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Lo que Amazon no cuenta en las visitas guiadas
En los últimos días, varios medios de comunicación han dedicado amplios reportajes a contar cómo es por dentro el inmenso centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares (Madrid). En esta nave de 32.000 metros cuadrados, donde trabajan en estas fechas 600 personas, se reciben todos los productos y se envían a los clientes. La visita guiada organizada por la empresa ha dado como resultado artículos en El País y en El Mundo, que explican de forma elogiosa las características de este complejo proceso.
“Los envíos de entrega rápida (comprados y recibidos en el día) tardan tres horas en ser gestionados, dice el responsable del centro. Algo que se consigue con un engranaje tecnológico y humano diseñado al milímetro”, se lee en El País. “Estamos en el centro logístico de Amazon en España, el bazar más grande del país, la enorme cueva que esconde los tesoros que los niños desean para estas Navidades y que sus padres se volverán locos por comprarlos a tiempo”, dice El Mundo.
Lo que no aparece en ningún lado es una referencia crítica o simplemente informativa a las condiciones de trabajo del personal, un asunto que ha provocado huelgas en Alemania, denuncias en EEUU y revelaciones periodísticas muy detalladas en el Reino Unido. Hace tan sólo una semana, el programa Panorama de la BBC emitió un reportaje sobre lo que ocurre en el centro logístico de Amazon en Swansea. El periodista Adam Littler consiguió un empleo en el almacén y tomó imágenes de su jornada de forma encubierta. La gran exigencia física y el estrés mental que produce, incluso en una persona joven, quedaron patentes en la filmación.
Una terminal le dice en cada momento qué objeto tiene que recoger y dónde debe colocarlo. Tiene un número determinado de segundos para realizar esa labor. Si se retrasa, la terminal emite un sonido y ese dato queda registrado. Si eso ocurre con frecuencia, puede ser sancionado.
“Somos máquinas. Somos robots. Conectamos nuestra terminal, la llevamos encima, pero bien podría ser que estuviera conectada a nuestro cuerpo”, dice a la cámara.
El programa mostró las imágenes al profesor de la Universidad de Londres y experto en temas de seguridad en el trabajo, Michael Marmot. “Las características de este tipo de trabajo revelan que hay un riesgo creciente de enfermedades físicas y mentales” en este tipo de actividad, dijo Marmot.
“Estoy totalmente machacado”
Littler aceptó trabajar en el turno nocturno del almacén de Swansea. Así, su paga pasaba de 6,5 libras (7,8 euros) la hora a 8,25 (9,9). Ese turno de diez horas y media (con un descanso incluido) dejó a Littler realmente tocado: “Tuve que andar cerca de 11 millas (17,7 kilómetros). Estoy totalmente machacado. Lo que más me molesta son los pies”.
Amazon emitió un comunicado para responder al programa: “La seguridad de nuestros asociados (empleados) es la prioridad número uno. Nos preocupamos por el bienestar de nuestros asociados y mantenemos una cultura de diálogo directo e innovación. Mientras crecemos, continuamos aprendiendo, innovando y mejorando con el fin de cumplir las altas expectativas de nuestros clientes”. Los niveles de productividad se fijan de forma objetiva, con base en los niveles anteriores de actuación de nuestros trabajadores, dice la empresa.
El dominical británico The Observer ha publicado este fin de semana otro artículo en el que una redactora también consiguió un empleo en el centro logístico de Swansea. Habla con otro trabajador que le cuenta su experiencia y la de su mujer, ambos empleados. Le explica que su esposa se había torcido un tobillo en el trabajo el día anterior. “Telefoneó (para decir que no podía ir a trabajar), pero recibirá un punto. Si recibe tres puntos, será liberada, que es como le llaman al despido en la jerga empresarial”.
Llegar tarde al trabajo conlleva la pérdida de medio punto. Con tres, estás fuera. La periodista pregunta cuánto tiempo significa llegar tarde: “Un minuto”.
Otro trabajador le cuenta que, por exigentes que sean las condiciones, realmente no puede escoger. No hay más empleos que elegir: “He trabajado en todos los sitios. Y esto es lo peor. Te pagan una mierda siempre que pueden. En mi último empleo, me pagaban doce libras la hora. Aquí sacó ocho libras la hora. Trabajé para Sony antes, y eran estrictos pero justos. Aquí lo que te mata es la injusticia”.
El artículo también se refiere a la política fiscal de Amazon, y de otras grandes multinacionales como Google o Starbucks, que fue calificada de “inmoral” por una comisión del Parlamento británico.
Huelgas en Alemania
En Alemania, los sindicatos convocaron una huelga en agosto en los centros de Amazon en petición de mejores salarios y condiciones de trabajo. Alegaron que los empleados deberían recibir el sueldo habitual en los empleados de cadenas de grandes almacenes. Amazon dice que sus trabajadores cobran menos porque están clasificados como trabajadores de almacén.
En el fondo de esta disputa late la aversión de Amazon hacia los sindicatos. Según declaró un directivo al NYT, los sindicatos son intermediarios que quieren tener algo que decir en todo lo que tenga que ver con horarios del personal y con cambios en el proceso de manejar y clasificar las órdenes de compra. Amazon sostiene que aceptar esa intervención le impediría continuar innovando para mejorar la satisfacción de sus clientes.
Las huelgas han continuado en Alemania desde entonces sin que la compañía, que da empleo a unas 9.000 personas en todo el país, además de a otros 14.000 trabajadores temporales en ciertos momentos del año, haya aceptado negociar con los sindicatos.
El lunes 25 de noviembre, se celebró la última jornada de huelga convocada en los centros de Leipzig y Bad Hersfeld. El sindicato Verdi informó que un millar de trabajadores se unió al paro de un día, lo que representa un 20% de la plantilla de esos dos almacenes.
Ralf Kleber, consejero delegado de Amazon Alemania, ni se inmutó: “Las nevadas en Alemania son un problema mucho mayor en Navidad. Eso es lo que me preocupa”.
“Amazon. The Truth Behind The Click”. Panorama (BBC).