Vox se lanza contra el PP tras retroceder en los sondeos por el auge de Feijóo
Santiago Abascal ha cambiado de estrategia y ha puesto en el punto de mira al Partido Popular ante el constante ascenso en las encuestas del partido que dirige Alberto Núñez Feijóo y el paralelo declive que está sufriendo la formación de extrema derecha, que ha fracasado en su intento de entrar en el Ejecutivo de Andalucía. A pesar de que Vox gobierna con los populares en Castilla y León, el líder de la extrema derecha ha redoblado sus críticas contra el PP con la vista puesta en las próximas elecciones de 2023, en las que busca que su formación sea decisiva en la gobernabilidad de otras comunidades y municipios importantes.
La rivalidad entre ambos partidos es clara, aunque los dos saben que se necesitan mutuamente si quieren evitar que la izquierda gobierne. Sobre todo después de la paulatina desaparición de Ciudadanos, que ejercía un papel bisagra para cerrar pactos y cuyo antiguo electorado es el que ha dado la mayoría absoluta al PP en Andalucía. El trasvase de esos votos hacia Vox prácticamente no ha existido y esa circunstancia ha encendido las alarmas en la formación de Abascal.
No obstante, las andanadas al nuevo líder del PP comenzaron antes de los comicios andaluces. En un debate en el Congreso celebrado a finales de mayo, en el que compareció el presidente del Gobierno por el caso Pegasus, Abascal espetó: “No entendemos qué hace el señor Feijóo ofreciendo pactos a este Gobierno. Ningún colaboracionismo con este Gobierno es aceptable”. “Los españoles quieren alternativas, pero Vox se ha quedado solo denunciando estos contubernios”, añadió.
Feijóo ha afirmado este fin de semana en una entrevista en El País que “en muchas cosas” es más “fácil” relacionarse y hablar con el PNV de Iñigo Urkullu que con Vox porque “cree en las autonomías”, igual que el PP pero al contrario que el partido de extrema derecha. “Yo respeto a los votantes de Vox y a sus dirigentes: no va a encontrar aquí descalificaciones contra Vox; lo que va a encontrar es un llamamiento a la concentración del centroderecha reformista en España”, dijo el líder del PP, al tiempo que defendió que el mejor aliado electoral del PSOE “es la existencia de Vox”.
Vox ha respondido acusando al líder del PP de sentirse más cómodo hablando con Urkullu que con Abascal porque “realmente no quiere cambiar nada”. “Es difícil de entender. Prefieren pactar con el PSOE antes que con Vox pero luego acusan a Vox de favorecer al PSOE. Y dicen que se entienden con Urkullu, con el que no comparten su visión de España (la de destruirla), pero no con Vox porque queremos suprimir las autonomías”, han criticado desde la formación.
Pese a todo, el líder de la extrema derecha no ha dejado de tender la mano al gallego “para no darle ni agua a este Gobierno”. La última vez fue durante el reciente debate del estado de la nación, momento en el que le emplazó a una reunión para buscar “una alternativa real” y “no un simple relevo” al Gobierno de Sánchez. No obtuvo respuesta. De hecho, ambos dirigentes no han coincidido todavía desde que el pasado 2 de abril el gallego sustituyera a Pablo Casado al frente del PP. El día de la investidura de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de la Junta de Castilla y León, Feijóo –ungido hacía escasos días como presidente de sus partido– no asistió y dejó todo el protagonismo a Isabel Díaz Ayuso.
Las relaciones entre los dos socios de ejecutivo en esa comunidad tampoco son fáciles. De hecho, han celebrado sus primeros 100 días de gobierno evidenciando sus diferencias. Los de Juan García-Gallardo –vicepresidente de la Junta– han realizado sus propios anuncios en nombre de “los consejeros de Vox”, han introducido el logo del partido en los vídeos oficiales promocionales, y optan por una comunicación en paralelo a la del PP, como si no formaran un mismo Gobierno.
Fernández Mañueco se ha visto obligado a asumir algunas de las imposiciones de la extrema derecha, como la tramitación de una ley autonómica de violencia intrafamiliar mientras resiste las presiones para derogar la ley autonómica de violencia machista, que aunque sigue vigente podría quedarse sin financiación si Vox vuelve a ganar el pulso. Otra de las aristas con la que se ha topado allí el PP es la derogación de la Ley de Memoria Histórica que Vox quiere sustituir por otra de la Concordia, petición que de momento se ha quedado sin respuesta, como el propio Abascal le recriminó a Feijóo en el debate del estado de la nación.
La última batalla: las medidas de ahorro energético
La última batalla la han centrado en las medidas de ahorro energético aprobadas por el Gobierno. Vox aprieta al PP para que se sume a ellos y lleve ante el Tribunal Constitucional el decreto de Sánchez, como ha advertido Ayuso que hará en Madrid. García-Gallardo ha pedido ya una reunión con Fernández Mañueco con el objetivo de que su Gobierno no acate esas medidas, que a su juicio son una “nueva cacicada” del presidente. En paralelo, los de Abascal han subido un vídeo a la red social TikTok en el que recuerdan que el primero en pedir medidas de ahorro y acabar con el gasto de energía “innecesario” fue Feijóo. En una entrevista para El País publicada este domingo, el presidente del PP ha dicho que su partido no va a desobedecer las medidas del decreto, aunque lo ha calificado de “acto de autoritarismo impropio de un Estado autonómico”, “mitad improvisación y mitad trágala”.
“Que las imposiciones sean para ellos”, claman los de Vox, que apuestan por “derogar las leyes climáticas que impiden estudiar el suelo y extraer la energía que permita una soberanía energética”. El PP tuerce el gesto ante ese discurso negacionista pero, en plena ola de incendios en Castilla y León, se deja llevar para no tensar la cuerda con sus socios de Gobierno.
Los reproches al PP no se quedan ahí. Son constantes. “Si el PP hubiera apoyado en su momento nuestras medidas de sentido común contra la ley del Gobierno que protege a los okupas, muchas familias se habrían ahorrado este sufrimiento”, denunciaban el pasado miércoles.
La extrema derecha quiere dejar claro que la verdadera y única oposición son ellos –solo queda Vox“– y mete en el mismo tintero al PSOE y al PP a la hora de culpabilizarles de la situación económica que vive España: acusa a uno y otro de ser ”cómplices“ al haber aplicado ”las mismas políticas durante décadas“. Así lo denunciaban también esta semana en Twitter, el canal preferido del partido de Abascal para difundir sus proclamas: ”Pedro Sánchez es solo la punta del iceberg. Los problemas que sufren los españoles son consecuencia del modelo político y económico que han traído el PP y PSOE a España durante las últimas décadas y su sometimiento a la Agenda 2030“. Unos planes que confrontan con los de su 'Agenda España', en la que recogen recetas ”para avanzar hacia el bien común y dejar una España más libre, próspera y respetuosas con nuestras raíces a las generaciones futuras“.
Para insuflar ánimos a los suyos y demostrar que siguen teniendo músculo, el partido de Abascal ya ha anunciado la celebración de la segunda edición del festival Viva o, como la formación lo define, “el gran acontecimiento político, cultural y festivo que el año pasado concentró a más de 30.000 asistentes en Madrid”. Será entre el sábado 8 y el domingo 9 de octubre, fin de semana previo a la festividad del 12 de Octubre, “Día de la Hispanidad”, como la denominan, aunque su nombre oficial es el de Fiesta Nacional de España. El festejo culminará con “un gran acto político” que incluirá discursos de los principales líderes de Vox y de otras formaciones de extrema derecha “con las que el partido mantiene alianzas internacionales”. Durante esa jornada avisan de que se presentarán “un nuevo documento político” bajo el eslogan “España decide”.
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