierno se desmarcó anunciando personalmente el compromiso de ampliar el parque público con miles de pisos para alquileres accesibles. Lo anunció en mítines del PSOE y en comparecencias en las Cortes, aunque en ninguno de los casos compartió la información con Unidas Podemos de un apartado, el de la política de vivienda, que es bandera para los de Yolanda Díaz y Ione Belarra.

Tras la intervención de facto en el Ministerio de Igualdad para reformar la ley de libertad sexual en contra de la opinión de la propia ministra Irene Montero, la conclusión en el PSOE de cara al inminente ciclo electoral es doble: por un lado, que es conveniente tomar cierta distancia respecto a sus socios de cara a convencer a un electorado que no simpatiza con Unidas Podemos y al que incluso le genera rechazo la política de pactos de los socialistas no solo con su izquierda, sino también con formaciones como ERC o EH Bildu. Por otro, que si existe un momento en el que el socio grande tenga que intentar apropiarse de las medidas más atrayentes de la acción de Gobierno, aunque sea a costa del socio pequeño, ese es el de una campaña electoral tan reñida como la que acaba de empezar.

“El muerto más vivo que han visto en su vida”

En Podemos, y también en el resto del grupo confederal, han asumido desde hace tiempo que el PSOE ha decidido ir por su cuenta con algunas iniciativas sin tener en cuenta a su socio de Gobierno y muchas veces sin avisarle de los pasos que va tomando. La vía unilateral se ha sentido especialmente en los anuncios que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ido haciendo sobre vivienda en las últimas semanas. Algunas de esas medidas, como la de movilizar pisos de la Sareb para alquiler asequible, formaban parte de las demandas que Podemos había hecho de cara a la ley de vivienda que está a punto de quedar aprobada en el Senado. Pero, de nuevo, el PSOE ni siquiera les avisó de que el presidente haría esos anuncios.

Otras medidas como la concesión de avales del ICO para la compra de primera vivienda para jóvenes han soliviantado al conjunto de Unidas Podemos, que no comparte una propuesta que desde la formación que dirige Ione Belarra llegaron a calificar de “infame”. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, también se sumó a las críticas: “No tiene sentido volver a propuestas caducadas”.

En Podemos entienden que los socialistas quieran marcar un perfil propio. Al fin y al cabo son dos formaciones diferentes con programas propios aunque tangencialmente coincidentes. Por ello, hace meses propusieron a su socio de Gobierno, según cuentan, pactar una estrategia conjunta y también los temas de divergencia para dar la batalla de forma coordinada de cara al año electoral y evitar también que los ruidos internos pudiesen laminar la comunicación de los avances de la coalición. Esa propuesta fue desestimada por el PSOE y en la formación de Belarra entienden que los movimientos de los socialistas van en la línea de esa negativa. 

Las principales líderes del partido llevan tiempo denunciando la existencia de una estrategia para “matar” a Podemos o, al menos, hacerlo lo más pequeño posible, pero sostienen que si en el PSOE ha habido una estrategia de este tipo y estas últimas semanas van en esa línea, el resultado ha sido fallido a la luz de unas encuestas que revelan que tanto Podemos como sus coaliciones con Izquierda Unida van a ser determinantes para que la izquierda pueda conservar o acceder al poder en plazas de vital importancia como Madrid o la Comunitat Valenciana. 

“Llevan diciéndolo desde las elecciones en las que sacamos 69 diputados. Lo han repetido cada día en estos nueve años y lo van a seguir haciendo. Ahora lo bueno es que ya sabemos que esto no es una descripción de la realidad, es la expresión de un deseo, el deseo de acabar con Podemos”, dijo la propia Belarra a mediados de abril en la Fiesta de la Primavera del partido, en Zaragoza. “Nos han hecho y nos hacen pagar un enorme precio por estar dispuestas a gobernar este país. '¿Hasta cuándo vais a aguantar?', nos preguntan. Tienen delante al muerto más vivo que han visto en su vida”, defendió la ministra de Igualdad, Irene Montero, en esas mismas jornadas. 

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