Una salvadoreña condenada a 30 años por abortar: “no soy un caso aislado”

Teodora del Carmen Vásquez, una mujer salvadoreña que fue condenada a 30 años de prisión por un aborto, aunque ella siempre ha asegurado que fue espontáneo y no provocado, y que pasó 11 años en la cárcel, de la que salió el pasado febrero, ha denunciado hoy que su historia “no es un caso aislado”.

En rueda de prensa en el Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), Teodora del Carmen Vásquez ha explicado su caso y ha remarcado que hay unas 27 mujeres en El Salvador cumpliendo penas de hasta 35 años por delitos relacionados con el aborto, que allí está prohibido bajo cualquier circunstancia.

Según ha explicado la abogada Bertha de León, que es miembro de la Agrupación Ciudadana para la Interrupción del Embarazo en El Salvador, hasta la reforma que se hizo en 1997 del Código Penal, el aborto se permitía en tres supuestos: por violación, por malformaciones graves del feto y cuando el embarazo suponía un riesgo para la vida de la madre.

A partir de ese año, se retiraron todas las excepciones y se prohibió el aborto en cualquier caso.

Bertha de León también ha explicado que trata con muchas mujeres reclusas, la mayoría de ellas “muy jóvenes” y con “pocos recursos económicos”.

La abogada salvadoreña ha afirmado que se trata de un problema de “pobres”, ya que las personas con recursos pueden ir a otros países a abortar como “Cuba o México”.

León también ha señalado que muchas mujeres son condenadas, como Teodora del Carmen, por delitos de “homicidio agravado por parentesco” cuando sus hijos nacen muertos sin que ellas hayan tenido “ninguna responsabilidad” y, a pesar de ello, la sociedad las califica como “mata niños”.

Teodora del Carmen ha explicado su testimonio, que empezó en 2007 cuando estaba embarazada de nueve meses y llamó hasta “siete veces” a emergencias, porque iba a dar a luz, sin que le facilitaran ningún tipo de asistencia.

Según ha relatado, tras parir sola se dio cuenta de que algo iba mal porque no oyó al niño llorar y, poco después, recuerda que llegó la policía y, al ver que el recién nacido estaba muerto, la detuvieron y llevaron a la comisaria aunque perdía mucha sangre.

Finalmente, la trasladaron al hospital y allí recuerda que al despertarse se encontró con el “pie esposado” y con que había muchos medios de comunicación, que fueron los que informaron a sus padres de que había sido detenida.

A partir de ese momento, empieza una sucesión de trámites procesales, en los que se llegó a encontrar sin la representación de un abogado, y que culminaron con el juicio por el que la condenaron a 30 años de prisión por el “homicidio agravado por parentesco” de su hijo que nació sin vida.

En prisión, tuvo que estar los tres primeros meses apartada para evitar las agresiones del resto de reclusas que la consideraban una “mata niños”.

“Iba a entrar en la cárcel pero la cárcel no iba a entrar en mi”, ha afirmado Teodora del Carmen que, a pesar de tener que dejar a su hijo de tres año fuera, decidió aprovechar su tiempo en prisión donde logró acabar sus estudios.

Tras diez años de condena, se empezaron a introducir recursos que permitían la conmutación y la revisión de la pena en El Salvador.

Después de una primera confirmación de su condena, por parte de un juez que “no examinó ni las pruebas periciales ni los testimonios”, Teodora del Carmen logró con otro recurso salir de prisión el pasado 15 de febrero.

“El Salvador es un país bastante conservador, religioso y machista”, ha señalado Teodora del Carmen que ha lamentado que, a pesar de su libertad, su país la siga considerando culpable.