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CRÓNICA

Sánchez envía un mensaje de continuidad de la coalición para 2024 y acota los cambios a Sanidad e Industria

Pedro Sánchez, este lunes, en la Moncloa.

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¿Quién dijo crisis de gobierno? ¿Quién habló de reducción de ministerios? ¿Quién se postuló antes de tiempo? ¿Quién filtró su propio nombre con aspiraciones de regresar a la primera línea? ¿Quién habla en nombre del presidente? Los rumores no son noticia y las quinielas con nombres propios, tan habituales en los medios, sobre posibles sustitutos al frente de los ministerios rara vez aciertan. Pedro Sánchez es de esos líderes políticos que no se dejan llevar por los editoriales de la prensa, las filtraciones interesadas o las presiones de su propio partido. Mucho menos por los aspavientos de una oposición que desde hace meses pontifica sobre un cambio de ciclo político.

Si hay un presidente del Gobierno de cuantos ha tenido España en democracia seguro de sí mismo ese es el que habita hoy en la Moncloa. Por la aplastante seguridad que destila en los escenarios más adversos, por su fortaleza emocional, por su capacidad de resistencia o por su demostrada habilidad para resurgir de sus propias cenizas.

De ahí que haya acotado los cambios en su gobierno a las carteras de Sanidad e Industria, y no haya tenido en cuenta las voces de quienes, desde dentro o fuera del PSOE, le pedían una reestructuración a fondo e incluso una reducción de ministerios para afrontar la última parte de la legislatura. “Un golpe de efecto que ponga en su sitió a Podemos y a sus ministras”, llegó a decir un socialista sobre cómo tenían que ser los cambios en el Gobierno. Otro le invitaba a aprovechar la salida de Darias y de Maroto para prescindir también de los ministros más desgastados, como era el caso de Pilar Llop, en Justicia, o Fernando Grande Marlaska, en Interior.

Nada de eso ha ocurrido, lo que demuestra la confianza que el presidente tiene en su equipo y en el recorrido de la coalición, cuya gestión reivindica siempre que tiene ocasión. Así seguirá haciéndolo durante la campaña electoral del 28M. Cuestión distinta será lo que haga después, a tenor de los resultados que arrojen las urnas el último domingo de mayo. Pero si es satisfactorio para los intereses del PSOE, apuestan algunas fuentes monclovitas, “lo razonable es que mantenga intacto el Gobierno” hasta las generales de diciembre. En todo caso, en el acuerdo de coalición firmado en 2018 se acordó que los socialistas mandaban y decidían en las áreas de Estado que se asignaron y que Unidas Podemos haría lo propio con las carteras que le tocaron en el reparto. Un criterio que ataba de pies y manos al presidente, ya que de facto no tendría capacidad de decisión sobre cinco de los 22 ministerios. 

Perfiles políticos con criterio técnico

El presidente ha optado ahora por dos perfiles políticos pero con conocimiento técnico suficiente para sustituir a Carolina Darias y Reyes Maroto. Ambas serán candidatas en las elecciones del 28M y las dos tenían que salir del gabinete antes de que el próximo 4 de abril el BOE publique la convocatoria oficial de las mismas. En su comparecencia a las puertas de Moncloa, poco después de aterrizar en Madrid procedente de Santo Domingo, Sánchez agradeció a las ministras salientes su labor, sobre todo ante la gestión de la pandemia para aliviar la situación de las empresas y la industria española, así como para fortalecer la campaña de vacunación.

El canario y exportavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, regresa a la primera línea para hacerse cargo de la cartera de Industria, Comercio y Turismo, después de que en julio de 2022 y sin haber cumplido un año en el puesto el propio presidente decidiera cambiarle por Patxi López y tras meses de tensa relación con la ex vicesecretaria general Adriana Lastra, que se resistía a perder el mando del Grupo Parlamentario que había estado también bajo su dirección con anterioridad. La elección de Gómez es, además de un guiño al PSOE canario, la recompensa a meses de discreción y lealtad con el presidente del Gobierno. El nuevo ministro ya pasó, entre 2018 y 2019, por Industria, donde estuvo al frente de Turespaña, un organismo encargado de la promoción en el exterior de España. Su mayor reto, no obstante, será el desarrollo de la industria en un año clave para la ejecución de fondos europeos por 4.214 millones de euros y con el coche eléctrico como proyecto estrella.

Sánchez ha elegido además como nuevo ministro de Sanidad a José Manuel Miñones Conde, licenciado en Farmacia por la Universidad de Santiago y actual delegado del Gobierno en Galicia. Un desconocido en el ámbito nacional que el presidente sitúa en pista de despegue como posible candidato a las próximas elecciones gallegas, según la lectura que este lunes hacían varios socialistas.

Una década de gobiernos progresistas

Más allá del recambio en las carteras de Sanidad e Industria y lejos de quienes ven en los nombramientos “una faena de aliño” para el medio año que queda de legislatura, Sánchez, que compareció en Moncloa en una declaración sin preguntas, quiso enviar varias señales de continuidad de la coalición para 2024, en línea con el mensaje que viene trasladando desde hace semanas sobre la necesidad de tener un segundo mandato y de que haya una década de gobiernos progresistas “para revertir los estragos sociales de la década anterior”. Una idea fuerza que ya esbozó en el Parlamento durante la moción de censura impulsada por Vox, pero también en sus mítines de partido.

El presidente sabe que, aunque alguna vez se le haya pasado por la cabeza, una hipotética ruptura con Podemos pondría contra las cuerdas también a la vicepresidenta Yolanda Díaz, que tendría que elegir entre quedarse dentro con los socialistas o salir del gobierno con los morados. Y Sánchez necesita que el proyecto de Díaz tenga éxito, sobre todo que logre cohesionar a los partidos a la izquierda de los socialistas, incluido Podemos, para que el bloque de la izquierda sume más que el de la derecha en las generales.

El presidente, que este lunes afrontaba su quinto cambio de gabinete en tres años,  está seguro de que su Gobierno remonta el vuelo, pese a la opinión publicada, pese al cambio de ciclo que alienta la oposición, pese al ruido interno de la coalición y pese al desgaste que acumuló por la reforma de los delitos malversación y sedición o la crisis del sólo sí es sí. “Y si es con un Feijóo que no acierta ni en su estrategia, ni con su agenda, ni con sus equipos, mucho más fácil será”, añade un fontanero monclovita

No les falta razón, ya que hasta en la prensa más afín a la derecha empieza a ser un clamor el escaso volumen que Feijóo ha demostrado en su año al frente de la dirección del PP. Esto por no hablar de sus habituales patinazos. El último, este fin de semana, al poner en cuestión la asistencia de Pedro Sánchez a la XVIII Cumbre Iberoamericana presidida por el jefe del Estado para “rendir pleitesía a autócratas” y deslizar de paso que España tienen un Ejecutivo que mantiene vínculos con “narcodictadores”. A ritmo de merengue y bachata, el líder de la oposición se reunía con un grupo de latinoamericanos en un acto bajo el título “Europa es Hispania”, en el que una pastora evangélica invocaba al “Padre Celestial” y pedía rezar al “Dios todopoderoso” para que “se siga expandiendo su palabra”. Malas compañías. Las mismas, por cierto, de las que se rodearon Trump y Bolsonaro.

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